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La política está hoy amenazada por el comportamiento deshonesto de muchos que la asumen sólo por ambición de poder y por bandas organizadas que financian a políticos deshonestos, que luego buscan cobrarse y para lograrlo no les importa llevar a las sociedades a un estado violencia y caos, dando el peor ejemplo a generaciones futuras, de cómo debe funcionar un país y la sociedad en general.
Muy mal camino se toma en nuestra región cuando la violencia es asumida para dirimir las diferencias políticas o la ambición por llegar al poder pierde todo umbral de moral, justiciándose cualquier medio para lograr fines en un ámbito como la política, donde, del debate, la confrontación de ideas, la consulta y la decisión ciudadana debe ser lo razonable y deseable.
El Plomo y la Política, son una emulsión y ligarlos sería el peor ejemplo que puede presentar una sociedad que procura resolver sus problemas y desarrollarse sobre la base del trabajo, el intercambio, la concertación de metas en un clima de paz y armonía social.
El asesinato de un candidato en la República de Ecuador, a las puertas de una elección presidencial, pone de manifiesto una cadena de hechos violentos que se vienen suscitando en nuestros países, que debe ser enfrentado con todo los recursos de la Ley, sin dubitaciones, sin indecisiones, so pena de que el plomo se mezcle definitivamente con la política y sustituya la voluntad popular, para decidir sobre el destino de los países, por la mala voluntad del crimen organizado y los políticos deshonestos que le hacen el juego.
Estamos observando con gran preocupación, como en diferentes países de nuestra región, ya se hace frecuente y notorio el asesinato por encargo contra líderes políticos de diferente rango.
En este recuento fatídico, hay presidentes asesinados, caso Haití, también candidatos a la presidencia, casos México y Ahora Ecuador, pero lo hay también a otros niveles con aspirante a Alcaldías, asambleas y concejalías. No hay cargo, ni aspiración, donde al parecer, la mano del crimen organizado no pueda llegar.
Como yo veo las cosas, este tema no ha sido tomado en serio por los factores políticos, porque hemos visto, como en el caso concreto de Venezuela, frente al intento de Magnicidio, que quedó más que demostrado, con evidencias irrefutables, se jugó a la descalificación. Algunos sectores subestimaron las denuncias, se burlaron, por decirlo más crudamente, situación que pudo originar en nuestro país un estado de violencia del cual todavía estuviéramos sufriendo.
Pareciera que algunos factores políticos no entienden que jugar a la violencia es jugar con fuego, no entienden que aliarse con sectores del mundo hamponil para lograr fines políticos, es jugar con candela, no entienden que recibir dinero sucio del narcotráfico o el hampa organizada, a la larga es firmarle un cheque en blanco a la violencia.
Y es jugar a la violencia, porque estos sectores, luego pretenderán cobrar su contribución por cualquier medio y de esta manera se está creando el caldo de cultivo para generar violencia en nuestras sociedades.
Lo vimos de cerca en Colombia, cuando algunos jefes de carteles mezclaron sus actividades ilícitas con la política y ambicionaron esa esfera para tener más poder. El clima de violencia llegó allí a niveles inusitados y todavía se están contando los muertos y las víctimas en general de tal mezcla.
Lo estamos viendo en México, donde el poder del narcotráfico a llegado a niveles, que no hay un departamento donde no haya un Cartel de Drogas y ponen condicionamiento a los políticos. Al parecer, según los primeros análisis del crimen cometido contra el candidato……….. en Ecuador, tiene las mismas características.
Siempre he afirmado, que: cuando el crimen organizado llega a niveles que neutraliza a los factores de poder, siempre ha ido de la mano de la política.
Y esta asociación de la política con el crimen organizado es realmente explosiva y dañina para las sociedades, por los efectos que causa en todos los factores sociales y por que se crea una especie de amoralidad, que fomenta la violencia a niveles exponenciales, difíciles de erradicar.
Si estos hechos de violencia, no son condenados por unanimidad, sin cortapisas, sino se hace una verdadera cruzada contra ese "estilo" de hacer política, los niveles de violencia seguirán incrementándose a niveles que nuestra imaginación no puede concebir.
Hay que erradicar de la política, el financiamiento por dinero mal habido; hay que erradicar de la política el financiamiento a ciegas, sin importar sus fuentes legítimas para sostener una campaña electoral, hay que erradicar de la política la orientación amoral de que cualquier medio es válido para obtener el fin de llegar al poder.
En otras palabras, adecentando a la política, también se estará luchando contra la violencia, que hoy la mina y amenaza convertirse en sistema.