Un fenómeno muy peculiar está ocurriendo en nuestra región en la esfera del mundo político y es el ir y venir como una especie del Péndulo, de corrientes de izquierda y de derecha que se turnan en el poder sin resolver a fondo los problemas socio-económicos. Situación frente a la cual un importante sector de ciudadanos, cada día más numeroso, acrecientan sus dudas sobre la eficiencia de los opciones políticas y pasan a integrar las filas de los indiferentes.
Este fenómeno debería ser de profunda reflexión en el mundo político, pero pareciera que ellos desatienden este mensaje que envía el pueblo y sólo esperan medrar luego que son desalojados del poder, para por azar o por las propias incompetencia de los bandos en pugna, volver de nuevo al poder, preparándose para volver a salir en la próxima oportunidad que se presente, en la medida que existan las mismas condiciones que favorecen este ir y venir, esta especie de vaivén político. (El ejemplo más reciente es lo que está sucediendo actualmente en Argentina, gana el progresismo y apenas a mitad de gobierno, gana de nuevo la oposición a pesar del descrito del gobierno anterior y de su máximo Líder Macri).
Mientras tanto, crece el número de personas indiferentes, independientes y cuestionadores de los liderazgos tradicionales porque se les considera incapaces de solucionar los problemas sociales.
Esta situación pudiera explicarse quizás, por el propio desgaste de los partidos políticos de ambas tendencias. La burocratización en el mal sentido, de la palabra, que los arropa, una vez que toman las riendas del gobierno. Esto puede influir en esa tendencia o algo más grave, que las propuestas y las salidas que proponen los sistemas en juego, son ya insuficientes e ineficaces, para atender las necesidades reales de sus propios pueblos.
De esta manera, quedando como convidados de piedra, los ciudadanos, presencian esta especie de bamboleo, de tira y encoge, que termina agotando las expectativas de la población y esta se aleja más del acontecer político e incluso pierde poco a poco las esperanzas de que alguna de estas tendencias afronte realmente sus problemas y los redima.
Observamos todo el esfuerzo que realizan organizaciones de ambas tendencias para asumir el gobierno en determinados países y vemos también que no han llegado a la mitad del período presidencial cuando ya los signos del desgaste los carcome y al realizarse los próximos comicios electorales, unos denominados de izquierda son sustituidos por otros de derecha que a su vez sufren el mismo deterioro, sólo a la espera de nuevas elecciones para entregar el poder a los llamados de izquierda y así sucesivamente.
Y así sucesivamente, si no hay un imprevisto, y ese imprevisto son la maniobras de partidos y militares, malabarismos parlamentarios, también, de grupos que ambicionando las mieles del poder actúan y deponen bien, por medio de la violencia armada (golpes de estado), bien por tramoyas y acuerdos parlamentarios (golpes parlamentarios), para destituir presidentes y encaramarse nuevamente en el gobierno, no ya por la vía que establecen sus propias constituciones , sino, por atajos parlamentarios que pretenden ser justificados luego con discursos políticos poco convincentes, pero que con el apoyo del estamento armado, termina consolidándose.
Es muy difícil que un gobierno que ha sido eficiente resolviendo los problemas fundamentales que tienen los ciudadanos, en los temas de alimentación, salud, servicios públicos, bienestar social en general, sea fácil de cambiar. Claro está que existen factores externos que deben tomarse en cuenta, como es la apetencia de recursos de gobiernos imperiales que en componenda con factores nacionales pueden en un momento determinado derrocar a un gobierno como el descrito anteriormente. Pero si se da ese caso, y el gobierno depuesto ha logrado sintonizarse con su pueblo, si el pueblo siente que se le ha despojado de un régimen que redunda en sus beneficios, el pueblo actúa, se rebela y más temprano que tarde, su voluntad hace reponer el estado de beneficios que se le pretende arrebatar.
En la Política del Péndulo, que observamos en nuestra región y que he descrito a grandes rasgos, para generar una discusión al respecto, considero, que es la desatención a las necesidades de la población, la burocratización y corrupción de los sectores gobernantes, el nepotismo , la falta de una educación dirigida, que permita al pueblo tener una conciencia clara sobre los verdaderos fines de un estado y de una tendencia política, lo que a mi juicio incide en este vaivén que estamos observando en la política de nuestra región.
De estos factores susodichos, el descontento por sentirse desatendido, y la falta de educación política hacia el pueblo que contribuya a su formación ideológica, son los sumideros por donde se cuelan los vientos de cambio en lo nacional, y son las mismas debilidades que permite a factores externos, irrumpir en la estabilidad política de nuestra naciones. La no reflexión sobre estos temas y la falta de toma de decisiones para superarlas, permitirá que continúe la Política del Boomerang, provocando la desesperanza entre la gente y el aislamiento más pronunciado, cada día, de la actividad política partidista.
El costo de estos desaciertos, puede generar y esto lo estamos viendo, incluso en otros países, fuera de nuestra región, es el aumento progresivo de la abstención. Millones de personas se desentienden de la actividad política y creo que esto no deben verlo con satisfacción las organizaciones político- partidistas sino, como una advertencia que exige una profunda reflexión, más aún cuando se plantea una mayor participación de la ciudadanía en la elaboración de Políticas de Estado.