rebelión contra el racismo blanco, despojador de tierras indias

La guerra de casta de Yucatán:



1. El investigador Germán Castro ha publicado: “Relámpago y perdón: La guerra de castas en Yucatán” en La Jornada. En su muy interesante trabajo nos narra en 18 puntos las condiciones políticas que dieron lugar a esa guerra entre clases, pero también la intervención de Justo Sierra O Reilly como abogado. Este personaje –Sierra O Reilly- cumplió una misión muy nefasta, pues como señorito con título, al servicio del gobierno yucateco y de las clases poderosas, solicitó la acción directa en naciones poderosas ofreciendo el dominio y soberanía del país a la nación que tome a su cargo salvarla. Entregó comunicados en Washington, Madrid y Londres.

2. La realidad es que los indígenas de Yucatán y los de la región que hoy pertenece al territorio de Quintana Roo estaban siendo saqueados en tierras, milpas, solares y algunos bienes, por los blancos que se creían hijos directos y herederos de los conquistadores españoles. Por décadas los indios identificaron como “blancos” a los personajes que –mediante la violencia bruta- se quedaban con sus tierras. Los gobernantes de Yucatán, llámense Méndez o Barbachano, eran representates de los hombres más ricos y poderosos de Yucatán de Campeche que esos días también lograba su separación. Esa escisión de Campeche de Yucatán tuvo relacionada con la guerra.

3. Me parecen interesantes las apuntaciones del investigador sobre la traición del indígena José Antonio Hay, sobre todo la demostración de las firmes convicciones de Cecilio Chí. Pero lo que siempre hay que subrayar fue la tembladera, el terrible miedo, que se desató entre los blancos de Mérida que “en cada casa tenían a su servicio al menos a 10 mayas”. Por ello las gestiones desesperadas de Justo Sierra ante las poderosas naciones del mundo para venir a salvar a Yucatán de los “indios salvajes”, fue aplaudida como obra de un héroe. Hoy inclusive –para mi condenable- que en el pequeño parque que está frente al mercado principal de Mérida hay una placa que aplaude a los blancos de esa guerra.

4. Desde esa gran guerra o rebelión indígena de mediados del siglo XIX, Yucatán, Campeche (desde 1850) y Quintana Roo (desde 1901, cuando el ejército porfirista masacró a los últimos indígenas de la guerra de casta) esta región de tres estados fue pacificada y sometida. Todos los gobiernos, desde entonces, robaron, mataron, extendieron la corrupción, (y lo siguen haciendo) siendo el silencio sepulcral de la población el dominante. ¿Cómo los priístas, los panistas y perredistas, como gobiernos y partidos, lograron pacificar a miserables campesinos, pescadores, petroleros, dejándolos sin protestar? A mí la investigación de Germán Castro me “encantó”, me ayudó a entender, sobre todo a pensar más sobre su la historia. (6/VI/21)



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Pedro Echeverría


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