El Lunático, Mario Vargas Llosa

Una vez más aparece, como la luna con cachitos (puntas) hacia arriba (momento en que según la costumbre popular, los locos se alborotan), Vargas Llosa y sus demenciales frases, que en su época de oro y galardonada novelesca, les fueron muy apreciadas. Hoy, rayan en inexactitudes, una cargada intencionalidad política a favor de su "fascinante" capitalismo y una conducta muy obsesiva, que lo lleva a la simpleza.

En su último artículo en el País de Madrid, el 20 de septiembre de 2020 indica, como lo señala Atilio Borón, en su artículo Las alucinaciones de Vargas Llosa "los países pobres lo son porque eligieron serlo. En cambio otros pueblos, más trabajadores, optaron por la prosperidad y la consiguieron", frase que Boron llama, y a toda su argumentación en su artículo: estrafalaria, ocurrente, indolente, incorrecta, inmoral, un exabrupto, una fábula, afiebradas fantasías, no calificadas, invalidas, ignorante de ignorar o hacerse el loco, cómplice de crímenes; al igual que Luis Almagro y Michelle Bachelet, Mike Pompeo y Donald Trump, entre tantos otros, versión idílica, novelesca, razonamiento extremo, generalizaciones absurdas, simplezas, defensa a priori del capitalismo, tropieza con la historia, pretensiones, indiferente, frío.

Pero veamos otras desequilibradas, aseveraciones del novelista. El año pasado 2019, catalogó al Presidente Nicolás Maduro de dictador mediocre, obviando primero que, ya está harto explicado y conocido que el Presidente Nicolás Maduro Moros triunfó en elecciones directas, universales y secretas, el 20 de mayo de 2018, con el 68% de los votos, por lo que es un mandatario constitucionalmente electo y legal.

En relación al vocablo mediocre, por ejemplo, nos resulta hipócrita su uso por parte de Vargas Llosa, tratándose de un intelectual que se mueve en la acera liberal, política y económica, y que fue acusado por José Saramago de "mal imitador", al hacer una imitación deficiente de Los Sertones del brasileño Euclides da Cunha, en su novela La guerra del fin del mundo. ¡Una verdadera mediocridad!, mencionando además, que algunos paisanos del novelista piensan que su Nobel de Literatura fue asignado cuando ya no quedaba a más a quien dárselo.

Asimismo, resulta asombroso que una persona letrada y del calibre académico de Vargas Llosa, arremeta contra Nicolás Maduro y Venezuela, a sabiendas que hay numerosos casos de presidentes latinoamericanos, que sí les cabria tal vulgaridad. Tal actitud equivale solo a personas tarifadas, que venden sus opiniones, puntos de vista y acusaciones, ya que reciben dinero por tal fin. Quedando pendiente que se expongan todas sus patrañas y traiciones.

¿Por qué Vargas Llosa, no acusa a Iván Duque de mediocre, cuando está boicoteando los planes de paz para su país Colombia? Atendiendo al significado de mediocre como: que no tiene talento o capacidad para la actividad que realiza. Se ha afirmado que "Duque representa la mediocridad del poder". Es evidente que sus actos políticos y de gobierno ponen en grave peligro el proceso de paz y estimula, además, la confrontación armada.

¿Por qué Mario Vargas Llosa, no vio en la figura de Mauricio Macri, ex presidente de Argentina, aires de mediocridad, cuando ya, desde su misma elección, ya era llamado "buen pitiyanqui y mediocre bufón"? mencionado además, sus políticas económicas, sociales, fiscales y diplomáticas, entre otras, alineadas a su patrón político e ideológico: USA.

¿Cómo es posible que el Nobel de Literatura, no haya visto en el presidente de Brasil, Jair Bolsonaro, signos evidentes de mediocridad, cuando ya desde su gestión como diputado se caracterizó por su nulidad intelectual y mediocridad absoluta en términos de labor política, así como su agresividad y capacidad de diseminar odio?

¿No se enteró el novelista peruano, que Rafael Correa, en apenas mes y medio, se decepcionó de la mala gestión del presidente Lenin Moreno en Ecuador, al indicar que Moreno intenta "diferenciarse de mí, no sólo es desleal, sino mediocre"?

Y podríamos seguir con la lista de presidentes cuya gestión va de regular a mala, en cuanto a su calidad, valores e intereses, pero nos detenemos aquí para reiterar que Vargas Llosa no resalta esto, ya que su odio a los ideales humanos (revolucionarios) tiene que estar permeado por el amor al "cochino dinero". Sólo así se puede entender tal actitud, siendo que es una persona, presumiblemente, inteligente.

Sin caer en el culto a la personalidad y defensa a ultranza del gobierno bolivariano, Vargas Llosa parece no ver, por lo menos, lo mínimo: magnifico, excelente, en relación a la gestión de gobierno de Maduro. Los antónimos de mediocre, parecen ser los atributos de la Revolución Bolivariana: aceptable, notable, brillante, entre otros, para no hacer la lista más larga.

Finalizo con un recuento de epítetos expresados contra Vargas Llosa: según Álvaro García Linera, ex vicepresidente de Bolivia, el escritor de marras pertenece a la derecha "cavernaria, boba y esquizofrénica". Se mueve entre el resentimiento y la envidia, según escritores cubanos. Algunos hablan de sus escritos y opiniones como "vómito negro". Los obispos peruanos la han tildado de "poco noble".

Martín Vizcarra, Perú, el presidente de su nación originaria, señala el periodista Juan Carlos Tafur, analista político y psicólogo peruano, quien ante una acción política en el Congreso peruano, indica "es un Congreso bastante mediocre, como lo es el propio presidente,… ha sido una batalla de pocas luces".

Así mismo, su segundo presidente, Pedro Sánchez, de su segunda patria, España, como él mismo Nobel de Literatura la llama, según el periodista y reportero español del Diario Ok, Eduardo Inda, Mario es: "mentiroso, chulo, jeta, plagiario, mediocre y censor".

Pero algo insólito, en torno a esta figura literaria, es que él mismo se auto desprestigia, cuando se refiere a sí mismo como un escritor que: "No tengo talento natural. Me cuesta escribir".

En general, los críticos literarios, le hacen por lo menos, tres críticas a su obra: "La prosa de Vargas Llosa es gris e insulsa, dicen los críticos. Otra crítica es que Vargas Llosa no ha creado personajes memorables. La tercera crítica es que la obra de Vargas Llosa carece de ideas y es insólita".

Finalmente, intentemos reseñar algunos elementos en torno a la figura de M. Vargas Llosa, no con la idea de atacar su figura legendaria como le atribuyen algunos, sino contra "sus ideas, planteamientos y argumentos", como lo plantea Atilio Borón, en su libro El Hechicero de la Tribu, Vargas Llosa y el Liberalismo en América Latina.

Vargas Llosa, vetusto escritor, según Atilio Boron, practica un desarme político, con dureza, sin dolor, de su elogio al sistema neoliberal, quien Varga Llosa, "se ha convertido en su defensor público, un divulgador oculto en la Literatura y en el boom latinoamericano".

El propio Borón lo señala: "Pese a su elemental y tendencioso manejo de las categorías y las teorías del análisis político o tal vez debido a la maestría con que maneja los sofismas y las ‘pos verdades’, Vargas Llosa es una pieza fundamental en el masivo dispositivo de ‘lavado de cerebros’ y de propaganda conservadora que con tanto esmero practican las clases dominantes de las metrópolis y sus secuaces en la periferia".

Hay dos preguntas importantes, que resaltan en el texto: ¿Cómo fue que ese muchacho tan talentoso y crítico de la realidad de Nuestra América, militante del PC de su país, derrapó para convertirse en el más descollante intelectual orgánico y paradigmático del neoliberalismo? ¿Cómo fue que Vargas Llosa, se transformó en paladín de la ideología capitalista y responde actualmente a las estructuras tradicionales y a los intereses constituidos?

Para entender este extravío o salto de talanquera, es necesario leer, su más reciente texto La Llamada de la Tribu, donde se hace un recuento histórico de su salto. Se relata allí a "un joven comunista peruano que devoraba con pasión los ejemplares de Les Temps Modernes y que leía a Jean-Paul Sartre "devotamente" hasta la consumación de su apostasía y la execración de todo lo que alguna vez admirara.

"Vargas Llosa dejó de ser un marxista, según su criterio y convicción, sino que al convertirse en un converso confeso y apasionado por su nueva verdad, se transformó en implacable enemigo de las luchas sociales de los pueblos que tratan de liberarse de las cadenas de la colonialidad que ha impuesto el liberalismo".

Sin duda alguna, "Vargas Llosa es hoy por hoy el más importante intelectual público de la derecha en el mundo hispanoparlante y tal vez uno de los de mayor gravitación a nivel mundial. Su incansable labor como propagandista de las ideas liberales a lo largo de casi medio siglo y la formidable difusión de sus escritos, convirtieron al peruano en el profeta mayor del neoliberalismo contemporáneo".

Y sin duda alguna, hay que leer el libro, donde se muestra que Vargas Llosa sufrió una metamorfosis.

En otras palabras, el Nobel peruano abjuró de sus ideas primigenias y se lanzó en una reacción contra ellas, tomando partido por la acera de enfrente, en un vulgar salto de talanquera, barrera, pared, hacia las más innobles tareas del neoliberalismo. Él cree, que por sus méritos la historia lo absolverá, pero no.

 



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José Amesty


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