Todo imperio o potencia en la historia de la humanidad ha tenido su fin, y el caso de Estados Unidos no será la excepción. Y esto parece estar cada vez más cerca, considerando la complicada situación interna de la nación norteamericana y su indudable pérdida de dominio global, en particular en el ámbito económico. Está claro, sobre todo en el contexto de la pandemia por COVID-19 y los estragos derivados de ésta en todo el orbe, que la realidad ha demostrado que Estados Unidos se encuentra en franca decadencia; no obstante, los líderes del aún imperio estadounidense intentan seguir mostrando músculo ante potencias como China y Rusia, lo que para algunos analistas parece más bien ser una muestra de miedo y debilidad. Y en efecto, la debilidad y el temor de las élites estadounidenses y los lobbies externos que las apoyan, pudieran verse reflejados, por ejemplo, en la insistencia de formar alianzas para detener la "amenaza" china para sus intereses y para la seguridad, la paz, los derechos humanos, la democracia y la libertad en el mundo. Hasta ahora se ha dado una guerra en aspectos como el comercial, diplomático, tecnológico y comunicacional, pero todo apunta a una confrontación militar directa.
Claro que no sorprende la postura de Estados Unidos frente a China, considerando que el gigante asiático es uno de sus mayores contendientes por la hegemonía mundial, con intereses en todo el orbe, situación que evidentemente no le ha caído en gracia a la élite económica estadounidense y a su administración política. Incluso China parece ser una de las pocas naciones con crecimiento económico en medio de la pandemia por el coronavirus, mientras que la economía de Estados Unidos ha tenido un evidente decrecimiento, aún antes de la crisis sanitaria mencionada. La influencia de China es tal en el mundo, que en el caso de América Latina, otrora patio trasero exclusivo del águila norteña, sus inversiones han tenido un repunte extraordinario. De manera que China y otras potencias globales sí representan una amenaza para los intereses estadounidenses, pero más por su presencia económica cada vez más fuerte en cada rincón de la Tierra, que por las amenazas para la paz, la seguridad, la libertad y los derechos humanos en el globo.
Considerando entonces el oscuro panorama de Estados Unidos en el ámbito interno y en el ámbito externo, es evidente que ya es insostenible para esta nación mantener esa clara hegemonía de otros tiempos, y en este sentido apela a amenazas y sanciones de todo tipo incluso contra algunos de sus propios aliados históricos, quienes por beneficios económicos han comerciado en un nivel significativo con potencias como China y Rusia. Por cierto que estas naciones están tratando, como respuesta a la prepotencia y arrogancia del país norteamericano, de deslindarse poco a poco del dólar, desplazando progresivamente al mismo en su comercio y finanzas globales y acumulando oro en grandes cantidades. Más aún, China logró irónicamente que diversas corporaciones estadounidenses invirtieran en grande en su territorio, debido entre otras cosas a la presencia de mano de obra barata. He aquí el por qué del insistente llamado de la élite política estadounidense y sus lobbies externos a parte de la comunidad internacional, en cuanto a que haya una alianza-unión para combatir la amenaza china. Y la cereza del pastel para intentar originar un conflicto militar ha sido la de culpar a China por la pandemia de COVID-19, (el Gobierno de Trump ha hecho referencia en varias ocasiones al virus chino).
Y si bien dicha insistencia pudiera obedecer, según algunos, a una simple propaganda para ayudar a Donald Trump a ganar puntos en plena campaña electoral para las elecciones presidenciales de este 2020, haciendo creer mediáticamente a buena parte del pueblo estadounidense que China es un peligroso enemigo para la libertad y la democracia en Estados Unidos, aunque sólo de la boca para afuera, también es cierto que hay una clara determinación de enfrentar al gigante asiático por todas las vías, incluso por la militar. Y no es nada descabellado que suceda esto último, pues al fin y al cabo la casi totalidad de las guerras a lo largo de la historia, no fueron más que conflictos de entidades político-territoriales en defensa de sus intereses o de los intereses de la élite económica. De manera que hay una confrontación a la vista, que está siendo azuzada con intensidad y desespero por Estados Unidos, cuyos enemigos parecen ser claramente China, Rusia, Irán, Corea del Norte, Turquía y Venezuela a la cabeza, mientras que los estadounidenses contarían con Brasil, Colombia, Israel, Corea del Sur, India e Inglaterra como principales potencias. Ahora bien, de una u otra manera todo el mundo se vería involucrado en este derramamiento de sangre internacional.
En resumen, Estados Unidos quiere a como de lugar generar una guerra mundial convencional de alto impacto, con graves consecuencias para la humanidad, pero es la última carta que le quedaría creyendo que así defendería sus intereses, golpearía a sus enemigos con fuerza y mantendría su liderazgo planetario, aunque la verdad es que las posibilidades de una victoria son mínimas, con todo y el apoyo de sus aliados, que también perderían mucho con la derrota, en especial el Estado terrorista de Israel, cuya influencia en el país norteamericano es notable, y cuyo reinado de terror en el Cercano Oriente se ha mantenido gracias al apoyo estadounidense. Como todo imperio en decadencia con graves problemas internos y externos, y queriendo evitar el inminente derrumbamiento del dólar como referente financiero en el orbe, y por tanto el colapso de su economía en general, Estados Unidos desesperadamente llama a parte de la comunidad internacional a una especie de cruzada contra los "comunistas" chinos y su banda de "terroristas", incluyendo a Venezuela, nación suramericana que por tener una importante alianza con China, Rusia e Irán, sería sin duda alguna uno de los epicentros de este conflicto global, y tristemente sufriría peores consecuencias que otras entidades, debido a la dura crisis socioeconómica que viene padeciendo desde hace varios años.
A continuación la advertencia de un congresista estadounidense acerca del inminente conflicto militar entre Estados Unidos, China y sus respectivos aliados:
"Un congresista estadounidense advierte de un conflicto militar entre Estados Unidos y China en los próximos tres a seis meses, con una cifra muy alta de muertos.
‘Yo auguraría que habrá un enfrentamiento en los próximos tres a seis meses’, dijo al diario Washington Examiner el director del Subcomité Republicano en la Cámara de Asuntos Exteriores para Asia, Ted Yoho, en una entrevista publicada el sábado.
Los comentarios de Yoho confirman los derroteros por donde han ido las relaciones entre EE.UU. y China en los últimos años, en torno a las cuales funcionarios de inteligencia del país norteamericano evalúan que el mayor poder asiático está librando una guerra fría contra Washington.
Durante la entrevista, mientras Yoho discutía los ejercicios navales estadounidenses en el mar de la China Meridional, afirmó que ‘el Gobierno chino busca reforzar el control de las rutas marítimas alrededor de sus fronteras y creo que lo que harían es embestir uno de nuestros barcos y decir que fue un error’.
‘Creo en todas esas posibilidades’, dijo Yoho. "Atacar cualquiera de nuestros barcos sería un gran error, pero creo que están dispuestos a arriesgarse para probar las aguas" y "desafortunadamente, morirá gente".
Al citar el potencial armamentístico estadounidense, Yoho aseveró que ‘EE.UU. está dispuesto a hacerles frente y eso puede forzar la mano de China’, para luego alertar que, si no se hace nada al respecto, ello impulsará más a China a seguir haciendo lo que está haciendo.
Desde China han advertido, a su vez, de la posibilidad de una confrontación militar con EE.UU. si no se resuelven las disputas entre ambas potencias. Ante tal coyuntura, el presidente chino, Xi Jinping, ha ordenado a su Ejército estar listo para el peor de los escenarios" https://www.hispantv.com/noticias/ee-uu-/471173/guerra-china-eeuu-tension