Partidarios y adversarios de la paz en Corea

Según el presidente surcoreano Moon Jae-in, el sorpresivo
anuncio de una cumbre en mayo entre el presidente de Estados Unidos,
Donald Trump, y el líder norcoreano Kim Jong-un para abordar la
desnuclearización de la península coreana, marca un "hito histórico"
en el camino a la paz en la región.

Por medio de un vocero presidencial, Moon así lo declaró por
conducto de la comitiva surcoreana que viajó a Washington tras la
cumbre intercoreana en Pyongyang, luego que el mandatario
estadounidense aceptara mantener la reunión propuesta por Kim.
Los gobiernos de Alemania y Japón calificaron el evento como "un
éxito de la presión internacional", aunque mostraron prudencia al
calificar las probables consecuencias de tal encuentro.

Por su parte, China y Rusia, ambas potencias con poder de veto
en el Consejo de Seguridad de la ONU, razonaron que se trata de "un
paso en la dirección correcta", luego de abogar durante todo el año
pasado por una salida diplomática al conflicto en abierta
contradicción con la postura de Washington, que impulsó el camino de
las sanciones contra Corea del Norte y hasta llegó a agitar la opción
bélica.

Beijing, que es el principal aliado de Pyongyang en la región,
calificó a través de un portavoz de la cancillería china el propuesto
magno encuentro como una salida que allana la distensión del conflicto
por medio de una "doble suspensión", en la que Seúl y Washington
habrían de detener sus maniobras militares a cambio de que Corea del
Norte frenara sus pruebas nucleares.

Para nadie es un secreto que en Corea del Sur abundan gente,
dirigentes incluidos, que objetan la relación neocolonial de su país
con Estados Unidos. Incluso son muchos los que admiran, aunque no
aplaudan, las posiciones de defensa a ultranza de su soberanía
nacional por Corea del Norte en el marco de sus tensas relaciones con
la superpotencia estadounidense y lamentan la contrastante situación
de virtual plaza ocupada que sufre Corea del Sur.

La invitación que formulara el Presidente de la República
Popular Democrática de Corea a un diálogo que constituiría la primera
reunión en la historia entre los mandatarios de Estados Unidos y Corea
del Norte, incluye el ofrecimiento de suspender las pruebas de
armamentos y la discusión de asuntos del programa nuclear norcoreano.
Con la aceptación de Trump se cierra el circuito de deshielo
intercoreano que constituyeron los Juegos Olímpicos de Invierno, el
anuncio de la cumbre en abril y ahora el diálogo al más alto nivel.
Todo ello contrasta vivamente con el clímax de la escalada que hasta
el año pasado enfrentó a Kim y Trump elevando la tensión en la región
y el mundo, a raíz de las pruebas nucleares y de misiles efectuadas
por Pyongyang que condujeron a fuertes sanciones del Consejo de
Seguridad de la ONU por iniciativa de Washington.

Es evidente que si se llega a efectuar la reunión de Kim con
Trump en mayo, tras la cumbre intercoreana, la Humanidad habrá dado un
paso significativo hacia una desnuclearización seria y completa de la
península coreana.

Habrá entonces que reconocer a muchos factores y personas que
han contribuido a este objetivo, entre ellos el papel jugado por el
presidente de Corea del Sur Moon Jae-in quien cumplirá en mayo un año
en el poder y desde que ocupó su alto cargo ha hecho esfuerzos por
propiciar un acercamiento con sus vecinos del Norte.

Corea del Sur es, prácticamente, una gigantesca base militar
estadounidense en la que Washington dispone de no menos de 30.000
efectivos militares propios en una relación extremadamente tensa con
Corea del Norte, a la que, valiéndose de su condición de superpotencia
única mundial, Estados Unidos sistemáticamente amenaza con todo tipo
de sanciones internacionales.

Por eso, no sorprende que el mandatario surcoreano, tal vez el
mayor impulsor del acercamiento entre Washington y Pyongyang, invitara
a Trump a dar apoyo al empeño vaticinándole que "recibirá elogios de
los pueblos, no solo de las dos Coreas sino también de quienes desean
la paz en todo el mundo por aceptar la invitación de Kim Jong-un",
según dijo la agencia de noticias surcoreana Yonhap.

Lo que sí desentonó en medio del ambiente favorable a la paz que
vive la península de Corea, fue que el Ministerio surcoreano de
Defensa anunciara que a partir del 1º de abril, Estados Unidos y Corea
del Sur realizarán nuevos ejercicios militares.

No obstante, quien analice objetivamente el desarrollo los
acontecimientos en la península coreana a la luz de las lecciones de
la historia, tendrá que reconocer que la firmeza inconmovible de sus
principios con que los comunistas coreanos han defendido la
independencia de esta nación asiática ha demostrado ser la única
manera capaz de frenar los desenfrenados apetitos del imperialismo
estadounidense en la contemporaneidad.



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Manuel Yepe

Abogado, economista y politólogo. Profesor del Instituto Superior de Relaciones Internacionales de La Habana, Cuba.

 manuelyepe@gmail.com

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