El rol de la comunicación publicitaria norteamericana en la percepción del mundo árabe

Hace dos años, nos referimos a la influencia ejercida por el judaísmo /sionista ( ) en la mentalidad de los norteamericanos, en contra de lo árabe, a través de la industria cultural( ). Ello nunca pretendió ser una “Lista de Schindler”, -usando la analogía cinematográfica, sino que quisimos desenmascarar un oligopolio cada vez más peligroso, no sólo para las personas de nuestro origen, sino para todos los amantes de la verdad y de la libertad de expresión. Y si bien dimos cuenta de la cantidad de personas judías en cargos ejecutivos, comprobando rumores históricos, sentimos que faltó un mayor desarrollo del uso de la comunicación publicitaria, en términos más amplios.

Nuestra premisa era –y continúa siendo- que existe una correlación entre el manejo de los contenidos mediáticos, y la construcción de la realidad social. Se trata de una relación que no sólo favorece los intereses del mismo grupo al que pertenecen los Medios, sino que está enraizada con el actuar político. Es esto lo que sostiene Ted Lang (”Public Enemy No1: The Media”)

“En los Estados Unidos hoy, existe un puñado de familias súper ricas y fuertemente tejida con intereses financieros; una elite plutocrática que es dueña de los Grandes Medios y que controlan el gobierno a través de la propiedad de los mismos. Cada uno de los mercados de los Medios más grandes está controlado por este poderoso engranaje" .

Lo anterior es avalado por la propia ”American Free Press”:

“¡No es el gobierno quien domina a los MCM, sino al revés!.Y estas poderosas casas controlan docenas de miles de diarios y revistas a través de EE.UU. y del globo. Y agregan: “Y para consolidar su influencia, los Maestros de los Medios y sus aliados corporativos internacionales compensan a periodistas obedientes con membresías en el ”Council o­n Foreign Relations” o la ”Trilateral Commission”, donde se codean con otros miembros de las redes del quehacer político a nivel internacional.”

Prensa o gobierno, es igualmente grave bajo una concepción democrática representativa tradicional. Por supuesto que bajo nuestra profesión lo es más la primera, en virtud de la llamada función supervigilante de la prensa” ( ), planteamiento teórico desarrollado por ¡autores estadounidenses! Por fortuna, hay muchos colegas del mundo “alternativo” que entregan datos más certeros y hacen las críticas que corresponde. Porque hay que decirlo, la gran mayoría de la prensa estadounidense –lo que se llama ”Main Stream Media”-, está lejos de los ideales de los padres de la patria.

En la práctica, ambos actores se valen de mecanismos institucionalizados, como son los Grupos de Presión, en este caso, fundamentalmente dos: la ”American Israeli Public Affairs Committee”, AIPAC, y la Liga Anti-Difamación Judía, ADJ. Por de pronto, preste atención a la parte de abajo en negrita del portal del primero:

Fifty Five Years of Friendship
For 55 years the U.S.-Israel relationship has flourished.
This timeline celebrates Israel's rich history with Congress.

No es un misterio, como dicen Mearsheimer y Walt (El Lobby Israelí.) que: “Los judíos americanos han hecho un despliegue impresionante de organizaciones para influenciar la política exterior norteamericana.” Lo relevante, sin embargo, es lo segundo que comentan: “Por supuesto que el israelí no es el único grupo de presión...., pero ningún otro se las ha arreglado para desviar tanto su interés nacional, haciéndole creer a sus habitantes que los de ambos son idénticos.”

Esto explica el vínculo tan estrecho entre ambos, que incluye, por cierto, la comunicación publicitaria ó como diría Salinas, el sistema de comunicaciones ( ).

Cabe recordar que Israel ha sido el mayor recipiente de asistencia económica y militar del mundo, con US $ 1,6 trillones desde 1973. (Christian Science Monitor, 9.6.02.) A ésta, deben agregarse otros “para el desarrollo de armamento de alto poder”, que AIPAC mismo dice se ejecuta a través de la cooperación militar y la de “inteligencia”. Como refrenda el historiador, James Petras, “Por décadas, Israel ha destruido la política exterior norteamericana para servir a sus intereses a través del poder organizado de las más grandes organizaciones judías en los EE.UU.

A nuestro parecer, esto sobrepasa los cánones de dignidad soberana norteamericana, pero ¿Cómo controlarlo cuando Israel, es el único estado que no está obligado a rendir cuentas? Sobre todo ante la existencia en los EE.UU., de los llamados “quinto columnistas”, que comprende a sionistas de diferente índole, pero también a otros norteamericanos pro-israelíes, así como algunos europeos, vinculados a los anteriores; personajes con un poder y fortunas inimaginables, que, por lo mismo, han sido objeto de elucubraciones dignas de investigar . Se les vincula a un Nuevo Orden Económico, como el movimiento de los 70/80 de UNESCO, así como a la promoción de la Globalización, pero no con las aspiraciones desarrollistas, uno, ni con no con la cosmovisión técnico-humanista de Mc Luhan, lo otro, sino más próximo a una Mc Donaldización mundial.

Por fortuna, algunos nacionales han comenzado a preguntarse si el vínculo americano-israelí les es en verdad beneficioso: cuando comenzó a “apretarles el bolsillo” y se encontraron con 2.360 compatriotas muertos y más de 20 mil mutilados de una guerra ajena. Porque aunque aún subsisten “patriotas” a quienes se lavó el cerebro para “ir y acabar con los enemigos de la democracia” (una “nueva” democracia, de ribetes totalitarios, inaugurada con la inmortal frase propagandística: O están conmigo o están en contra mí, o aquélla del Eje del Mal, para justificar cualquier incursión bélica en el Medio Oriente (contra países que desaprueban la política exterior norteamericana, claro está.) Sí, se observa una apertura de conciencia por parte del “average American”, después de los dos golpes recibidos en su territorio; uno de los cuales, 9-11, está siendo cada vez más cuestionado. Pues bajo la misma línea de pensamiento sobre “democratizar” o no a Irak, los “gringos” etnocéntricos, pragmáticos y naives, se están dando cuenta de que pueden llegar a sufrir como esos países en los que nunca repararon. Además, hay un notorio aumento de o­nGs y de viajes a territorios nunca visitados, así como un creciente consumo de productos culturales, comida, baile y música, y cinematográficos, que abordaremos más adelante. Y por último, un incremento en el uso de sitios web –y recientemente blogs, en Internet, sobre la llamada prensa tradicional, que podría servir para educar a muchísimas personas en ignorancia. Es decir, los factores mencionados nos hacen pensar que quizás el Mundo Árabe pudiera dejar de estigmatizarse o mejor aún, ser reevaluado. Puede, incluso, que el ciudadano norteamericano se dé cuenta –aunque demasiado tarde para muchos- del origen verdadero del “terrorismo palestino”. Mearsheimer & Walt (op. cit.) lo abordan en forma clara:

‘El terrorismo’ no es un adversario único sino una táctica utilizada por un amplio espectro de grupos políticos. Las organizaciones terroristas que amenazan a Israel, no amenazan a los EE.UU., salvo cuando éste interviene en contra de ellos...” “Más aún; el terrorismo palestino no es violencia aleatoria dirigida en contra de Israel u “Occidente”, es, en gran medida, una respuesta a la prolongada campaña israelí de colonizar la Cisjordania y Gaza.”


El Holocausto Palestino ¿Por Qué No?

Conforme con lo planteado, los intereses “norteamericanos” de las elites que operan a través de la banca internacional y de las multinacionales, están, en definitiva, yendo en contra de EE.UU. Pero eso sí, la poderosa cofradía nunca pierde. En verdad, se trata de un fenómeno que viene dándose hace mucho, sólo que se mantiene en medio de una férrea censura, incluyendo la autocensura, y una descomunal campaña publicitaria de apelación al pathos aristotélico, cuyo tema-base es: el holocausto nazi. ¡Pero ay del que osa hablar de esto! Como señala el experto israelí, Gilad Atzmon (cfr.bib.) “...supóngase que Ud. sea un historiador nuevo y tiene algunas dudas sobre hechos vinculados al último Judeocidio Nazi, es probable que pronto se encuentre tras las rejas o simplemente removido de su puesto académico.

Por fortuna, ha habido quienes que han desafiado el sistema, sobrepasando el chantaje emocional, que desliza miedo, culpa y /ó vergüenza. Porque, como indica en su obra de igual nombre el intelectual judío, Norman Finklestein (pp. 7-8) “La industria del holocausto se utiliza como arma ideológica”. Y más aún: “Se le ha usado para justificar las políticas criminales del estado israelí y el apoyo de los EE.UU. a las mismas.

Además, esta postura, así como cualquier crítica al estado israelí, entraña la inexpugnable acusación de antisemitismo, acusación que por fortuna, me salvan 500 años de historia ligada al suelo palestino-israelí en el condado de Belén, hecho que, en rigor, me da mayor derecho al suelo patrio que los múltiples inmigrantes importados por el estado de Israel a fin de equilibrar una cuestión demográfica.

Y terminemos de una vez por todas con el mito lingüístico del “antisemitismo=solo judíos”. La repetición constituye uno de los “abc” de la comunicación publicitaria; miente, miente y algo queda, versa el adagio popular, que tiene raíces “científicas” en la Teoría de Publicidad; y es ese tipo de comunicación, que mezcla un litro de verdad por 10 mentiras, que llega al subconsciente del individuos. Porque para el que lo ignore, repetimos lo extraído del propio diccionario de la RAE: Semita: “Según la tradición bíblica, descendiente de SEM –hijo de Noé- dícese de los árabes, hebreos y otros pueblos”.

Es decir que ¡el judeo-sionismo se ha apropiado de este concepto!

En suma, nos hallamos frente a mensajes divulgados por quienes, o bien convino esa atribución, o conviene mantenerla. Por eso nos alegra hallar profesionales con la honestidad y valentías como para hacer este tipo de planteamientos:
“La maquinaria propagandística encuentra asidero en la publicidad. Y, por polémica que resulte esta afirmación, la publicidad del propio holocausto”. Agregan: “Durante los últimos 40 años, la industria de explotación del “holocausto-solo-judío” ha venido produciendo tremendas cosechas... La propaganda sionista ha sido tan eficiente, que el término mismo ha llegado a asociarse automática y exclusivamente a la matanza de judíos, olvidando a decenas de millones de personas no judías. Es decir, ha habido ganancias económicas y políticas con la explotación de sus propios muertos”. (Terra Firme 26, cfr.bib.)

Es increíblemente bajo, pero lo peor de todo, es verdad. Como replica Paul Eisen ( ): "En el holocausto murieron tres millones de judíos polacos, pero también lo hicieron otros tres millones de polacos que no eran judíos”. Surge, entonces de inmediato la pregunta: ¿Quién otorgó el privilegio del vocablo (holocausto) al genocidio judío durante la II GM? Existen muchos textos que afirman que la matanza fue extensiva a eslavos, serbios, checos, italianos, ucranianos, gitanos, enfermos, adultos mayores, homosexuales y comunistas (sin ser excluyentes.) Y sin menoscabar esta enorme tragedia, porque a ningún cristiano-humanista le podría ser indiferente, tampoco deja uno de preguntarse acerca de la cantidad de tribuna dada a ellos, comparativamente hablando, con el asesinato de millones de ucranianos (entre 6-10); o al millón de armenios; al doble de vietnamitas; de Tutsis; ó la reciente situación en Darfur... Y no sin ironía, los cerca de 500 mil niños iraquíes producto de la “acción democrática” de EE.UU. ¡Claro, porque estos pueblos no han tenido los medios, ni económicos ni de comunicación, ni el acceso a ellos! Porque nada, hasta ahora, se compara al poder de la industria cultural de los EE.UU. de América y quienes los sostienen. Y para quienes lo duden, revisen el artículo, auto-explicativo, del periodista británico John Fiske, Los Estados Unidos de Israel.

Sabemos que la lógica de la industria publicitaria es lanzar nuevos productos o servicios al mercado de manera atractiva ( ). Y como, a mayor el “estruendo”, mayor las ventas, entonces comercializar el holocausto nazi resultó obvio. Así sostiene Terra Firme, entidad especializada en el tema, que incluye cientistas sociales serios del mundo entero.

“Entonces, tanto en EE.UU. como en Gran Bretaña llegó a convertirse en el capital político y económico el planteamiento de la masacre, así como la de la instauración de un estado únicamente judío en Palestina para los judíos del mundo La industria del “holocausto-sólo-judío” adquirió la capacidad de obtener, mantener y refinar su publicidad, una tarea nada difícil, dada su presencia en Hollywood; en la industria publicitaria y los departamentos de RR.PP. Este adoctrinamiento se convirtió en un síndrome de auto-refuerzo, porque una vez introducidos los elementos claves en las mentes de las personas, “monopolizando la simpatía pública”, los propagandistas sionistas comenzaron a constatar los beneficios políticos y financieros.

Esta explotación publicitaria del holocausto-solo-judío, ha ido en paralelo a la demonización de la contraparte; porque, como expertos en comunicación publicitaria, sabemos que siempre conviene tener un “enemigo” o un chivo expiatorio como elemento de distracción. Entonces, tras los nazis, siguieron “los árabes” -en general-, los palestinos (hasta la fecha); los libios, los iraníes –bajo Khoumeini-, los afganos, los iraquíes, los sirios, y como intuíamos al observar el burdo modus operandi del gobierno norteamericano, nuevamente Irán. Porque, aprovechando la elección de un dirigente del partido más radical (Hammas), por parte de los pocos palestinos que quedan en su tierra, los Medios concentraron en “iranizar” el conflicto y de paso justificar un nuevo ataque. La comunicación publicitaria dio en el clavo con la presentación del –recurso- del “malo de la película”: Ossama Bin Laden, ayer, aliado político y económico, hoy “terrorista” e ícono del “fundamentalismo musulmán”, en una campaña mundial sin precedentes. Además, desarrolló otra en contra de los seguidores del Islám, que no son pocos y que merecen todo nuestro respeto, al ser muchos de ellos más coherentes que otros que propugnan su religiosidad de doble estándar, incluyendo el propio presidente de los EE.UU. Pero el máximo líder de Occidente utiliza mal el concepto central creativo, (en jerga publicitaria), pues al hablar del Islam ha tendido a aludir sólo al Mundo Árabe, obviando los millones de otros musulmanes del mundo. Pero lo que es más grave es que con ello ha desarrollado una Islamofobia, que es ciertamente más que un “choque de civilizaciones” (ref. a la tesis de S. Huntington), uno que, Dios no Quiera, podría llevarnos ¡al fin de la civilización humana misma!

Respecto de la búsqueda de armas nucleares en Irán, surge obvia la interrogante: ¿Por qué no se cuestiona la posesión de éstas por parte de Israel? Y los hechos hablan por sí solos, cuando surgen esos extraordinarios seres morales que “hablan más de la cuenta”, como el experto israelí en tales armas, M. Vanunu, al ser liberado de prisión tras 16 años.


La Industria Cinematográfica Palestina

En este contexto, aludiremos a aquella noche de la entrega de los Golden Globe Awards (otorgada por los periodistas extranjeros acreditados en los EE.UU). en que, por primera vez en la historia de Hollywood, la mención de Palestina como país resonó en los oídos de todos. Más aún, cuando al agradecer la distinción, el director palestino, Hany Abu-Assad, mencionó la necesidad de liberar a su patria de 38 años de ocupación judía, porque, en la meca del cine, “Paradise Now”, que había sido aclamada como “Mejor Película Extranjera”, representaba un grito de desesperación.” El filme ya había sentado precedente, al recibir la misma distinción ese año en el Festival Internacional de Berlín. Y la Academy of Motion Picture Arts & Sciences la había nominado también para un Oscar, pero allí el lobby judío tiene más peso. Sin embargo, estratégicamente hablando, el impasse anterior podría haberse considerado hasta positivo como “limpia imagen” de un EE.UU. tan escandalosamente pro-israelí.

Nos gustaría, asimismo, poder ver más películas palestinas, como la del chileno Miguel Littín, ¡hablada en árabe! y que desapareciera misteriosamente de la cartelera local. U otras como Gaza Strip, de J. Longley, que obtuvo tres premios en el Festival de Sundance, así como Irak en Fragmentos; o Private, de S. Costanzo’s: premiada como “mejor filme” en el Mundial de Cape Town, y cuyo jurado consideró una “obra maestra” respecto de su presupuesto. O alguna de las muchas de R. Masharawi, cuyo film Waiting, recibió excelentes críticas en el Festival de Venecia (2005), así como el “Global Initiative-Global Lens”(2002), por Ticket to Jerusalem. Pero claro, sólo cabe revisar los nombres de nuestro ensayo precedente de esta autora, ( ) para darse cuenta de las posibilidades de aparecer en el circuito comercial.

Hanania (op. cit.) nos recuerda que Vanessa Redgrave fue una de las primeras personalidades “...que atrevió a enfrentarse a los odiosos cineastas que echaron al mercado docenas de películas fundadas en temas antiárabes, en estereotipos y en falsedades”. Por ello, quisimos relatar aquél evento histórico de la entrega de los premios Oscar 78, cuando ganó como actriz de reparto de la película Julia, cuyo tema era precisamente el nazismo, y al momento de nombrarla, hubo fuertes protestas, que se supo provenían de miembros de la Liga de Defensa Judía (op.cit.), que aumentaron al subir al escenario con un vestido punto-cruz, reconocidamente palestino. Entonces, en medio del bullicio, erguida y desafiante, declaró que: “Ella no se iba a dejar intimidar por un pequeño grupo de sionistas rufianes, cuyo comportamiento es un insulto a la estatura de los judíos de el mundo. (www.rayhanania.com) Luego, en 1982, la Boston Symphony Orchestra canceló una presentación de Edipo Rey con su narración, por el retiro de financiamiento de quienes temieron pudiera resultar “ofensivo” a la comunidad judía. Marginada de las tablas, la Redgrave revivió el Macarthismo de los ´50.


La Manipulación Hollywoodense

Sin entrar a detallar al respecto, porque lo abordaremos en un ensayo muy próximo, queremos referirnos en forma sucinta al tema de la primera industria cinematográfica mundial. Al respecto, no podemos dejar de mencionar los estudios del experto Jack Shaheen, quien ha documentado más de 900 películas de Hollywood de insidiosa estereotipia de los árabes. Entre los recurrentes está el mostrarlos como ostentosos, lujuriosos, lascivos, flojos y de malas costumbres. La otra, más posterior, (70 en adelante) fue la de “terroristas”, usando para ello la pañoleta blanca de rombos negros, el keffiyeh palestino. Es decir, se atribuyeron el derecho de aludir a 22 países que conforman el Mundo Árabe, con los palestinos, en negligencia asbsoluta de las diferencias que existen en idiosincrasia, etnias y hasta lenguaje (oral.)

Otro estudio, que revisa las primera películas de los 30 a la fecha, sostiene que al comienzo, las caracterizaciones distorsionadas tenían la influencia de Arabian Nights, pero en versión corrupta; el de los jeques árabes, fumando la pipa de agua (arghile) rodeados de sumisa odaliscas, o los sheik que raptan a bellas rubias occidentales y escapan por las arenas del desierto.

Por fortuna, el imaginario anterior de las Mil y Una Noches también se utilizó en forma positiva para filmes infantiles, como Aladdin. Sin embargo, como indican Wingfield y Karaman (cfr.bib), “Aunque de muchas maneras es encantador; artísticamente impresionante, y una de las pocas películas estadounidenses que ilustra un héroe o heroína árabe, una mirada más cercana revela algunos rasgos complejos: Por ejemplo, los protagonistas de tez muy blanca... tienen rasgos físicos anglosajones e igual acento, lo cual contrasta a los otros personajes, que son más morenos, oscuros y con caras de villanos -normalmente crueles guardias de palacio o mercaderes avaros.”

En suma, la primera industria del cine sigue perpetuando imágenes que sabe engullen los ignorantes, que nos asocian sólo a un desierto ubicado en una genérica “Arabia”, compuesta de beduinos y camellos. ¡Y así se convirtió esta bella bestia de carga en representante de nuestros pueblos!

*Presentado al VIII Congreso de la Asociación Latinoamericana de Investigadores en Comunicación, ALAIC, Porto Alegre, Julio del 2006.


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Notas

1) Hacemos la distinción entre el judaísmo, como religión, y el sionismo, como una expresión política de carácter racista y expansionista. Es la segunda a la que cuestionamos y denunciamos.
2) Concepto que vio la luz en un texto de Horkheimer y Adorno publicado en 1947. En la práctica hoy, comprende la prensa escrita, la radio y la TV, más las industrias discográfica, editorial y cinematográfica.
3) Conocida en inglés como “the watchdog function of the press”.( cfr. Lasswell, Wright, Tichenor et al…)
4) Como lo operacionalizara nuestra compatriota en los 70: los medios de comunicación y las industrias culturales, más todos aquellos actores y áreas vinculadas. A saber, telecomunicaciones, publicistas, periodistas, relacionadores públicos, etc.
5) Entre ellas, alianzas que llevarían al establecimiento de una hegemonía universal de “iluminados” y a la estratégica contratación de jóvenes formados en ciertas Universidades, así como algunos “intelectuales” de ciertos “think tanks”.
6) Red Voltaire.net. Información entregada por el general (R, del ejército norteamericano), John Batiste en declaración a la prensa. 16.4. 2006.
7) De entre los “revisionistas”, entre los cuales se encuentran, R. Faurisson y R Garaudy; K. Listojewski; S. Verbeke; J. Graf y G.A. Amaudruz; H. Schmidt y F. Tobern; R. Harwood, D. Irving, I Shamir, A. Butz, A Zendel, R Faurisson, H. Makow. P. Rassinier y M. Hoffman.
8) Y eso que no tocaremos la cuestión de satisfacer /crear una necesidad a una población, que no es menos digno de análisis en esta área, y que amerita un ensayo en sí mismo.
9) Propiedad Medial de la Industria Cultural Norteamericana, 2004.


Denise Shomaly
Periodista chilena, P U.C., Master, The U. of Minnesota
dshomaly@manquehue.net



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