Nueva Agenda Orden Mundial. Hábitat III.

La Voz de Venezuela en la ONU, debe ser una voz con más fuerza Revolucionaria que nunca antes, que se alza, no se doblega, no pacta, no se vende; porque a pesar de las contradicciones, de la lucha interior dentro de cada uno contra un sistema que nos ahoga, que nos cercena, e intenta aterrorizar; desde este lado del mundo creemos que es posible OTRO MUNDO, un mundo de justicia, respeto, equidad en medio de un proceso Revolucionario de carácter libertario, emancipador, que es y ha sido saboteado por las fuerzas hegemónicas a nivel mundial, fuerzas que están inmersas incluso en la cultura, en las lógicas, en la educación, en los medios, en los modos y maneras de relación, de producción y consumo, en la población, hasta en los actores revolucionarios. Este pueblo tiene un objetivo que trasciende nuestras diferencias internas, nuestras contradicciones, por la necesidad de ser realmente libres, y soberanos! aunque nos quiten la comida, nos cerquen el mercado petrolero, saboteen nuestros planes productivos, envenenen nuestros medios, inyecten paramilitares, quieran imponer su nueva colonización, este pueblo se encuentra en Resistencia!, como dicen: - “Rodilla en tierra”, luchando por una transformación radical de la conciencia.

Cuando hablamos de ONU debemos tener presente la historia de esta organización, y a quien apuestan sus intereses. Por lo tanto, nuestra voz, la voz del pueblo consciente, no es una voz suave, no es una voz que espere su aprobación, ni que se doblegue a sus planes.

El documento de Hábitat III claramente promueve una política uniformante que plantea dirigir el mundo y su desarrollo urbano hacia la aplastante y homogeneizante globalización, estructuralmente se propone una agenda para el “Desarrollo sostenible" basada en la sostenibilidad de los mercados y no de la especie en el planeta, lo que en esta agenda se propone es la sostenibilidad del capitalismo ahora planteado como "capitalismo verde", que es opuesta o entra en contradicción con lo que verdaderamente pudiese llegar a ser un sistema sostenible, el fondo ideológico estructurante de la agenda es la superioridad de unos sobre otros, lo cual se percibe en el concepto mismo de "desarrollo" -"sub desarrollo", esta idea de que algunas culturas son más desarrolladas que otras, lo cual se sustenta conceptual e ideológicamente en la relación cultura - naturaleza, donde la cultura se plantea superior a la naturaleza y de allí todo lo que justifica la dominación, de unos a otros y de todo lo que se considere inferior, con su asidero en "la idea de progreso".

Las ciudades nacen como forma de organización de la cultura patriarcal, la cual es el caldo de cultivo para el desarrollo del capitalismo como sistema económico-social; el hecho de que en el año 2016 más del 50% de la población mundial habite en ciudades no es sinónimo de mayor calidad de vida, ni de disminución de la pobreza o de la discriminación; mucho menos, de mayor accesibilidad a los recursos, al contrario si es un dato fundamental para analizar la actual crisis mundial, las relaciones antagónicas entre campo-ciudad, producción-consumo, tierra-alimentos, consumo-contaminación, son factores fundamentales que nos alejan de la construcción de un sistema sostenible, el cual si pudo concretarse durante más de 100 mil años de habitar de la humanidad en el planeta a través de otras formas de ocupación y relaciones en los territorios.

Las ciudades de la manera en que se conciben hasta ahora son vías e instrumentos para el desarrollo del capital, creados en función de la satisfacción de los mercados, y aunque pareciera haber una intención de cambiar esto y poner en el centro a los ciudadanos y salvar las desigualdades sociales generando igualdad de oportunidades, es evidente que subyace un fondo estructural que en sí lo que plantea es un capitalismo verde, de supuesto confort y seguridad social; sin embargo, a quien beneficia realmente es a los dueños de las superestructuras quienes seguirán gozando de las plusvalías de todos los proletarios. Un sistema que se basa en la explotación no puede ser sostenible, porque se sustenta en el aumento de la producción y consumo para que el capital pueda crecer, la explotación de los recursos y de los seres como parte de los recursos, de la fuerza de trabajo

Estructuralmente considero que hay revisar y hacer énfasis en lo siguiente:

  • Venezuela debe evaluar si es conveniente suscribirse a esta agenda, los acuerdos jurídicos pueden ser amenazantes para la soberanía nacional, e incluso obligantes a la suscripción de un modelo de desarrollo.

  • Las propuestas de transformación urbana son de forma y no de fondo.

  • El Concepto de desarrollo al que se suscribe esta agenda, debido a que no se reconoce en él la diversidad y respeto hacia ello; hay tantas formas de desarrollo como culturas y organismos, debe exigirse el respeto por todas las formas de desarrollo, y cuestionar la clasificación de "países en vías de desarrollo, "subdesarrollo", "países menos adelantados" (adelantados con respecto a qué?), que pretenden homogeneizar y dirigir a las naciones hacia una manera única y uniformizante, que no reconoce ni respeta la diversidad.

  • Estructuras políticas. Hay que tener especial cuidado en los instrumentos jurídicos internacionales que se promueven desde esta agenda, ¿quiénes los elaboran?, ¿con que objetivos?, ¿qué alcances van a tener?, ¿Venezuela participa en la elaboración de estos instrumentos?, ¿qué peso tendrá Venezuela en este proceso?

Las ciudades no son sostenibles porque están organizadas de manera fragmentaria, con una visión positivista y tecnocrática, donde la participación de los ciudadanos se limita a aprobar los planes de los burócratas, incluso en Venezuela donde se construye una Democracia Participativa, la resistencia burocrática, las lógicas capitalistas implantadas en los funcionarios públicos, en los técnicos y en el mismo pueblo hacen cuesta arriba una tarea, que desde lo jurídico ya se han ganado ciertas batallas, la COMUNALIZACIÓN DEL ESTADO.

Para que exista verdadera sostenibilidad, de la especie en el planeta, hay que romper radicalmente con las lógicas capitalistas- desarrollistas – productivistas basadas en la idea de modernización y progreso, un progreso en detrimento de la especie, de mantener esclavos voluntarios al consumo, y de la producción a través de la explotación; para iniciar una verdadera agenda Urbana Internacional, justa, que vislumbre como meta la erradicación de la pobreza, debe ser una agenda que permita una verdadera construcción desde la diversidad cultural, suficientemente flexible y abierta, donde no se imponga de manera global un modelo de desarrollo, anulando de esta manera las diversas formas y perspectivas de construir lo urbano, donde las estrategias no estén dirigidas para fortalecer el mercado y las grandes trasnacionales, sino hacia verdaderos procesos de democratización urbana.

Contactanos a través de movimientolareinadelsur@gmail.com



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