En Chile hace 43 años, el año en que la canción sangró bajo la bota militar

El cantautor Víctor Jara, durante el golpe de Estado a Allende, fue víctima de la más feroz atrocidad

La cara endurecida del militar que observaba como avanzaban los detenidos provenientes de la Universidad Técnica del Estado (UTE), una vez que se consumó el golpe contra Allende, hubo de identificar a Víctor Jara, quien trabajaba en la oficina de extensión cultural universitaria.

El cantautor chileno ponía el tono poético y contestatario a través de sus canciones a los encuentros públicos y multitudinarios que convocaba la Unidad Popular, UP, para principios de los años 70, cuando Salvador Allende tramontaba en su campaña electoral para alcanzar luego la presidencia de la República en 1973.

Jara con su guitarra entonaba cantos de raigambre popular y de su propia autoría, en los que exponía una inclinación por los problemas de los campesinos y obreros chilenos. Tal sensibilidad por los más necesitados la heredó de su propia proveniencia campesina de donde bebió sus influjos para un cancionero comprometido.

Pero así como compartió la alegría también fue una de las primeras víctimas del ensañamiento criminal que llevó a cabo la Junta Militar que trepó al poder una vez que bombardearan al Palacio La Moneda y acabaran con la voluntad constitucional del pueblo.

La muerte de Jara significó entonces uno de los crímenes más crueles cometidos contra la población civil chilena que registró unos 3.200 muertos y desaparecidos, alrededor de 30.000 torturados y decenas de miles de exiliados, quienes se identificaron con el ideal de una sociedad de cambio y a quienes Estados Unidos y los sectores más reaccionarios de Chile combatieron hasta la muerte.

Jara y los comienzos

El cantautor había nacido al sur de Chile, provincia de Ñuble, tal como él mismo describió en una entrevista realizada en Moscú en 1970: "Mis padres eran inquilinos de un fundo y mi madre fue la que me estimuló en la música porque ella cantaba, en la casa siempre había una guitarra."

Según los datos biográficos su carrera artística comenzó a los 21 años cuando ingresa al coro de la Universidad de Chile. Y a los 24 años inició estudios de actuación y dirección en la Escuela de Teatro de la misma Universidad.

Ya en 1957 formó parte del grupo Cuncumén, y en 1961 compuso su primera canción, Paloma quiero contarte. Con esta agrupación grabó el disco Folclore chileno, en el que incluye dos canciones propias: «Paloma quiero contarte» y «La canción del minero". Ejerció como director artístico del grupo Quilapayún entre 1966 y 1969, y hasta 1970 actuó como solista en la Peña de los Parra.

En 1970 viajó a Berlín para participar en la Conversación Internacional de Teatro y después a Buenos Aires al I Congreso de Teatro Latinoamericano. Es el año en que se destaca animando la campaña electoral de la UP y presenta el álbum Canto libre.

Al asumir Salvador Allende como Presidente, Jara fue nombrado embajador cultural. Con la discográfica Dicap, editó el disco El derecho de vivir en paz, que le valió el premio Laurel de Oro.

El artista brillaba entonces en el teatro y la canción, y por ambas actividades había cosechado un número diverso de reconocimientos en su país.

Los últimos días

Pero los militares que auspiciaron el golpe contra Allende, liderados por Augusto Pinochet, quien se mantuvo en el poder durante 17 años (1973-1990) hallaron en Víctor Jara a una de las primeras víctimas del ensañamiento, el odio, la intolerancia y el rechazo atroz contra un civil.

"Lo golpeaba, lo golpeaba. Una y otra vez. En el cuerpo, en la cabeza, descargando con furia las patadas. Casi le estalla un ojo." Contó en 2009 un abogado de apellido Navia, testigo de los hechos, al periodista del diario El País de España, Manuel Délano, sobre la manera como fue maltratado Jara por los militares.

"De repente, el oficial desenfundó la pistola. Pensé que lo iba a matar. Siguió golpeándolo con el cañón del arma. Le rompió la cabeza y el rostro de Víctor quedó cubierto por la sangre que bajaba desde su frente", continuó relatando Navia.

De acuerdo a las investigaciones judiciales llevadas a cabo después que cayó la dictadura se reveló que Víctor Jara fue torturado durante horas. Su cuerpo lo encontraron el día 19 de septiembre con 44 impactos de bala; la exhumación ordenada demostró además que muchas partes de su estructura ósea habían sido destrozadas.

De aquellas horas son las palabras que dejó escritas: Canto que mal que sales / Cuando tengo que cantar espanto / Espanto como el que vivo / Espanto como el que muero.



altosdesucre@gmail.com

 



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