Mutación y Simbiosis del poder: capitalismo, neoliberalismo y carácter delincuencial de Estados y gobiernos

De Paraguay, pasando por Argentina, Honduras, Guatemala, Méjico, Estados Unidos, y llegando a Brasil, lo que la experiencia y la evidencia- en el sentido cartesiano de la expresión- , muestran, es una mutación de fondo en el Estado.

Asistimos al ascenso de Gobiernos impuestos por golpes de Estado que remodelan profundamente el carácter del Estado.

Si golpes de Estado se revelan imposibles, se desatan guerras y pugnas político-hegemónicas contra la población y contra los gobiernos democráticos y progresistas, por parte de bastiones empresariales de la prensa comercial y monopólica.

Es tal vez la más contundente evidencia de la delincuencia organizada a nivel político, económico- ideológico y social.

Más allá de los objetivos perseguidos, asistimos a una variación cualitativa en la organización del poder a nivel estatal. Existe, de facto, una fusión, una especie de asociación inextricable, una confusión intrínseca, entre el Estado, el gobierno, los grupos empresariales, la clase política y la criminalidad y la delincuencia organizada.

El funcionamiento de todo el aparato del Estado, la práctica de los grupos económicos criollos, la de las corporaciones transnacionales; de los llamados poderes del Estado, se basa en el crimen, a su vez, ligado con el ejercicio del poder.

Lo que puede variar de un país a otro, es el grado, el método, los instrumentos y la intensidad con que los grupos y la delincuencia estatal-gubernamental ejercen la violencia contra la población.

Contorno y contenido político-social-ideológico de la delincuencia en el poder

Atilio Borón, en una reflexión política publicada hace algunos días en Página 12, afirmaba que una pandilla de bandidos tomó por asalto la presidencia de Brasil. Esta afirmación es extensible a Paraguay, Méjico, Guatemala, Honduras, Argentina, Paraguay, entre otros.

Varios analistas repugnan a calificar a estos gobiernos delincuenciales así como a los grupos fácticos de poder que los sostienen, como gobiernos fascistas o neofascistas.
Muchos se limitan a calificarlos de autoritarios, antidemocráticos, debido a que funcionan bajo cobertura de un cierto grado de institucionalidad.

Los gobiernos capitalistas y neoliberales encabezados y controlados por los Macri, los Cartes, los Temer, los Carmona, los Zucolillo, los Magneto, no son directamente equiparables a las dictaduras capitalistas pinochetista, sronista o videlista.

Lógicamente, sería anacrónico establecer un paralelismo con regímenes capitalistas como los de Hitler o Mussolini.

Tengamos en cuenta que varios personajes del mundo económico, como el caso de Magneto- Grupo Clarín- en Argentina, Zucolillo en Paraguay, participaron y apoyaron los crímenes de las dictaduras capitalistas.

Sin embargo, entendemos que la ficción de la institucionalidad o el formalismo “democrático” no hace que la simbiosis de la que hablamos, no exista o que sea pura ficción.

No anula el carácter delincuencial del Estado, de los gobiernos y de los grupos económicos y políticos en el poder.

Es innegable que estos gobiernos delincuenciales, poseen parámetros, contornos y praxis políticas; y contenidos ideológicos que son propios del fascismo.

Es innegable que estos grupos están implementando un Plan Cóndor a nivel regional, con consecuencias impredecibles.

Si regímenes dictatoriales capitalistase neoliberales  como los de Pinochet y Videla no son puestos en marcha, no es tanto por pudor o por convicciones democráticas.
No es tanto por la repugnancia a sus métodos y crímenes, sino más bien porque una tal acción, representaría o podría equivaler a un suicidio; insostenible, inviable.

El crimen, la criminalidad estructural, la praxis delincuencial, el narcotráfico, la criminalidad financiera transfronteriza, el contrabando, tráfico de drogas, bandas paramilitares y parapoliciales, la impunidad absoluta para los grupos fácticos de poder, el lavado de dinero, el lavado de dinero del narcotráfico, robo de bienes y dinero público, son inseparables del contorno y contenidos político-institucionales-ideológicos.

A su vez, tradicionalmente, con variaciones, esta criminalidad estuvo y está íntimamente asociada al fascismo.

En todo caso, un fascismo capitalista, bajo ficción democrática, adaptado a los nuevos tiempos.

Eso no hace menos fascistas y delincuenciales a los gobiernos como los de Macri, Peña Nieto, Cartes, Temer,  etc

El autor es: Dr.


hugordb@gmail.com



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