Así es como el gobierno de Santos perfila su política hacia Venezuela

Quién podría poner en duda su Mala Fe: es un concepto filosófico, acuñado por primera vez por el filósofo existencialista Jean-Paul Sartre, para describir el fenómeno en el cual el ser humano se niega su libertad absoluta, y en cambio elige comportarse como un objeto inerte. ... Va de la mano con sus nociones provocantes, angustiosas e incidentes a mostrar al mundo lo que su amo "presidente" Álvaro Uribe Vélez le enseñase toda vez fue su Ministro de Defensa. Imborrables evidencias plasmó su historia, están confinadas por la opacada vergüenza que enloda lo que una vez fuere La Gran Colombia de nuestros próceres. Véase, cómo se construye la insolencia de un Estado, cómo se monta y legaliza un falso positivo y cómo es qué se hace añico la constitucionalidad, se usa de papel toalet para limpiar las excreces de sus oligarquías a merced del bandidaje, de su miseria y de la trasgresión tipificada como instrumento del falso positivo presidencial, ruina e inmoralidad total que llega a ser cosa del Estado descompuesto, carroña constitucional.

El Escándalo de los falsos positivos es como se conoce a las revelaciones hechas a finales de 2008 sobre el involucramiento de miembros del Ejército de Colombia en el asesinato de civiles inocentes, haciéndolos pasar como guerrilleros muertos en combate dentro del marco del conflicto armado que vive el país. Estos asesinatos tenían como objetivo presentar resultados por parte de las brigadas de combate.1 A estos casos se les conoce en el Derecho Internacional Humanitario como ejecuciones extrajudiciales y en el Derecho Penal Colombiano como homicidios en persona protegida.2

Si bien ya se venían conociendo denuncias y especulaciones sobre estos hechos, fue hasta cuando se conoció en los últimos meses de 2008 sobre la aparición de los cadáveres de 19 jóvenes que habían desaparecido en el municipio de Soacha, vecino a Bogotá y de la localidad de Ciudad Bolívar al suroccidente de la ciudad y que aparecían como bajas del ejército en Norte de Santander, cuando se destapó el escándalo denunciado por Luis Fernando Escobar Franco que en ese entonces era el personero de Soacha. Desde entonces han aparecido otros casos en Antioquia, Boyacá, Huila, Valle y Sucre.1 3

Por dicho escándalo han sido destituidos varios oficiales y suboficiales del ejército4 y el comandante de dicha rama de las Fuerzas Armadas, el General Mario Montoya, renunció a su cargo y fue nombrado por el presidente Embajador en República Dominicana,5 6 Dichas revelaciones han puesto en tela de juicio algunos procedimientos de la llamada Política de Seguridad Democrática emprendida durante el gobierno del ex-presidente Álvaro Uribe Vélez.7

Aunque no se tiene un número confirmado de víctimas mortales, a octubre de 2009 la Fiscalía General de la Nación tenía bajo investigación 946 casos relacionados con posibles "falsos positivos" y la Procuraduría 1043.1 Para abril de 2015, la Fiscalía adelantaba 3.430 investigaciones por estos hechos. Sin embargo a pesar del escándalo suscitado, en febrero de 2010 por lo menos 40 de los militares involucrados en estos homicidios habían sido liberados por vencimientos de términos.89

Bajo la tutela en sucesión del imperio en más de 60 años, gobiernos sumisos a la postre independentistas se han dado a la humillante tarea de socavar las bases fundamentales que rigen lo menester de la moralidad de una nación; timan al pueblo amparados en el crimen transnacionalizado, y a éste, no le queda otra que emigrar y desplazarse hacia las vecinas fronteras en búsqueda de paz y de sobrevivencia, pero la delincuencia afanada por inducciones del íntegro Para-Estado-Inconstitucional y por conducción del agotado neo-liberalismo-capitalista, quien persigue y tiene por objeto específico la demolición de la mundializada revolución bolivariana, avasallar, hostigar cualquier espacio de avance; se ha sobre excedido en su criminalidad constituyendo y conformando la mezcolanza de "ciudadanos" saqueadores, ladrones, traficantes, invasores, asesinos, contrabandistas, detractores paramilitares de sanguinaria formación extrajudicial y cuanta alimaña social le sea posible agrupar, avalados de la figura que se ha producido por la ingobernabilidad reinante y de la cual, la siempre oligarquía ha tomado ventaja y provecho económico-político. La nación colombiana está a la entera disposición extrajera, su soberanía está siendo vulnerada, se desdeña el honor de su gentilicio, está conquistada, recolonizada e imperializada; la derecha traidora permite hollar su suelo patrio, siete bases imperiales custodian y vigilan cuan Cancerbero, para que ni el pueblo colombiano ni sus hermanos osen dar de nuevo la libertad; y, la oligarquía tiene maletas lista, sabe que el imperio tomará drásticas determinaciones contra el pueblo y contra la revolucionada región, huirán como ratas, saben está cerca el desenlace, que ni al pueblo ni a la región habrá quien le pare, que ya está tomada la decisión de no aguantar más y de enarbolar el tricolor de la dignidad colombiana. 5 millones 600 mil tan solo refugiados en Venezuela anhelan dar calor a su amada y añorada patria Colombia, y otro tanto han de estar pensando millones esparcidos en el globo terráqueo como producto resultante de tanto malos gobiernos de 60 años para acá, y en especial una vez hiciera presencia Para- Estado-Droga-Política-Militar el abominable ser de las tinieblas capo del cartel número 82, de ahí comenzó la desgracia total de los colombianos y de todo nuestro Sur y más allá que ha subversionado todo rasgo de paz y humanidad, imagen y semejanza del felón de la independencia; aquel que junto al centauro dieron continuidad al imperio español y la gran oligarquía, hoy de cuclillas al gringo por míseras prebendas anti-patria.

 



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Omar Ignacio Pinto


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