Una antigua y famosa ley de la lógica popular decía que si algo andaba mal, en el futuro, aquello sólo podría empeorar y ese adagio se podría aplicar a lo que está sucediendo en el ambiente político chileno. Desde hace años que la sola mención de la actividad política, en una conversación formal o informal, produce una verdadera sensación de fastidio , porque no decirlo, de molestia, que irremediablemente termina la charla o invita a cambiar de tema para evitar una discusión. Hasta ahí no hemos dicho nada que no suceda en casi todo el mundo; pero lo que ha ocurrido a partir del descubrimiento de una serie de escándalos de corrupción transforma completamente el panorama: Primero fueron pagos de empresas a líderes de la derecha local que fingían hacer trabajos para aquellas entidades comerciales, luego un extraño y complejo negocio inmobiliario de carácter especulativo que involucraría a la nuera y por extensión al hijo de la Presidenta Bachelet, un enrevesado y multimillonario negociado de varios gobiernos comunales con empresas recolectoras de basura y, por último otro escándalo de pagos ilegales asociados a campañas políticas ligadas a los partidos de gobierno han terminado por cansar, definitivamente, a la sociedad chilena.
Nadie le cree a la clase política. Al gobierno, a los movimientos oficialistas u opositores. Los partidos políticos han desaparecido del inconsciente del pueblo, sus sueños colectivos, parafernalias y fraseologías hoy son solo palabras vacías, artificios de ilusiones, fuegos fatuos cada vez menos compartidos .
Nadie sabe dónde terminara esta crisis , pero sí puedo decir donde estamos: en tierra de nadie, en cauces desconocidos , secretos e inquietantes. En aguas turbias y revueltas donde puede suceder cualquier cosa: desde un gobierno populista hasta un hipotético régimen de fuerza , lejano, muy lejano pero quizás no tan indeseado por una parte importante de los chilenos.
Es que no se puede entender como partidos y militantes socialistas e izquierdistas en general hayan recibido dineros de empresas mineras algunas ligadas al yerno de Augusto Pinochet, tal cual como lo escuchan . Izquierdistas financiados por familiares y amigos del más temible de sus enemigos ¿por qué éramos enemigos no es cierto? Cuando una comunidad humana, una civilización, una nación o un país se hallan completamente desorientados, deprimidos o enfermos terminales es porque no hay un mensaje o un líder creíble que pueda construir un relato, un discurso o un ideal que la gente sienta como suyo. Que increíble ahora no es el gobierno o los políticos quienes le han dado la espalda al pueblo. Es el pueblo el que ha dejado de creerles y que pronto tendrá una oportunidad de demostrarlo en las próximas elecciones municipales. ¿Irá alguien a votar?
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