Faltando occidente al día de la victoria en Moscú, a su pesar, unió aun más a Rusia y China

Las noticias en torno a la ausencia de los líderes occidentales a las celebraciones del Día de la Victoria en Moscú el 9 de mayo recién pasado, colmaron la prensa. El Presidente de China, Xi Jinping encabezó la lista de invitados. ¿Se trata de un error garrafal? Es la pregunta que más se escucha en Estados Unidos y Europa.

La periodista Claire de Morsier de Le Temps, escribió que el ignorar las festividades de Moscú demostró falta de tacto y hasta ser peligroso. Según ella, la pretensión de humillar a Rusia solo fortalece los sentimientos nacionalistas anti occidentales en el país. En sus comentarios acerca de la presencia del Presidente de China, Xi Jinping en la parada militar, la revista Newsweek escribió que fue el evento que "algunos analistas han descrito como "Nixon Viaja a China" pero al revés". Benny Avni del New York Post señaló que "…. nuestros aliados europeos no asistieron a la parada, en cambio el Presidente chino si lo hizo. Estuvo cómodamente sentado a la derecha de Putin. Xi se refirió un tanto poéticamente a la histórica alianza de Rusia y China que lucharon juntas durante la II Guerra Mundial." Resumiendo las cosas, agregó "Con frecuencia los políticos hablan de un "nuevo siglo norteamericano". Esperemos más bien que el siglo XXI sea el siglo chino-ruso."

Existen bases para llegar a este tipo de conclusiones. Occidente hace lo mejor que puede para confirmar el hecho. La gente educada en Occidente ha escuchado por lo menos algo acerca del papel de la Unión Soviética. Pero saben muy poco acerca de la contribución de China durante la II Guerra Mundial. Norteamericanos y europeos están muy seguros que Estados Unidos asumió todo el peso de la guerra contra Japón. En realidad, la Unión Soviética fue el país que soportó la mayor carga del esfuerzo bélico contra los países del Eje en Europa. La contribución de China y la Unión Soviética fue decisiva en el esfuerzo por alcanzar la victoria en Asia. La lucha por la verdad histórica es una de las cosas que unen a Rusia y China.

No hay duda que el Presidente Vladimir Putin será el invitado principal en las celebraciones del Día de la Victoria a realizarse el próximo 3 de septiembre en Beiying. Se espera que los líderes occidentales también asistan. Putin rendirá homenaje a la gran contribución del pueblo chino a la victoria.

La II Guerra Sino-Japonesa se luchó principalmente entre la República de China y el Imperio de Japón desde el año 1937 a 1941. Hubo acciones de combate de menor escala antes que la guerra total se iniciara. En el año 1931 Japón invadió la Manchuria. Dejando a un lado los prejuicios de los europeos, sería lógico rastrear los eventos de aquellas fechas en vez del ataque de Hitler contra Polonia. Al tiempo que Japón había ingresado al Pacto Anti-Comintern junto con Alemania e Italia se unió a la lucha por la dominación global. Las expediciones militares anteriores de Italia en África no tuvieron relación con las actividades de la alianza del Eje. Fueron más bien parte de la política colonialista tradicional implementada por Italia. A diferencia de China, África no era considerada como un teatro importante de la guerra futura. En el año 1937 se hizo evidente que el conflicto mundial era inevitable. Eso es lo que importa.

Este enfoque permite ver los eventos que siguieron a la intervención de Japón contra China bajo una luz diferente. En aquellos días, las actividades diplomáticas se reducían a buscar aliados a neutralizar enemigos y a formar coaliciones. La guerra ya se había iniciado antes de la colusión de Munich el año 1938 y el pacto de no agresión llevado a cabo entre la Unión Soviética y Alemania el mes de agosto de 1939. Aquellos eventos deben contemplarse a través de este prisma. Cuando Alemania y Polonia se dividieron Checoslovaquia, cometieron un acto flagrante de agresión y se convirtieron en estados beligerantes. Resulta lógico suponer que Polonia haría lo mismo cuando Alemania atacara a la Unión Soviética. Es por eso que el pacto de no agresión soviético-alemán no desató la guerra sino que más bien impidió la formación de coaliciones más poderosas en oriente y occidente. El ejército polaco conformado por tres millones de hombres dotado de armamento alemán pudo hacer una grave contribución para que la Wehrmacht alemana fuera aun más poderosa.

La colusión tipo Munich se llevó a cabo también en el Lejano Oriente. China estaba luchando sola contra Japón desde el año 1937 al 41. Los aliados anglo-norteamericanos estaban enfrascados en esfuerzos de apaciguamiento que en realidad satisfacían los apetitos del agresor a expensas de los agredidos. Ellos entraron a la guerra solo cuando Japón los atacó a ellos. Actualmente, Washington y Londres desean minimizar este hecho. No están dispuestos a admitir que la II Guerra Mundial se inició el año 1937 cuando Japón atacó a China. El historiador británico, Rana Mitter, especialista en historia de China, es profesor de la Historia y Política de la China Moderna en el Instituto de Estudios Chinos de la Universidad de Oxford y Miembro del Colegio St. Cross. El año 2013 publicó un libro titulado La Guerra de China con Japón, 1937-1945: La Lucha por la Supervivencia en Torno a la Segunda Guerra Chino-Japonesa. Según este autor, los políticos escondieron los hechos históricos a los cuales los pueblos tienen derecho de conocer. Más de un millón y medio de soldados japoneses perdieron la vida en China entre 1931 hasta 1945. Esta cifra alcanza al 70 por ciento de todas las bajas japoneses durante la II Guerra Mundial. El 64 por ciento de las fuerzas terrestres japonesas estaba concentrado en China.

El profesor Atsuchi Koketsu, vicepresidente de la Universidad de Yamaguchi de Japón es un distinguido historiador, el hizo algunos cálculos que le permitieron llegar a la conclusión que Japón envió más tropas para luchar contra China que para enfrentar a Estados Unidos. Además, la guerra contra China se prolongó tres veces más que la guerra contra Estados Unidos. Japón invirtió más dinero para financiar el esfuerzo bélico contra China en comparación con lo que había invertido en las hostilidades contra Estados Unidos. Los regímenes títeres de Manchukuo y otros quasi-estados perdieron 1,18 millones de hombres en la guerra contra China. A finales de la guerra las fuerzas chinas tomaron prisioneros a 1,28 millones de soldados japoneses y 1,46 millones de los ejércitos de los estados títeres. El ejército del Kuomintang estaba conformado por 3,6 millones de hombres. El Ejército Popular Chino alcanzaba algo más de un millón de hombres. Desde el punto de vista de la escala de las operaciones, la guerra Chino-Japonesa podría compararse solo con las batallas que tuvieron lugar en el Frente Oriental de Europa donde la Unión Soviética enfrentó a la Wehrmacht.

Nota.- Sus comentarios y opiniones acerca de este artículo serán bienvenidos en editorial@strategic-culture.org

Traducción desde el inglés por Strategic Culture Foundation Sergio R. Anacona

http://www.strategic-culture.org



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