Yalta – 1945 no puede repetirse en el 2015

Traducción desde el inglés por Sergio R. Anacona

Strategic Culture Foundation

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Tal como se recuerda la fecha, la escena del evento que ocurrió hace setenta años se aparece ante mis ojos. Puedo ver el Palacio de Livandiysky en Yalta el 4 de febrero de 1945. Las tres delegaciones en representación de los países que formaron la coalición anti Hitler se aprestan para tomar sus asientos. La agenda incluye lo siguiente: regreso a la tradición de lucha irreconciliable contra el nazismo, restauración del rol de Naciones Unidas como el principal instrumento de seguridad internacional, erradicar todos los intentos de destruir el derecho internacional post II Guerra Mundial. El servicio de protocolo invita a los participantes a asomarse al balcón para la toma de fotografías antes de iniciar la sesión. Los jefes de las delegaciones estrechan sus manos y toman sus asientos. Los asientos parecen familiares cuando uno recuerda las fotografías tomadas en aquellos días. Estando actualmente un tanto fuera de moda, todavía nos recuerdan a Churchill, Roosevelt y a Stalin…

¡Qué lástima, estoy soñando despierto! Hoy en día la Conferencia de Yalta con la participación de los Tres Grandes no puede repetirse por una serie de razones.

La principal que impide tal posibilidad es el hecho que Occidente ha asumido una política que apunta hacia el aislamiento de Rusia, desplazándola de los foros donde se discute la agenda global. Con este propósito utiliza las sanciones, excluye a Rusia del G8 para tornarlo en G7, sus actividades en el Consejo de la Asamblea Parlamentaria de Europa (PACE sigla en inglés) y de otros organismos internacionales. El 1º de febrero recién pasado, el presidente norteamericano Barack Obama hizo hincapié en su disposición para "imponer costos mayores" y "aplicar presiones diplomáticas sobre Moscú" durante una entrevista en CNN.

El Comisionado de la Unión Europea para la Política del Ámbito Europeo y Ampliación de las Negociaciones, Johannes Hahn, estaba feliz con la caída de la divisa rusa.

El ve este hecho como una evidencia que demuestra la efectividad de las sanciones. Actualmente él representa la opinión que prevalece en Occidente.

Existe también gente que comprende que el deterioro de la situación económica de Rusia afectará negativamente la economía de los países occidentales.

A comienzos del mes de mayo, Sigmar Gabriel, Vice Canciller alemán y Ministro de Asuntos Económicos y Energéticos, hizo sonar la alarma señalando que más sanciones anti-rusas "provocarán una situación aun más peligrosa para todos nosotros en Europa." Ni una sola vez el ministro de relaciones exteriores expresó la misma advertencia. El ex canciller, Helmut Kohl, veterano de la política alemana e internacional, también ha expresado su desacuerdo con la política

de Occidente que apunta hacia el aislamiento de Rusia. Estas advertencias han sido mayormente ignoradas. El Secretario de la Defensa de Estados Unidos, Chuck Hagel, dice cosas absurdas acerca de "una Rusia revisionista" y su "moderno y poderoso ejército a las puertas de la OTAN." Occidente está perdiendo su capacidad de ver las cosas tal como son con respecto a Rusia y el mundo. Durante su intervención Obama hizo énfasis en que "dado el tamaño del ejército ruso y en consecuencia, Uds. saben, existen claros límites en cuanto a lo que haríamos en términos militares." ¿Será que estas razones lo mantendrán alejado de tomar medidas que podrían significar consecuencias desastrosas? Varsovia, Vilnius y Kiev ya están soñando con la posibilidad de ejercer presiones militares sobre Moscú.

Existe un factor más que impide la repetición de los eventos de Yalta 1945. El actual gobierno norteamericano es incapaz de producir juicios correctos cuando se trata de problemas internacionales. Washington no puede conseguir aliados, solo cría opositores y adversarios.

Winston Churchill dijo el 22 de junio de 1941 "Nadie ha sido un opositor al comunismo más consecuente que yo, que lo he sido durante los últimos 25 años. No voy a retractarme de ninguna de las palabras que he emitido en torno a eso. Pero todo eso se desvanece ante el espectáculo que hoy se está desarrollando." Luego agregó, "Si Hitler piensa que su ataque contra la Unión Soviética causará la más mínima división en las metas trazadas o una disminución del esfuerzo de las grandes

democracias que están dispuestas a hundirlo, está tristemente equivocado." Al contrario, estaremos fortalecidos y resueltos en nuestros esfuerzos para rescatar a la Humanidad de su tiranía." El líder británico señaló-que su (de Hitler) invasión de la Unión Soviética no es más que el preludio de un plan de invasión de las Islas Británicas." Según Churchill, "el peligro que corren los rusos es por lo tanto nuestro peligro y nuestro peligro es el peligro de Estados Unidos."

Roosevelt vio las cosas de la misma manera. Él creía que el fascismo era la maldad absoluta y que era necesario cooperar con la Unión Soviética para luchar contra ella. Hablando con Joseph E. Davies, el embajador norteamericano ante la Unión Soviética, dijo "yo no puedo aceptar el comunismo, tampoco Ud. pero para cruzar ese puente, yo lo haría de la mano incluso con el Diablo." El actual presidente de Estados Unidos le brinda apoyo al régimen neo-nazi de Ucrania el cual está influenciado por la ideología adoptada por aquellos que colaboraron con los nazis. Estados Unidos ha hecho un largo camino desde Roosevelt hasta Obama. Lo mismo ha sucedido con Gran Bretaña ya que la diferencia entre Winston Churchill y Cameron es abismante. Este último hace poco se unió a Obama diciendo que las sanciones anti-rusas era necesario mantenerlas hasta que Rusia "cambie su comportamiento y suspenda la agresión contra Ucrania." Occidente no comprende que existen muchos problemas en el mundo y que es impensable encontrar soluciones a estos prescindiendo de Rusia. De manera indirecta, los norteamericanos parecieran darse cuenta de esto en la medida que continuan cooperando con la Federación de Rusia en Afganistán, Siria, en la lucha contra el terrorismo y contra la proliferación de armas de destrucción masiva. Pero, ¿qué será lo que hace que el presidente norteamericano crea que Rusia continuaría cooperando en algunos problemas y acepte mantenerse alejada de otros que necesitan solución?

La diferencia entre los políticos de Estados Unidos y del Reino Unido, que entonces fueron grandes figuras de la historia, y aquellos que dirigen esos países actualmente, está a la vista de todos. Para decirlo con franqueza, los actuales dirigentes occidentales ni siquiera le prenden una velita a Churchill y a Roosevelt. El ser anticomunistas no les impidió aceptar al diablo al reconocer la contribución del Ejército Rojo a la victoria contra el Fascismo. El día 27 de septiembre de 1944 el Primer Ministro británico, Winston Churchill envió una carta a Stalin, diciendo "Aprovecharé la ocasión para repetir mañana ante la Cámara de los Comunes lo que he dicho anteriormente, en cuanto a que es el Ejército Ruso el que arrancó las entrañas de la maquinaria militar alemana y en este momento lleva lejos la carga más pesada del enemigo en su frente." Por su parte, el presidente Roosevelt escribió el 23 de febrero de 1943 felicitando al Ejército Rojo en su 25º aniversario de su creación, señalando "El Ejército Rojo y el pueblo ruso con toda certeza ha puesto a las fuerzas de Hitler en la vía para su derrota definitiva y se ha ganado la perenne admiración del pueblo norteamericano."

¿Podría alguien imaginar a un líder occidental contemporáneo diciendo cosas semejantes?

El Presidente de la Federación de Rusia, Vladimir Putin no tomó parte en la ceremonia en Polonia que marcó el 70º aniversario de la liberación del campo de concentración nazi de Auschwitz. No le enviaron una invitación. ¡Qué vergüenza! Él es el jefe del estado sucesor de la Unión Soviética. El Ejército Rojo liberó Auschwitz y aproximadamente la mitad de Europa. Este hecho habla por si solo. Hoy en día, Occidente no es capaz de reconocer que sin la Unión Soviética no habría habido una rendición incondicional de la Alemania fascista, ni Japón habría sufrido una derrota aplastante. No habría habido fronteras europeas de la posguerra que Occidente quisiera tanto cambiar. Si lo consiguió en la ex Yugoslavia.

Este es el caso en que la ingratitud se mezcla con el complejo de inferioridad. Tienen razón cuando dicen que las sanciones contra Rusia son una reacción por la impopularidad de Obama. ¿Podría alguien imaginar al presidente Roosevelt coqueteando con sus opositores o tratado de incrementar su popularidad entre los conservadores digamos recortando los programas de Préstamos y Arrendamientos con la Unión Soviética –aliada de Estados Unidos durante la II Guerra Mundial? Esto recuerda a otro presidente norteamericano, Harry Truman, que creyó que no necesitaría a la Unión Soviética una vez derrotada Alemania. En el mes de mayo de 1945 trató de suspender los suministros militares. Pronto se le hizo recordar (no por parte de Moscú sino por aquellos que se mueven en los corredores del poder en Washington) que había una guerra con Japón y una carga que podría ser insoportable para Estados Unidos en el caso que la Unión Soviética decidiera no participar.

Los actuales dirigentes occidentales desperdician el legado de Yalta dejado por la Alianza de los Tres Grandes que salvaron al mundo de un esclavizamiento total por parte del nazismo hace 70 años. El principio de la igualdad le permitió a la Alianza actuar de manera efectiva. Actualmente, el mundo enfrenta desafíos no menos graves. Los intentos de Occidente de aislar a Rusia podrían hacer que los problemas actuales sean insuperables.

Al publicar un comentario sobre la decisión de no invitar al Presidente Putin a la ceremonia de Auschwitz, un bloguero escribió que los antiguos prisioneros vendrían a juntarse con personas de las mismas nacionalidades: alemanes, polacos, ucranianos (Banderites) pero no habría rusos. Esto significaría que no habría garantía alguna para que los eventos de hace 70 años no se repitieran con nuevos hornos crematorios, cámaras de gases y pantallas para lámparas hechas con piel humana.

Es importante hoy en día que el mundo avert esta amenaza.



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