Muramos o enmendemos los errores

“A medida que un alma se hunde en la devoción, pierde el sentido, el gusto, la necesidad, el amor a la realidad… el deslumbramiento de su fe los ciega respecto al mundo que los rodea y respecto a ellos mismos. A mí, que lo que más me interesa es ver claro, me deja asombrado la cantidad de mentiras en que puede complacerse un devoto”

André Gide


El conocimiento objetivo es la mejor guía para una acción acertada. Se obtiene observando los hechos y juzgándolos según sus propias características y manifestaciones, mientras sus distorsiones interesadas sólo causan confusión e indefensión en sus víctimas incautas.

En vez de permitir que nos engañen asaltando nuestra buena fe al exacerbar nuestros propios prejuicios ideológicos, que nos separan y enfrentan a los diferentes, debemos ejercer la suficiente independencia, con sindéresis y honradez, para sacar nuestras propias conclusiones, a fin de apoyar las causas justas evitando los desastres causados por los depravados que se consideran superiores y con derecho a atropellar e ignorar a los demás.

¡Las mayorías podemos detenerlos!

Sin dudas, sólo los sionistas no advierten el evidente crimen de lesa humanidad que vienen cometiendo contra el pueblo palestino, al menos desde 1948, cuando comenzó a funcionar el estado de Israel en territorios que ya había invadido David Ben Gurión, iniciando una guerra de guerrillas tendenciosa.

Por fortuna, gracias a los avances en telemática, que son objetivos y nos han dotado del Ágora Virtual Global que nos permite rebatir las mentiras y denunciar a los delincuentes de cuello blanco, hasta ahora intocables y todopoderosos, el resto de la Humanidad ya sabe de este genocidio, silenciado y prolongado durante tantos años.

Ahora se le ha hecho evidente, gracias a esa Verdad liberadora que ya no pueden monopolizar los déspotas y sus secuaces, aunque insisten en hacerlo, lo cual los pone en evidencia como mentirosos desvergonzados.

Ya es innegable, para las personas decentes y sensatas, que Israel es un estado teísta, canalla y terrorista, además de ficticio o artificial, creado por decreto de la ONU a fines de noviembre de 1947.

Es criminal y cínico gracias a su poderoso ejército, las inmensas riquezas de sus dueños, su enorme influencia en todas las naciones y su inmensa colonia americana, que controla a través del “gobierno en la sombra”.

Se trata de la USA que dice gobernar el títere impotente, Barack Obama, quien, como diligente lacayo, decide atacar iraquíes en vez de exigir que sus amos detengan la carnicería en la Franja de Gaza, repudiando el horrendo crimen que tiene espantada y ofendida a la parte digna de la Humanidad que, por fortuna, es la mayoría.

Pero el mestizo decepciónate prefiere azuzar la guerra que el sionismo espera le salve al sistema moribundo y desahuciado. Sería la gran jugada maestra contra las mayorías, elaborada por el 1% conformado por sicópatas y dirigido por genocidas, sionistas y masones, llenos de principios morales superiores.

Les permitiría disolver la crisis económica y social, que no pueden resolver, pues es insoluble y cada vez más profunda, continuando la depredación deliberada y progresiva de la Naturaleza desarrollada por las transnacionales criminales en el Mundo entero.

Tales bestialidades están justificadas en las recetas neoliberales destinadas a privatizarlo todo, preferiblemente para destruirlo a título de negocio, diezmando, esclavizando y despojando a los pueblos de su patrimonio común, que lo es de toda la Humanidad en la sociedad plana que ha de remplazar las piramidales imperantes en la agónica Historia.

Con excepción de Bután, que renunció al letal crecimiento del PIB (un auténtico indicador de depredación del Medio Ambiente y de retroceso de la Vida, sobre todo cuando se refiere al llamado sector primario de la economía), remplazándolo por el IFB (Índice de Felicidad Bruta); los demás gobiernos, sin importar la ideología en que se basen (o con que se disfracen) para suplantar, subyugar y traicionar a sus compatriotas, son fieles a dichas doctrinas económicas mortales.

Les es indiferente que estén destruyendo aceleradamente la biosfera, causando daños irreparables que nos acercan aceleradamente al punto de no retorno, cuando ya no habrá remedio para los crímenes del capitalismo y sus variantes consumistas.

Son crímenes abiertamente depredadores, ruinosos y mortales, propios de psicópatas absolutamente indiferentes a los daños irreparables que causan. Lo hacen con el pretexto, tan respetado como absurdo, de cambiar riquezas auténticas e irremplazables por ganancias financieras particulares, que empobrecen a los pueblos y degradan la biosfera.

Lógicamente, a nadie sensato se le escapa que si seguimos aplicando las recetas neoliberales, en vez de superar el capitalismo en todas sus modalidades, el fin vendrá muy pronto, como lo espera el sionismo, según lo sostienen sus libros sagrados, empeñados en someternos a un “juicio final”.

Se trata de una obsesión indeclinable del que se considera a sí mismo, en un caso socio-patológico de extremo narcisismo masivo, el “pueblo elegido”, de modo que no tiene inconveniente en exterminar a los pueblos, evidentemente inferiores (a su delirante juicio), que ocupan su “tierra prometida”.

Ésta, por lo demás, no sería solamente la ocupada tradicionalmente por los palestinos, la que los antiguos invasores israelitas y, ahora, los actuales invasores israelíes, han llamado “tierra de Canaán”. Según sus libros sagrados, en realidad se extendería “desde el Mediterráneo hasta el gran río Éufrates”, por donde quedaba la Ur de Caldea que expulsó a Abram con Sarai, según puede confirmarlo cualquier lector de tales escritos.

O sea, llegaría hasta el Irak que invadió el psicópata genocida, mitómano y fronterizo, George Walker Bush, en 2003, a punta de mentiras y prepotencia; y que ahora ha resuelto bombardear el lamentable farsante, Barack Obama, simple ficha del complejo militar-industrial usano, como también se conoce su“gobierno en la sombra”.

Desde luego, Líbano, Siria y Jordania también harían parte del territorio que le destinó Yahvé, según Moisés, al “pueblo elegido”. Se trata de algo que sostienen sus herederos, los de su hermano Aarón y los de la tribu de Leví, núcleo histórico del sionismo despiadado y arrasador, desde que sacó a los judíos de la esclavitud en Egipto, imponiéndoles unas creencias que les eran extrañas y que tardaron 40 años vagando por el desierto, y comiendo maná, para aceptarlas.

Son dogmas a los que no están dispuestos a renunciar de ninguna manera. Explican las persecuciones de que han sido víctimas a través de la Historia, y que ahora quieren cobrarnos a las generaciones vivas porque han acumulado el poder suficiente para vengarse y cumplir su misión humanicida y ecocida.

Al fin y al cabo, en la cúpula están los banqueros ladrones encabezados por la familia Rothschild desde el s. XVII. Representan una fuente proverbial de poder para este pueblo, comerciante y usurero, cuyos amos han causado la crisis inmobiliaria en USA, y se la han endosado a los países de la Unión Europea vinculados a la moneda única, el euro, acercándolos a la ruina gracias a la vileza de los gobernantes vendepatrias, que se enriquecen haciendo fracasar los países al entregárselos a los potentados amos del Mundo y dueños de las transnacionales.

Su soberbia es infinita e irreductible, como puede comprobarlo cualquiera oyendo lo que sostienen los gobernantes, politiqueros, ideólogos y presuntos dueños de Israel, comenzando por el delirante mitómano devoto, Benjamín Netanyahu, orquestado por sus cómplices en USA y apoyado por canallas diseminados por el Mundo.

En estas circunstancias, constatamos objetivamente el lamentable e intolerable destino trazado a sus víctimas milenarias, los palestinos, un millón ochocientos mil de los cuales están hacinados en la Franja de Gaza, sometidos a peores tratos que los que los nazis les dieron a los judíos en el gueto de Varsovia, pues a éstos no los bombardearon, ni indiscriminadamente ni con sevicia, así los hayan condenado a la inanición, a la sed y al hambre que también están sufriendo en Gaza los desgraciados palestinos, gracias a la perversidad de sus verdugos sagrados.

Ante la complicidad y pusilanimidad de los gobiernos les corresponde, entonces, a los ciudadanos de la Aldea Global, a los miembros decentes de la especie, que conforman el 95% -amenazado por el 1% de sicópatas y su 4% de lacayos incondicionales-, detener el genocidio en la Franja de Gaza, tanto como el cometido en Siria por Bashar al Assad.

Igual obligación tenemos con los demás conflictos que están alimentando la estrategia de guerra mundial que acabaría de condenarnos, impidiéndonos alcanzar la Vida que nos merecemos gracias a los avances de la civilización multifacético, que ha perdurado a pesar del carácter criminal de la Historia.

Si somos sensatos, en vez de reconocer las fronteras de 1967 como límites aceptables para la creación de dos estados en la región palestina, uno judío y árabe el otro, la Humanidad decente pero sagaz debería exigirle a la ONU que revierta la resolución espuria que dio existencia jurídica al estado artificial de Israel, presionada por el poderoso sionismo y su gran colonia americana.

Si no detenemos el mesianismo juicio finalista, pronto las mayorías seremos sus víctimas propiciatorias e impotentes, pues sus planes de exterminio son globales y van muy adelantados, en múltiples frentes.

Así como los huracanes y los terremotos susceptibles de ser producidos por el proyecto HAARP, la misma difusión del ébola bien podría hacer parte de la macabra conspiración sionista, que las otras religiones abrahámicas, el cristianismo y el islamismo, comparten y se esmeran en secundar mientras convencen a sus fieles y los preparan para el terrible Apocalipsis anunciado desde hace siglos. ¡Qué miedo!

¿Será que las mayorías aceptamos estoicamente este delirante crimen, profetizado por los libros sagrados de las tres religiones masoquistas, machistas e inhumanas, poderosas y perversas, que proceden de Abraham e influyen en millones de seres humanos, tan buenos como fanatizados?

Si lo decidimos quienes no compartimos tan deplorable destino, podremos encontrarnos como ciudadanos de la Aldea Global, relacionados éticamente con base en el respeto mutuo y la protección de la Vida, el Medio Ambiente, la biosfera, la Naturaleza o Pachamama;. Se trata de criterios superiores de convivencia, absolutamente revolucionarios frente a los imperantes en la piramidal y agonizante Historia, que pretende arrastrarnos a su merecida tumba, robándonos el futuro luminoso que estamos en condiciones de construirnos.

¿Sobreviviremos? ¡Depende de ti y del resto consciente y digno!

Afortunadamente, sin dudas infundadas, con plena seguridad y total solvencia, somos aptos y estamos en condiciones para construir la Sociedad Democrática Global que derrote y remplace el criminal Nuevo Orden Mundial de los sicópatas plutócratas.

¡Si no los vencemos, nos impondrán el Armagedón! ¡Y nos lo mereceremos por cretinos!



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