Sueños acerca de préstamos y arrendamientos ¿quién paga por la ayuda norteamericana a Kiev?

Resulta evidente que la OTAN no tiene planeado involucrarse en la crisis de Ucrania. Y tampoco desea que la mayoría de los ucranianos expresen su apoyo a la integración con Rusia. Las acciones punitivas del gobierno de Ucrania en el Donbass cuentan con el apoyo de Occidente.

La incógnita es qué clase de ayuda está dispuesto a entregar y cómo esto afectaría la situación. Existen sanciones impuestas contra individuos rusos supuestamente involucrados en la toma de decisiones en la política ucraniana. El paquete podría endurecerse y pasar a una tercera etapa, imponiendo restricciones sectoriales económicamente dañinas. Estas medidas están planeadas para ser implementadas en caso que Rusia inicie una intervención militar en Ucrania, cosa que esta no tiene planeado ejecutar. Los europeos tienen conocimiento que las sanciones podrían resultar contraproducentes. Lo pensarán dos veces antes de tomar una decisión semejante. Además, si se aplican las sanciones, sus consecuencias solo se harán sentir dentro de unos años. De ninguna manera las medidas punitivas contra Rusia ayudarán a Ucrania a sofocar la agitación en Novorosia. Esto coloca la ayuda militar en la agenda. Se comenzó a discutir el problema inmediatamente después del golpe de estado en Kiev. A mediados del mes de marzo, el Primer Ministro interino de Ucrania, Arseniy Yatsenyuk, contactó a Obama solicitándole armamento y ayuda de inteligencia durante su visita a Estados Unidos. En ese entonces, Obama cortésmente le dijo que “no” ofreciéndole a cambio raciones alimenticias.

Ese mismo mes, Estados Unidos envió tres millones 330 mil raciones secas para ser distribuidas directamente a los anaqueles de almacenes y supermercados. El día 14 de abril, Thomas Shannon, Asesor del Departamento de Estado, señaló durante una visita a Alemania, que armar a las fuerzas de Ucrania si era una opción. El día 15 del mismo mes, el Senador, John McCain, visitó Estonia. Allí criticó duramente al gobierno norteamericano por no suministrar a las fuerzas armadas de Ucrania con lo que ellas necesitaran. Junto con el Ministro de la Defensa de Polonia, Tomasz Siemoniek el día 17 de abril, Chuck Hagel sostuvo en una conferencia de prensa en el Pentágono, que Estados Unidos enviaría un paquete de ayuda no letal a Ucrania, ayuda que incluiría suministros médicos, cascos, literas y unidades de purificación de agua para las tropas ucranianas, como también refugios, generadores de baja potencia y bombas manuales para combustible para las fuerzas fronterizas de seguridad de Ucrania. Pero no se incluiría ningún equipamiento de combate, tales como chalecos antibalas o anteojos de visión nocturna.

El día 15 de mayo, el Wall Street Journal publicó un artículo titulado “Ucrania Necesita de Inmediato Ayuda Militar” escrito por Andriy Parubiy, Secretario del Consejo Nacional de Defensa y Seguridad de Ucrania. Indicó que él no desea tropas norteamericanas en su territorio, lo que necesitamos son las armas. Según él, “hemos heredado un ejército en ruinas, una seguridad y un servicio de inteligencia repleto de agentes rusos, un sistema legal desmoralizado, tribunales y fiscales corruptos. La corrupción durante el gobierno del Sr. Yanukovych permeaba todas las instituciones del estado y se convirtió en un gobierno en la sombra que apuntaba hacia el saqueo del estado. El ejército ucraniano y las fuerzas de seguridad necesitan de una reforma, entrenamiento y armamento moderno si han de proteger la soberanía del país y la integridad territorial contra Rusia y otros agresores. Ucrania es un país pacífico, pero ningún país puede aceptar la anexión de sus territorios históricos. Con la ayuda de Estados Unidos y Europa podríamos recuperar la estabilidad. De este modo, esperamos obtener la ayuda norteamericana para construir un poder disuasivo. Estados Unidos ya ha otorgado a Ucrania asistencia no letal y estamos agradecidos.” En todo sentido, él repite lo que dijo McCain, solo que agregó los chalecos antibalas a la lista.

El presidente electo Petro Poroshenko empezó a hablar de la ayuda militar norteamericana en su primera entrevista luego de la elección. Entrevistado por el Washington Post, dijo que Ucrania necesitaba nada menos que un Contrato de Préstamo y Arrendamiento. Según él, Estados Unidos y Ucrania deberían firmar un tratado de seguridad. Él sabe lo que le conviene.

El día 27 de mayo, The Wall Street Journal publicó un artículo titulado “Ucrania Elige a Occidente”. Comenta que “la elección también retira la última excusa para que Europa y Estados Unidos le nieguen a Ucrania asistencia militar letal. Descuidadas durante dos décadas, las fuerzas armadas de Kiev han tenido éxitos irregulares contra las fuerzas insurgentes cuyos mejores combatientes son entrenados y armados por Rusia. Los franceses le están vendiendo a Rusia navíos de desembarco Mistral, pero Occidente se niega a ayudar a una democracia amiga para que se defienda ella sola contra la agresión.” El editorial no menciona que Francia está siendo bien pagada por la venta de los navíos, en todo caso, el artículo pide el envío de asistencia a Ucrania a cambio de una canción.

El día 29 de mayo, la vocera del Departamento de Estado, Jennifer Psaki, fue interrogada acerca de la reacción de Estados Unidos. Dijo ella que el presidente había aprobado tres lotes de asistencia a Ucrania, mientras que el problema del armamento todavía estaba pendiente. En otras palabras, conténtense con lo que tienen.

La Casa Blanca no desea enviar tropas. No es una acción que el pueblo aprobaría, pero al mismo tiempo, Washington no desea perder influencia en Europa. Es ahí entonces cuando el problema del suministro de armamento salta a la palestra. En todo caso, los mercenarios alquilados por empresas militares privadas están listos para entrar en acciones de combate en Ucrania, involucrando a Estados Unidos. Obama dirigiéndose a los cadetes graduandos de West Point el 28 de mayo pasado, señaló que la asistencia y el entrenamiento son las prioridades que permitirían a Estados Unidos llevar a cabo misiones sin comprometerse directamente.

¿Quién cubrirá el gasto? Estos no son tiempos de prosperidad económica. Todos quieren obtener alguna ganancia y evitar la carga financiera. Como en el caso de los navíos de asalto anfibio clase Mistral.

A Estados Unidos no le gustó el acuerdo, Michael Morán escribe en la publicación “Foreign Affairs” que a Francia habría que reprenderla y explica que no se le puede vender armamento a un agresor. Olvídense de los miles de millones en ganancias y los muchos puestos de trabajo perdidos, hagan lo que es correcto hacer.

Los congresistas demócratas, Elliot Engel y William Keating como también el republicano Mike Turner, Presidente de la Delegación de Estados Unidos ante la OTAN, ofrecieron otra opción. El 30 de mayo solicitaron por escrito al Secretario General de la OTAN, Anders Fogh Rasmussen, comprar la parte de los navíos o arrendarlos. La solicitud es ridícula. Sería diferente si el Presidente norteamericano le pidiera al Presidente francés vender los navíos por el mismo precio para ser compensado. Aunque semejante proposición no sería del gusto de Francia puesto que ella tiene otros intereses en Rusia. Perdería la ganancia si incumple el compromiso, pero por lo menos la solicitud sería dirigida a alguien. Ahora no queda claro a quién le correspondería la proposición. La OTAN no es una organización que compre armamento; los tratos los realizan los estados miembros para equipar sus ejércitos bajo el mando de la OTAN. La iniciativa de Engel y Keating es solo una imitación de la realidad. Resulta imposible comprender cómo un programa de préstamos y arrendamientos para Ucrania podría financiarse.

La asistencia norteamericana a Kiev es más bulla que nada.

Probablemente los aliados quieren que Rusia sea quien pague, por ejemplo, haciendo concesiones en el precio del gas, permitiendo que el dinero ahorrado sea empleado con fines militares. O podría ofrecérsele comprar algo turbio como una detente, por ejemplo. Probablemente intenten hacerlo en el próximo Consejo Rusia-OTAN.


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Traducido desde el inglés por Sergio R. Anacona




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