Panamá: ¿Por qué la gente trabajadora debe votar candidatas/os trabajadores?

Hoy he hecho una segundo recorrido electoral acompañando candidatas y candidatos del FAD. Ha sido por el barrio de Las Garzas de Pacora, de Panamá capital. Ahí, por lo que decía la gente, el tema que más preocupa es el de la seguridad. Falta de luces, falta de vigilancia, atracos, balaceras...Es angustiante vivir con la inseguridad de lo que pueda pasar a cualquier miembro de la familia, al salir a trabajar, al regresar, por la tarde, por la noche.

El segundo tema que aparecía era el lamentable estado de las calles, la gran mayoría sin asfaltar. Y, junto a ello, las aguas negras que discurren por zanjas a lado y lado de la calle, un foco de infección, de insalubridad. No sé si todas las aguas negras van así o si hay parte soterrada, pero el espectáculo es deprimente.

El candidato Moisés González, obrero de la construcción, iba incansable explicando pacientemente su programa. “Somos el FAD, un partido que se ha constituido recientemente. Somos gente de abajo, como usted. En nuestras filas hay de todos los sectores: obreros, profesoras, indígenas, campesinos. Gente que sabe lo que es vivir en barrios trabajadores, pues yo vivo aquí cerca y el otro compañero candidato es su vecino. No hace falta que nos expliquen nuestras necesidades pues las vivimos día a día. Antes, con 40 dólares se llenaban dos cestas de la compra, ahora si acaso alcanza para media. Por eso pedimos su apoyo, para hacer realidad que ese partido pueda surgir y conseguir diputados que defiendan los intereses de la clase trabajadora”.

La mayoría de gente trabajadora va asintiendo lo que dice. Moisés afirma que la campaña va bien y que se va consolidando el apoyo de la gente. La verdad es que el cortejo de gente voluntaria del FAD es grande, con unas veinte personas, carro con música y consignas. Da gusto ver cómo un pequeño y modesto partido desafía a los ricos, a los candidatos que llevan años en el poder y que cuentan con grandes medios.

Pero también hay discusiones muy interesantes, que permiten ver el estado de conciencia de la gente. Por ejemplo la candidata Lilia Beitia habla con una mujer y le pregunta qué le parece votar a un partido que surge desde abajo en lugar de los partidos que se dedican a robar. Y la mujer, ni corta ni perezosa, contesta que “no importa que roben, todos lo hacen, lo que importa es que nos den parte de ese robo”.

Esa forma de pensar está instalada en una buena parte de la población: todos roban; todos los que se presentan para políticos robarán; por tanto, mejor sacar lo que más se pueda. Desgraciadamente es una forma de pensar de completa resignación, que se conforma con que los de arriba concedan algunas migajas a los de abajo. Sean esas migajas una tacita, una libra de arroz, una comida, o un sorteo para algún electrodoméstico.

La hija del jefe del clan Muñoz -que también se presenta a las elecciones como su padre que lleva tres o más legislaturas- celebró ayer su aniversario en un Turicentro de diversión -propiedad del padre- e invitó gratis a todos los vecinos a que fueran con sus hijos para celebrarlo. Es un ejemplo concreto de lo que hacen esos políticos burgueses corruptos e instalados en el poder por años -y parece que puede ser por generaciones incluso- que “dan parte del robo” a sus súbditos. Porque tratan a la gente así: como súbditos de un territorio donde ellos se comportan como señores feudales.

Me dice Lilia después del paseo extenuador que hemos dado este domingo, bajo el sol inclemente, hablando con montones de gente, que es posible que los Muñoz vuelvan a pasar por el barrio y ofrezcan algún regalito más. “Ya lo han hecho en otras ocasiones. Es la forma que tienen para controlar que no se les escape ningún voto, para reforzar la fidelidad de la gente. Saben que el FAD les arrancará votos”.

Otra mujer con la que conversa Lilia, escucha atentamente las preguntas que le hace “¿Qué considera como el primer problema del barrio?”. La mujer contesta rápido: la inseguridad. Conversan sobre la gente candidata del FAD, gente trabajadora, como Moisés, obrero de la construcción o ella misma, profesora del Don Bosco. Al final la mujer va directa al meollo de lo que se juega el FAD en estas elecciones: “ Lo difícil es sacar algún diputado. Espero que ustedes lo consigan y así pueda seguir el partido. Yo los votaré”. Una reflexión de lo más madura y consciente. Esa mujer sabe por experiencia que los principios son los más difíciles. Pero el FAD le ha ganado el corazón, ha visto honradez y está dispuesta a arriesgar y probar.

Una tercera mujer, por el contrario, afirma en otra casa que hay que votar a los partidos ricos. ¿Porqué? “Porque los partidos pobres no conseguirán nunca ganar”. Mi compañero Enrique me dice luego en el coche que la sociedad panameña apuesta casi siempre a caballo ganador. Eso hace que las encuestas se equivoquen mucho: una pequeña variación, un acontecimiento inesperado, un contratiempo en el candidato aventajado, hace que el estado de opinión se deslice hacia otro candidato o candidata en pocos días. Así ocurrió con Mireia Moscoso.

El caballo ganador es pues claramente burgués. Sea el líder del Cambio Democrático, José Domingo Arias, el llamado Mimito; o sea el del Partido Revolucionario Democrático, Juan Carlos Navarro. El primero cuenta con la reciente experiencia y alianzas tejidas por Martinelli, quien sigue controlando el partido a través de presentar a su mujer como vicepresidente -sin que eso sonroje a ninguno de esos “campeones de la democracia”, como intentan hacer ver respecto a la “dictadura” de Venezuela-. El segundo tiene un fuerte aparato heredado del torrijismo, usado a la manera socialdemócrata.

Así pues la tercera mujer aparentemente tiene razón. El FAD no va a ganar estas elecciones. Ese es el motivo seguramente por el que algunos obreros de construcción del barrio le dicen a Moisés que votaran por él, pero en cambio no votarán por Genaro López, el candidato a la presidencia. Saben que Genaro no saldrá presidente.

Pero este razonamiento es el propio de quien jamás aspira a ganar. El de quien siempre se somete al poder de los ricos, del más fuerte económicamente. El de quien acepta que le roben...pero que le den algo. Es un sentimiento de quien no se atreve a levantar la cabeza. Existe una parte de la población panameña así. El motivo quizás sea porque jamás han tenido un partido propio de la gente trabajadora. Porque siempre han tenido que optar entre Guatemala o Guatepeor. Porque no había ninguna alternativa, si descontamos pequeñas formaciones como el PCP, PST u otros grupos.

Pero ahora sí hay una alternativa que pugna por surgir, por construirse desde abajo. Una alternativa que, a pesar de todos los obstáculos, da la pelea día a día, va a hablar con la gente en los barrios, en las empresas, en los tajos. Eso es ya diferente a los pequeños grupos de propaganda que se presentan, o a personalidades cuyo único activo es su propia historia pasada, a veces no tan revolucionaria. El FAD es un intento serio, construido colectivamente en el día a día, que se va ganando una autoridad y unos lazos, compromisos con la gente de su calle, de su barrio, de su fábrica. No es lo mismo que quienes aterrizan a hacer propaganda y luego se van. Todo el mundo sabe dónde viven, dónde trabajan los candidatos y candidatas. Como Basilo Concepción, de Las Garzas. Como Porfitio Ruiz, de la 24, ambos candidatos a representantes. Son de los suyos, para bien o para mal.

La campaña me permite ver pues que la sociedad de Panamá tiene en estas elecciones una oportunidad de hacer las cosas diferentes a como lo ha venido haciendo hasta hoy. Seguramente la rutina conservadora y aún servil, atrasada, domina aún en muchos lugares. Por ello ganará un candidato burgués, uno de los ricos, de la élite de arriba. Pero la cuestión no es esa. La cuestión es si la gente trabajadora que está ya verdaderamente HARTA del engaño, la corrupción, el saqueo hacia el pueblo, la explotación brutal -de mil maneras, incluyendo en ellas las agotadoras horas no pagadas de transporte para ir a trabajar- está dispuesta a aprovechar la oportunidad de que se presenta un partido como el FAD. La cuestión es si hace suya esa alternativa, si se la apropia y, de esa manera, empieza a controlar su propio destino, controlando y exigiendo a sus candidatos.
Es decir, si se utilizan esas elecciones para empezar a construir una alternativa propia e independiente de la clase obrera, frente a los partidos de la burguesia. Ese es el reto que yo veo en estas elecciones.


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Alfons Bech

Militante obrero, y revolucionario marxista. Miembro de de la CCOO, la federación sindical más grande de España. Activista político de L?Aurora y EUiA.

 albech12@gmail.com      @alfonsbech

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