Afganistán ocupado por Estados Unidos

Traducción desde el inglés por Sergio R. Anacona

Strategic Control Foundation

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No hay nada nuevo en la definición que se ha venido escuchando desde hace tiempo en el sentido de la similitud de las acciones militares llevadas a cabo por el ejército soviético después que entró en Afganistán el 25 de diciembre de 1979 con las acciones que realizó Estados Unidos en Vietnam. En todo caso, esta opinión más bien nos aleja de la verdad. Al enviar sus tropas hacia Afganistán, la URSS bloqueó rutas importantes del narcotráfico mundial y forzó a que el flujo de la droga se desviara de su territorio. En cuanto a la Guerra de Vietnam, incluso en Estados Unidos, la opinión que prevalece es que detrás de la guerra estaban los carteles internacionales de la droga y la CIA, quienes desataron la matanza con el objeto de eliminar la amenaza a sus intereses en el Sudeste Asiático.

Por otra parte, había miles de kilómetros entre el territorio vietnamita y Estados Unidos, por lo tanto no había ninguna amenaza contra la seguridad de este, mientras que la desestabilización de Afganistán creaba una amenaza directa a la frontera sur de la Unión Soviética.

El entonces Secretario de Estado, Alexander Haig (1981-1982) señaló lo siguiente: “… Moscú invadió Afganistán porque le preocupaba el fortalecimiento de la franja islámica fundamentalista en su frontera Sur… Entre la Unión Soviética y Afganistán existe solo una delgada línea divisoria constituida por el Río Amu Darya. Es por eso que cualquier movimiento islámico exitoso en la frontera sur, inevitablemente impactaría en las repúblicas islámicas soviéticas. La lógica de Brezhnev se comprende. La remota posibilidad que esto pudiera suceder en el futuro obligó al ejército soviético a entrar en Afganistán en 1979.”

Según Haig, los peligros que representaba la expansión de la franja musulmana fueron rápidamente confirmados cuando el día 8 de marzo de 1987 un escuadrón de Muyajedines disparó cohetes a través de la frontera contra la ciudad soviética de Panj en la República Socialista Soviética de Tayikistán. El líder de los Dushmans, Gulbuddin Hekmatyar, en mayo del mismo año declaró que “si los Muyajedines persisten en la lucha, llegará el día en que los territorios ocupados en Asia Central Soviética, serán liberados.”

Estas palabras no fueron una bravuconada ni tampoco una improvisación, el plan para desestabilizar la Unión Soviética fomentando el descontento islámico en Asia Central y el Cáucaso fue puesto en marcha por el gobierno de Carter durante los años 70 (se dice que el autor de la idea fue el Orientalista Bernard Lewis de la inteligencia británica). La idea fue entusiastamente adoptada por Zbigniew Brzezinski y el equipo de Carter, quienes trataron de redirigir la energía que se estaba gestando en medio de la agitación social y la protesta religiosa en el Mundo Islámico contra Rusia/Unión Soviética.

Posteriormente, a mediados de los años 90 Brzezinski pronosticó que el área bajo control ruso se fragmentaría y recordó que a mediados de los años 70 él señaló que la idea de utilizar la invasión soviética de Afganistán como un equivalente de Vietnam, “le pertenecía y que fue solo entonces que el gobierno norteamericano aceptó por primera vez las recomendaciones de los servicios especiales durante la Guerra Fría y así apoyar directamente las actividades que apuntaban hacia la destrucción de las tropas soviéticas.” Del mismo modo, se creó una coalición para apoyar a los Muyajedines lo cual involucró a Gran Bretaña, Pakistán, Egipto y Arabia Saudita.

La CIA apoyó a los Dushmans unos seis meses antes de la invasión soviética. De acuerdo con un decreto firmado por Carter, se brindó asistencia secreta a los “guerreros yijad” afganos. Un total de 120 mil soldados del 40º Ejército soviético compuesto principalmente por conscriptos entre 18 y 20 años de edad fue enfrentado por 170 mil Dushmans de los cuales unos 30 mil recibieron un excelente entrenamiento de combate. Ya que estos “devotos musulmanes” eran “combatientes por la fe”, la evidencia demostró que a través de los años de guerra en Afganistán, más de 5 mil Mullahs murieron debido a su lealtad al gobierno de Kabul.

Hoy en día el bumerang afgano lanzado por Estados Unidos regresa hacia ellos. Los norteamericanos se han ubicado en el mismo rincón del que la Unión Soviética no podía salir en los años 80.

Estados Unidos está quemando enormes cantidades de recursos en una guerra inútil (solo en entrenamiento y equipos para los casi 340 mil hombres de las fuerzas de seguridad títeres afganas, Washington ha gastado más de 20 mil millones de dólares). Los norteamericanos gastan en un mes de lucha en Afganistán más que la Unión Soviética en un año entero en su campaña en Afganistán. Las declaraciones de Washington acerca del éxito de la misión occidental en Afganistán, producen sonrisas más bien sarcásticas. En la realidad no hay señales de victoria para la coalición occidental. La guerra no ceja un solo día. En términos de uno de los objetivos de la misión –conseguir que los miembros del derrocado gobierno Talibán sean llevados a juicio, el resultado de la campaña que ya lleva 11 años, es de cero. Afganistán ha regresado al status de fragmentado “pre-Talibán.” Las ciudades de provincia e incluso algunas aldeas han declarado su independencia de Kabul y algunas incluso tienen sus propias fuerzas armadas. Todos los días se producen acciones militares.

Con frecuencia, soldados y oficiales del ejército del gobierno títere, creado y financiado por los ocupantes, matan a tropas de la OTAN. Politólogos norteamericanos, por ejemplo, James McAllister, sostienen que en ese sentido, lo que está sucediendo en Afganistán “de ninguna manera se compara con Vietnam.” Analistas británicos como Martin Windrow a su vez, se refieren a semejante número de asesinatos “nunca vistos” en ningún conflicto militar.

En realidad, durante el año 2012 el número de casos de eliminación de tropas de la OTAN por parte de sus “aliados” ha aumentado más de dos veces y media –de 11 a 29 en comparación con el año 2011.

Incluso bases y aeródromos son blancos de ataques periódicos por parte del Talibán y los norteamericanos no se separan de sus armas, radios, no se quitan sus cascos ni chalecos anti-balas.

La información sobre el verdadero número de bajas de las fuerzas norteamericanas de ocupación en Afganistán se oculta celosamente. Mientras tanto, en un solo día, el 14 de septiembre del 2012 Estados Unidos perdió ocho aviones de combate –cosa idéntica a los mejores días de la guerra de Vietnam. Según estadísticas oficiales, más del doble de tropas de la OTAN han muerto en el 2012 en Afganistán en comparación con el 2011.

Hablar de éxito en la paz y en la construcción de país, donde casi todos poseen un “Kalashnikov”, muchos tienen “Stingers” (1) y algunos hasta vehículos blindados es, en el mejor de los casos, prematuro. Además, más de la mitad de los afganos están desempleados y reina la pobreza extrema. Toda la economía de Afganistán radica en el cultivo y procesamiento de narcóticos… Según la Oficina de la ONU para las Drogas y el Crimen Organizado, solo en el año 2011 la producción de opio en Afganistán se más que duplicó (133 por ciento). El área donde el cultivo ilegal de opio crudo creció un 7 por ciento llegando a las 131 mil hectáreas.

Todas las fuerzas políticas en Afganistán y muchas organizaciones criminales participan de la producción y distribución de drogas. El Ministro del Interior, Alí Ahmad Jalali, reconoció abiertamente que funcionarios oficiales apoyan a los narcotraficantes. Los principales centros de distribución de las drogas afganas son las bases aéreas norteamericanas en Kosovo, Alemania, Italia y España y hoy en día para Rusia (que consume el 20 por ciento del opio y el hashish y Europa el 80 por ciento) esto constituye la mayor amenaza a su seguridad.

Los principales resultados de la “operación anti-terrorista” en Afganistán son actualmente el inicio de la “afganistanización” del Asia Central post-soviética y del aumento de más de diez veces en la producción de heroína en Afganistán ocupado. De este modo, Estados Unidos ha borrado a Afganistán “pacificado” de su “lista negra” de países productores de drogas, liberándolo de todas las sanciones. Tal como dicen los presidentes norteamericanos, “se trata de los intereses vitales de Estados Unidos.”

1.- Misil antiaéreo portátil de fabricación norteamericana.



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