Siria: una nueva fase de la crisis

La oposición siria en el extranjero se reunió en Catar con el objeto de formar una nueva organización para la conducción de sus actividades, la denominada Coalición Nacional por una Oposición Siria Revolucionaria. Fue elegido presidente, Ahmed Moaz al-Jatib, un jeque suni y ex imán de la Mezquita Umayyad en Damasco y ardiente opositor del régimen de Bashar Assad. Este año abandonó Siria. La coalición integra al Consejo Nacional Sirio y otras agrupaciones de oposición para denominarse “la única representación del pueblo sirio”. El presidente Al-Jatib será asistido por los vice presidentes elegidos George Sabra, quien en muchas ocasiones ha pedido la intervención militar en Siria y Riad Seif, dirigente de oposición y hombre de negocios que vive en el exterior.

La organización fue establecida bajo la presión occidental y de las monarquías del Golfo Pérsico.

Estuvieron presentes en el acto el Primer Ministro de Catar, el Ministro de Relaciones Exteriores de Turquía y funcionarios del Departamento de Estado de Estados Unidos. Algunos de los nombramientos se hicieron efectivos tomando siguiendo instrucciones directas de estos. La meta de la coalición es la unificación de todos los grupos opositores que se encuentran en pugna unos contra otros y formar un “gobierno de transición”. El Primer Ministro de Catar llamó a la unificación pero no todas las agrupaciones acudieron al llamado. La Liga Árabe reconoció que la recientemente formada Coalición Nacional Siria por una Oposición Siria Revolucionaria como representante de “la oposición” pero no como “la representante del pueblo sirio”. Estados Unidos y Gran Bretaña le dieron la bienvenida a la nueva organización y prometieron toda clase de ayuda y asistencia.

Francia fue aun más allá de los otros y fue el primer miembro de la Unión Europea y el segundo país después de Libia que reconoce a la Coalición como “el único representante del pueblo sirio.”

El solo hecho de crear un nuevo organismo de dirección que guíe a los “insurgentes” demuestra que el anterior Consejo Nacional Sirio, formado con el propósito de derrocar al régimen de Bashar Assad no estuvo a la altura de las expectativas de Occidente ni de los jeques del Golfo Pérsico. Por cierto que la mayoría de la población siria (75 por ciento) activa o pasivamente apoyan al gobierno sirio. Los militares sirios constituyen una de las fuerzas de combate más efectivas en el Medio Oriente y cumplen con la misión de “aplastar” a los militantes de varias agrupaciones anti-gobiernistas de manera brillante. La mayor parte de estos grupos (de acuerdo con el enviado de la ONU y la Liga Árabe, Lajdar Brahimi, su número es de unos 5 mil hombres) son mercenarios extranjeros, musulmanes radicales incluyendo aquellos provenientes de Al Kaida armados y financiados por la OTAN y líderes del Golfo Pérsico.

La organización de derechos humanos, Human Rights Watch ya ha calificado las actividades de los militantes de oposición en Siria como delitos militares que incluyen el secuestro y asesinato de rehenes, fusilamientos de soldados hechos prisioneros y de funcionarios públicos civiles tales como maestros, destrucción de escuelas, bombardeo de morteros contra iglesias cristianas y monasterios.

El Consejo Nacional Sirio que ingresó a la Coalición formó a comienzos del 2012 una suerte de “oficina de coordinación” para contactos directos con el “Ejército Sirio Libre.” Lo cual hace también a la Coalición responsable de los crímenes. No mucho antes que se formara la Coalición, algunos dirigentes de los grupos armados habían declarado el establecimiento de cinco zonas militares en áreas bajo su control, lo cual no fue obstáculo para las fuerzas regulares sirias en su campaña de limpieza de militantes.

El establecimiento de la Coalición es una violación flagrante de los acuerdos de Ginebra firmados por los líderes occidentales. Este acuerdo sobre principios de transición en Siria, presupone una solución política a la crisis. En torno a esto, la primera declaración de la Coalición sostiene que busca el derrocamiento del gobierno de Assad y no contempla conversaciones o diálogos políticos. Flagrante y cínicamente ignoran a Rusia, a China como también a algunos estados árabes y musulmanes y al grupo de los BRICS lo cual indica que la democracia y los derechos humanos en realidad no significan nada para los estados que apoyan a la oposición radical. Su meta principal es el derrocamiento de la dirección siria, el desmembramiento del país sobre líneas étnico-confesionales y luego sacarlo del juego como potencia regional y como aliado de Irán. Alcanzando esta meta, el camino estará listo para lanzar ataques contra las instalaciones nucleares de Irán, minimizar la influencia de este sobre Irak y aplastar a Hézbola en el Líbano.

En este punto, las metas de los miembros de la OTAN e Israel coinciden con las de los suni de Turquía y las monarquías del Golfo Pérsico que tratan de crear una especie de califato suni para contrarrestar a los chiitas de Irán. Está claro que la división que hace Occidente entre musulmanes radicales “buenos” apoyados por Estados Unidos y Francia en Libia y Siria y los musulmanes “malos” que combate Estados Unidos en Afganistán no conducirá a ninguna parte; ningún bien puede jamás emanar del mal. Del mismo modo, Francia se está preparando para participar en la operación contra el auto proclamado estado de los Tuaregs, donde en la práctica el poder está en manos de los militantes de Al Kaida.

La ideología radical islámica es básicamente anti Estados Unidos y anti occidental y esporádicamente refluye hacia el fondo por razones tácticas para luego resurgir una vez más. El ejemplo más brillante es el asesinato del embajador norteamericano en Libia, cometido por los mismísimos militantes llevados al poder por Estados Unidos. Quizás estos sangrientos incidentes hagan que Estados Unidos comprenda que la alianza con radicales es un asunto peligroso.

No sin razón es que el presidente Obama hizo una declaración haciendo hincapié en la necesidad de ser cautelosos acerca de entregar armamento a la oposición siria. “Hemos visto a elementos extremistas manifestarse al interior de la oposición. Y una de las cosas que debe mantenernos alertas, especialmente cuando hemos comenzado a hablar de armar a ciertas figuras de la oposición, no sea que de manera indirecta estemos entregando armamento a gente que atacaría a Estados Unidos o a Israel o en su defecto que participen en actividades en detrimento de nuestra seguridad nacional,” señaló. Anteriormente, se informó que él dio una orden secreta a la CIA respecto de la entrega de armamento a los militantes sirios, incluyendo sistemas Stinger, misiles portátiles tierra-aire.

El incesante apoyo de Francia a los insurgentes sirios pareciera por lo menos extraño, en vista de la evidente incompatibilidad entre el Islam radical y las opiniones social democráticas emitidas por el gobierno francés y el Partido Socialista. Tal vez esto se deba al cuadro distorsionado de la situación siria que ofrece la prensa global. Otros factores serían los fondos que mantienen en Francia las monarquías del Golfo Pérsico y la considerable influencia que la comunidad judía ejerce en el país.

La posición de Rusia contempla la participación de todas las partes en el proceso de manejo del conflicto con el objeto de hacerlas sentarse a una mesa redonda. Esto brindaría resultados positivos. Todo esto sería visto como prometedor en caso que haya un mínimo de cumplimiento por la otra parte de los actuales acuerdos, en especial las convenciones de Ginebra. Actualmente, no es así. El Ministro de Relaciones Exteriores ruso, Sergey Lavrov, dijo que ya que la oposición siria rechazó el diálogo con Damasco, la unificación no estaría basada en el Acuerdo de Ginebra.

Por otra parte, los grupos de oposición contra el gobierno sirio incluso lanzaron amenazas directas contra Rusia y hacen un llamado para calificar a Rusia como un “estado hostil” si no cambia su posición sobre Siria y el gobierno de Assad.

El vocero del Ministerio de Relaciones Exteriores ruso, Alexander Lukashevich, hizo una declaración haciendo hincapié en que las amenazas son inaceptables. La solución política de la crisis siria es el único camino viable para salir de la crisis, siempre que las actividades terroristas en el país sean sofocadas. No está demás agregar que “le corresponde a los sirios decidirlo.” Pero nadie les dará la oportunidad de zanjar el problema por su propia cuenta. Al Kaida lo hará a su favor. Luego vendrá Transcaucasia, el Norte del Cáucaso, la región del Volga y otras partes en Rusia que serán amenazadas directamente; la meta consiste en impedir la derrota de Siria y el colapso de su estado y la consiguiente desestabilización del Medio Oriente y la desbocada expansión del islamismo.

Nota.- Sus comentarios y opiniones acerca de este artículo serán bienvenidos en

editorial@strategic-culture.org

Por Boris Dolgov Traducción desde el inglés por
Strategic Culture Foundation Sergio R. Anacona
http://www.strategic-culture.org


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