El Estado venezolano ingresa como Miembro Pleno al MERCOSUR, se ratifica
así el interés integracionista y la vocación progresista de
nuestro país, conforme lo describe la Constitución de la República
Bolivariana de Venezuela, y de manera simultánea se pone de manifiesto
la visión novedosa que le imprime al gobierno del Presidente
Hugo Chávez a las relaciones internacionales y a la unidad latinoamericana,
en un momento de efervescencia socialista y de la potencialidad creadora
de la Diplomacia de los Pueblos”, ratificando entre naciones hermanas
la necesidad de marchar en forma conjunta hacia un futuro común, que
debe tener como principio seguir la trayectoria y el ideario de nuestros
libertadores, la conciencia para luchar contra la hegemonía imperialista,
y la intuición estratégica para construir espacios de interdependencia
para la transformación de las estructuras económicas, políticas y
sociales, en el marco de una integración orientada a emancipar a los
actores del bloque subcontinental del predominio de los intereses del
neoliberalismo, que sin medida ni reparos privilegia el libre mercado.
Salta a la vista que el MERCOSUR abarca 13 millones de kilómetros cuadrados,
aplica medidas para 300 millones de habitantes, e impulsa la economía
del área con un estimado de 3,3 billones de dólares al año. De allí
que el ingreso de Venezuela al MERCOSUR es una oportunidad inmensa para
engranar las estrategias de una agenda de interés colectivo que permita
dar respuesta a los 180 millones de personas que viven en la pobreza
en Sudamérica, para ello, en primer término se debe buscar un mayor
acercamiento entre los pueblos hermanos que se reconocen partidarios
de políticas económicas que apuntan a la resolución de los conflictos
estructurales de la región, tales como desnutrición, educación, inclusión
laboral y sobretodo la formulación e implementación de un modelo económico
común que permita acortar la brecha entre ricos y pobres, y en segundo
lugar, a cumplir los protocolos y normativas en políticas públicas
sectoriales, que obligan a los actores involucrados a pensar y crear
alianzas duraderas que interpreten el sentido fraterno entre los pueblos.
De manera que la nueva diplomacia venezolana, orientada por el gobierno
del Presidente Hugo Chávez, se anota un triunfo contundente y ratifica
el valor de la nueva institucionalidad en su periplo internacional por
la democracia progresista, diversificando las oportunidades de
concertación efectiva para negociar en los terrenos comercial, industrial,
seguridad, educativo, ciencia, tecnología e información, sobre bases
equitativas y razonables, para hacer del intercambio comercial entre
Venezuela y los países del Cono Sur un factor clave, en medio de las
posibilidades de reconocer y acatar las cláusulas de especialmente
relacionadas con el interés para intercambiar productos, y fundamentalmente
para la exoneración de tasas aduaneras y la simplificación de los
trámites para importar y exportar. Asimismo la reactivación
del aparato productivo nacional, debe ser un instrumento para acompañar
la consolidación de políticas de envergadura. Siendo así, no cabe
la menor duda que el ingreso de Venezuela como Miembro Pleno al MESRCOSUR
abre una etapa histórica en el marco de la integración y la solidaridad
continental y ratifica el compromiso político destinado a hacer realidad
el sentimiento de la hermandad que se funda en la iniciativa de un grupo
de países que por su ubicación geopolítica y sus recursos naturales
están llamados a ser la locomotora del desarrollo en esta parte del
mundo. La tarea es compleja porque requiere, como decía el Ché Guevara,
una aptitud para conjugar la racionalidad social con la racionalidad
económica, en la medida en que logre que el aparato económico cree
la base técnico-material de la nueva sociedad y al mismo tiempo coadyuve
a la transformación de los hábitos y valores de los hombres que participan
en el proceso productivo y ayude a crear e inculcar los nuevos valores
socialistas. El temor que genera el ingreso de Venezuela a Mercosur
despierta la inquietud de quienes se oponen a la posibilidad de lograr
el desarrollo y mejor calidad de vida para los latinoamericanos con
políticas económicas que no sean impuestas sino diseñadas desde Latinoamérica
para Latinoamérica.
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