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Paraguay, nuevo eslabón más débil

La dinámica de la política internacional no es juego de niños. No es, como muchos ingenuos puedan pensar, y como las grandes maquinarias mundiales de la información y la contra información quieren hacer pensar a muchos, una relación armónica de solidaridad y de respeto hacia la soberanía y los derechos de cada país y de cada pueblo. Lamentablemente no es así y la historia mundial nos lo enseña. Nuestra propia historia lejana y reciente nos lo confirma.

Escenario de confrontación de intereses.

La política internacional es el escenario de una fuerte confrontación de intereses. Un escenario a veces brutalmente sangriento (más veces de lo que conocemos) y a veces de maniobras políticas y jurídicas, de refriegas diplomáticas y “golpes palaciegos” que también derivan la mayoría de las veces en sangrientas represiones contra los sectores populares y los trabajadores. Esta es la línea de razonamiento que debe guiarnos para entender lo que ha pasado en Paraguay dentro del actual contexto geopolítico.

El Destino Manifiesto.

El continente americano, después de la independencia del colonialismo español ha sido escenario de la confrontación de grandes potencias y de los intereses apadrinados por ellas, intereses transnacionales privados e intereses estatales que a su vez representan a conglomerados capitalistas privados. Esas potencias cedieron la supremacía a los Estados Unidos de Norteamérica, país que aún antes de convertirse en gran potencia proclamó su privilegio en el ejercicio de la hegemonía sobre los incipientes países de la América independiente, con la conocida doctrina Monroe. “América para los americanos”; la cual debía entenderse “América para los Norteamericanos”. Tal es el destino manifiesto proclamado los la gran nación del norte como más tarde se confirmó con las reiteradas invasiones, anexiones, saqueo, intervenciones e injerencias de los EEUU en todos los países de América.

Una era de liberación.

Una era de cambios o un cambio de era se ha instaurado en los últimos años al sur de los EEUU (al Sur del río grande). Es así como Cuba, Venezuela, Argentina, Brasil, Bolivia, Ecuador, Uruguay, Nicaragua, Paraguay, El Salvador, Honduras, Guatemala, más recientemente Perú y Chile, en medio de contradicciones, han venido trazando una conducta “desobediente” a los dictados de los despóticos intereses económicos y políticos del complejo industrial-militar de los EEUU. Incluso, otros países con gobiernos alineados con los EEUU, reclaman cada cierto tiempo su presencia activa dentro del concierto Latinoamericano y del Caribe, como su escenario natural en el cual se identifican en necesidades, métodos y propósitos.

Una interminable lista de agresiones.

Cada vez que los pueblos marchan hacia lograr superar los esquemas políticos y sociales de dominación, aparece la intensa y febril acción de los organismos de espionaje y contraespionaje y la maquinaria intervencionista de los EEUU para quebrar, por las buenas o por las malas, el avance de los pueblos. Incluso, ante los avances más sencillos e inofensivos, se pone en marcha toda una madeja comunicacional, política, diplomática, económica y militar dirigida a desprestigiar, debilitar, aislar y aplastar las iniciativas populares de soberanía nacional, de integración independiente y de actuación autónoma por parte de los países de la América Latina y del Caribe. Así lo observamos en casi todas las latitudes y en las diferentes épocas del siglo XX. Algunas de ellas: Méjico 1910, Nicaragua y El Salvador en los años 30, Colombia y Venezuela en los 40, Cuba,  Guatemala, República Dominicana y Argentina en los 50, Brasil, Perú, Cuba y RD, otra vez en los 60, Bolivia, Uruguay, Chile y Argentina en los 70, Granada, Panamá y Ecuador en los 80…

Intensa actividad conspirativa reciente.

En los últimos años presenciamos maniobras desestabilizadoras e intervencionistas en Venezuela, Bolivia, Honduras, Ecuador y ahora en Paraguay. En Venezuela algunos errores políticos e incumplimientos del gobierno de Chávez dieron origen a masivas protestas populares que fueron utilizadas de cobertura para un golpe militar abortado ante la resistencia de un sector de la Fuerza Armada y de sectores democráticos. En Honduras una intervención militar defenestró al Presidente Zelaya  pretendiendo justificarse después con medidas del Parlamento. En Ecuador una protesta de policías sirvió de vehículo para intentar asesinar al Presidente Correa, este evadió el atentado y los militares leales impidieron la asonada. En Bolivia han intentado varias vías, desde las manifestaciones obreras y populares por manejo defectuoso de las contradicciones en un país extremadamente complejo, pasando por intentos separatistas y ahora la acción de indígenas que protestan medidas aparentemente injustas.

El caso de Paraguay.

En el Paraguay se utilizó abusivamente una disposición de la Constitución para que una mayoría parlamentaria circunstancial depusiera al Presidente Lugo, mientras éste se encontraba en una reunión internacional. En el juicio político se violaron sus garantías de defensa y se actuó sumariamente con alevosía para defender los intereses de los terratenientes y las transnacionales, iniciando una feroz persecución contra  los empleados públicos, sindicatos, gremios y las organizaciones populares. Hoy por hoy, Paraguay es el nuevo eslabón más débil, como antes lo fue Honduras. La historia continúa y están en la mira aquellos que presenten mayores debilidades en su conducta y altas responsabilidades gubernamentales.

    sambranovidal@gmail.com



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