Chávez es mi pastor

No conocen este país quienes dudan de la necesidad de un líder fuerte al frente de la revolución bolivariana. Somos un pueblo genéticamente cristiano, de esperanzas mesiánicas y vocación de rebaño. ¿Qué hay de malo en eso que algunos llaman hiperliderazgo de Chávez si el fin último es el socialismo? Me dirán que no se puede dar un cheque en blanco a un solo hombre porque se corre el riesgo del abuso de poder; pero es fácil demostrar que en nuestro caso esa posibilidad luce muy remota ya que el Presidente ha dado muestras más que suficiente de incorruptibilidad. Chávez es nuestro pastor porque está dotado de sobrada sabiduría para conducirnos a puerto seguro. Es cierto que atravesamos un momento de dificultades, pero me siento tranquilo porque el salto de talanquera de los roedores me demuestra que vamos por buen camino; además, ¿cuál de los grandes hombres que conocemos en la historia no ha pasado por momentos tormentosos que le someten a prueba? ¿Quién dijo que el camino que hemos escogido es idílico? ¿Quién dijo que no nos sobrarían los judas Izcariotes? Por estas y otras razones el hiperliderazgo del Presidente está más que justificado; pues no podemos darnos el lujo de que nos arrope la anarquía.

En el papel la idea de una democracia horizontal luce muy bonita; el problema se presenta en la cotidianidad de la lucha por el socialismo. En Venezuela la transición es de largo aliento y requiere de un hombre de prestigio y capacidad de conductor de pueblos como nuestro comandante en jefe. Hay momentos en la historia en los que los anhelos del pueblo se conjugan en un hombre; y para despecho de los trasnochados hipercríticos, en este momento de parto milagroso es nuestro comandante Presidente el elegido para cumplir con ese cometido glorioso. Los cambios revolucionarios no se producen de la noche a la mañana; eso lo entendió el mismo Simón Bolívar; por eso llegó a proponer un senado hereditario y una Presidencia vitalicia porque creía que el conductor probado en la lucha debe ser para los pueblos como la luz del sol en el firmamento. Chávez es nuestro pastor porque es el continuador de Cristo, Bolívar, Simón Rodríguez y Zamora.

¿Incondicionalidad al líder o desobediencia de hereje traidor? La incondicionalidad en la presente circunstancia es lo más revolucionario que puede asumir un chavista que se respete. Imagínense ustedes el despelote si el Presidente no insistiera en meter en cintura a los funcionarios públicos comprometidos con el proceso, tendríamos un archipiélago de reyezuelos gobernando de acuerdo con sus caprichos personales y no en beneficio del pueblo. Esa es la razón fundamental por la que me he convertido en un defensor de los compatriotas que acompañan al Presidente; esos que no se detienen en consideraciones especulativas cuando el Presidente ordena enfilar las baterías en una determinada dirección; porque en un momento de guerra como la que estamos librando contra los enemigos internos y externos las ordenes de un jefe se acatan, no se discuten. Me gritarán: ¿esto no es un cuartel? Y yo diré que mientras estemos en guerra tendremos que asimilar mucho de la disciplina militar. Muchos han dicho que Carlos Marx habría dicho que no era marxista; estoy seguro de que si viviera se declararía chavista y estaría a las órdenes del comandante.

Wladimir.gomez48@gmail.com


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