El Plan Simón Bolívar: ¿Deseo o plan?

Para los que hemos tenido la oportunidad de leer y analizar el Plan de Desarrollo Económico y Social “Simón Bolívar” 2007/2013 y el plan 2001/2007, tenemos la responsabilidad de realizar una revisión con el objeto de precisar o determinar, si las líneas u objetivos contenidos en esos documentos, se formularon en función de una análisis del país con sus respectivas tendencias o si por el contrario; la formulación de los respectivos proyectos se sustentaron en una imagen o visión consensuada sin fijarse mucho en la realidad y las rutas que esa realidad planteaba y mostraba claramente desde hace más de tres décadas.

Son once años del proceso y recientemente se produjo una devaluación de la moneda con diferentes discursos y explicaciones. Cada discurso o razonamiento que se ofrecía desde el gobierno, justifica un estado de cosas que sonaban muy simpáticas pero dejó la sensación de un atascamiento de la propuesta económica plasmada en ambos planes (2001/20078 y 2007/2013). ESta propuesta económica luce distante de la dinámica política o de aceptación del proyecto bolivariano. En otras palabras, creo que la propuesta económica da tumbos y se encuentra cruzando diferentes aguas y la esperanza de un país mejor, aún continua entusiasmando al pueblo venezolano. Los discursos desde las altas posiciones del proyecto de gobierno han ofrecidos varias explicaciones, que tratan de convencernos que las medias son oportunas y convenientes, pero, como dice el refrán, por más que se tongoneen siempre se le ve el bojote.

Soy de la idea, que en estos once años se han dado avances importantes en el ámbito de lo social, muchos de los cuales han sido registrados y medidos sus impactos. Todos los avances se concretan y resumen en los niveles de descensos de la pobreza y el establecimiento de un comportamiento más igualitario de la sociedad. Las líneas de la desigualdad en la distribución del ingreso, en atención al coeficiente de Gini, asume una tendencia que buscan un acercamiento y no ensancharse, pero ese hecho, es un comportamiento que no pudiera estar en el nivel deseado y ha sido posible porque forma parte de un sentimiento o propuesta y porque la renta petrolera (aún con la situación confrontó durante el año 2009) ha facilitado hacer uso de esos recursos para responder a esa propuesta: Hacernos más iguales desde el punto de vista de los ingresos, disminuir la exclusión y salir del estado de pobreza en el cual estaba sumido Venezuela.

Esto es un punto favorable al proyecto bolivariano pero que muestra una gran debilidad en el proceso bolivariano. Las medidas recientemente anunciadas así lo confirman y esa debilidad nos obligan a plantearnos varáis interrogantes con unas respuestas que han de venir de los ministerios creados, desaparecidos y recreados, cuyas funciones estaban dirigidas a echar las bases de un país menos dependiente del petróleo y más autónomo en la producción alimentaria.

Varias preguntas son claves en esta evaluación crítica que debemos promover: ¿Cuánto le hemos quitado al modelo rentista? ¿Hoy somos menos o igual de dependientes del petróleo? ¿Cuánta seguridad alimentaria hemos logrados? ¿Qué relación existe en entre la cantidad de hectáreas de tierras expropias y entregadas a productores y la seguridad alimentaria? ¿Cuánto han rendido los créditos otorgados para impulsar la seguridad alimentaria? Si llegara realizarse el deseo de la oposición de una coyuntura petrolera (muy prologada en el tiempo) marcada por la disminución del precio del petróleo, hasta dónde es posible mantener los logros sociales que la revolución ha conquistado con la renta petrolera.

¿Cómo es que ahora y transcurrido once años del proceso se está planteando un esquema o política de sustitución de importaciones? ¿Por que ahora y no antes o en las etapas iniciales del proceso?

En el 2007, cuando se presentaba el Proyecto Nacional “Simón Bolívar” se colocó en la parte referida al “modelo productivo socialista”, la necesidad de impulsar la Empresas de Producción Social (EPS) y se las calificó como “el germen y el camino hacia el socialismo del Sigo XXI" y hoy, a casi tres años de planteado ese objetivo, se está hablando de otra propuesta mucho más sólida desde el punto de vista social y con la denominación de Empresas de Propiedad Social (EPS), pero ahora, con una propuesta de este tipo y con empaque de endógeno, se descubre que estamos importando mucho y se adelanta el rescate de una política de los primeros años de la IV república, que en su momento (y ahora) se denomina sustitución de importaciones.

¿Pensaron los proyectistas de plan Simón Bolívar que Venezuela era (y es) altamente dependiente de la renta petrolera? ¿Ignoraban la condición de país importador? ¿Esas dos situaciones no son dos tremendos obstáculos de la revolución? No es tiempo ya, de haber iniciado un proceso que permitiera torcer esa ruta hacia una menos dependiente del petróleo y más ajustada a una cosa que llaman seguridad alimentaria.

evaristomarcano@cantv.net


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Evaristo Marcano Marín


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