Sin lugar a dudas una de las ideas políticas más universalmente
difundidas, es la idea de “Libertad”, ésta ha sido desde una añoranza y
un deseo lejano, a una necesidad, y en la actualidad el derecho más
esgrimido por todos los actores políticos de la sociedad contemporánea;
pero muy a pesar de ser el concepto político más comentado en los
últimos 2,000 años, no necesariamente es el más claro y distinguido de
ellos.
Se habla de libertad positiva o negativa (Berlin), libertad formal
y real (Marx), libertad de y para, libertad liberal y negativa
(Bobbio), libertad libertaria o simplemente libertad, cada quién
escribe según cada cual; esto hace de la libertad quizás, el concepto
político con sentidos descriptivos más variados y ambiguos de la
historia, por eso, aquellos que tan sólo cuentan en su vocabulario
político con el término Libertad, deben primero establecer el sentido
descriptivo que desean defender, sino sus gritos no tienen ningún
sentido y se convierten en una vulgar excusa justificadora de su
irracionalidad política.
La confusión pequeño-burguesa
En ocasiones pareciera que
los políticos pequeño-burgueses venezolanos no se hubieran leído ni sus
propios autores liberales, que evidentemente tienen como centro de sus
reflexiones la libertad; la Teoría Liberal asume un concepto de
libertad como la facultad de realizar o no ciertas acciones sin ser
impedido por los demás, por la sociedad como un todo orgánico o, más
sencillamente, por el poder estatal , la idea fundamental de esto es
que el individuo pueda gozar de una esfera de acción más o menos amplia
no controlada por órganos del Estado. ¡Hasta aquí la oposición va
bien!, lo que le falta por leer es que, esta libertad tiene la misma
extensión que lo legalmente permitido, es decir, es la vieja idea de
Montesquieu de que la libertad consiste en hacer todo lo que permite la
ley; pero los nuevos liberales, los neo-liberales asumen en no verse
obstaculizados por ninguna ley, la única libertad posible.
Pero los políticos pequeño-burgueses venezolanos, no saben
distinguir entre la libertad liberal y la libertad democrática (Bobbio,
autor que está lejos de ser considerado si quiera a distancia como
socialista), ambas acepciones parten del individuo pero desde un
contexto diferente, la idea liberal parte de un individuo aislado,
mientras que la teoría democrática parte de un individuo como partícipe
de una colectividad, la primera tiende a ensanchar la esfera de la
autodeterminación individual, restringiendo todo lo posible la del
poder colectivo, la segunda tiende a ensanchar la esfera de la
autodeterminación colectiva restringiendo todo lo posible el
solipsismo; esto hace evidente que para los liberales y capitalistas
existe una tensión entre individuo y colectivo, mientras que para los
socialistas, consideramos que la individualidad sólo es posible a
partir de nuestra relación recíproca con los demás, es decir, la parte
sólo es, en tanto y en cuanto forme un todo, conjuntamente con las
otras partes, de lo contrario, la parte no existe y el individuo es, o
un Dios o un Animal , como diría Aristóteles.
Nuestra Libertad
La libertad desde el Socialismo, también
ha sido centro de nuestro accionar, pero nuestra libertad no se limita
a aceptar irreflexivamente la libertad desde la visión liberal
negativa, es decir la capacidad jurídica de que se permita o no alguna
acción; el Socialismo trasciende ésa frontera formal-abstracta y busca
que el individuo, tenga la capacidad material de concretar dichas
posibilidades abstractas. Nuestra libertad plantea que todo ser humano
posea los bienes suficientes para gozar de una vida digna, sin esa base
material, que se traduzca en capacidad económica suficiente para
satisfacer necesidades fundamentales de la vida material y espiritual
de los seres humanos, la libertad liberal sería vacía, como lo es, en
nuestros países capitalistas-dependientes, y la libertad democrática
sería estéril, como lo es en las democracias burguesas, donde la única
libertad es la de venderse como mercancía para no morir de hambre.
Para los socialistas la libertad no es sólo un derecho, es también
una necesidad humana fundamental, pero como la necesidad se encuentra
en otros planos soslayados por el pensamiento burgués, dichas
necesidades y su satisfacción siempre dependen del accionar individual,
ignorando con premeditación que la situación de carencias de los bienes
indispensables para subsistir, se traducen en una imposibilidad de
ejercer la libertad. Y es que ninguna sociedad que busca la justicia
puede dejar la satisfacción de las necesidades básicas que comienzan
por la alimentación al arbitrio del azar económico.
Es por ello que nuestra libertad busca ser la base de un hombre y una mujer, integrales, plenos y concientes de su entorno.
Libertad Excluyente
La
fragmentación de la sociedad capitalista, que busca atomizarnos como
individualidades aisladas, facilita el parcelamiento del conocimiento y
de sus conceptos, esto se hace evidente con la categoría “libertad”,
por ejemplo, existe toda una tipología de libertades sectorizadas según
los grupos económicos que necesitan justificar sus acciones frente a la
sociedad, la libertad de prensa, es monopolio exclusivo de
corporaciones comunicacionales, y cuando alguna alternativa
comunicacional se levanta contra ese poder, o cuando es criticado,
rápidamente se enciende la alarma que comunica, el ataque de la
libertad de expresión; la libertad de empresa, es monopolio de los
empresarios propietarios de unidades de producción, enmarcadas dentro
de relaciones sociales de producción capitalistas, si se construye
algún modelo alternativo de producción fundamentado por ejemplo, en la
no explotación del hombre por el hombre, el trabajo liberador, no
enajenado ni enajenante, y un modelo de propiedad colectiva,
inmediatamente el cielo retumba debido a las fauces bulliciosas de las
federaciones empresariales y fundaciones amigas de la libertad.
En su afán fetichista, la sociedad capitalista, mercantiliza todo,
incluyendo la naturaleza humana y sus necesidades, y la libertad no
escapa de este comportamiento fetichizador, la libertad se convierte en
una mercancía, propiedad de aquellos que tienen los principales medios
para reproducirla, la libertad deja de ser un valor universal, para ser
una justificación racional de la irracionalidad de pocos con
consecuencias sobre muchos.
La libertad divorciada de las condiciones materiales para su
ejercicio, es vacía y excluyente, no busca la autodeterminación del
hombre, sino su contrario, debido a que por debajo de un cierto nivel
de bienestar material, social, de aprendizaje y de educación (que ellos
garantizan), las personas no pueden tomar parte en la sociedad como
ciudadanos, y mucho menos como ciudadanos iguales , sino como clientes
o meros consumidores de símbolos, que los hacen sentir incluidos, sin
sabernos prisioneros de intereses que atentan contra nosotros mismos.
herickgoico@gmail.com