La crisis capitalista y la revolución del proletariado

Hasta a los ojos de los más aguerridos lacayos de la burguesía, tanto en la academía cuanto en los medios de comunicación, el capitalismo ya se encontra ahogado en grave crisis sistémica en nivel mundial. Es notable, sim embargo, al carácter tragicómico de los esfuerzos de estes serviciales en echar la responsabilidad la crisis a desmedidas ambiciones de los “especuladores” de Wall Street, como se tratara un problema moral y episódico, como lo hizo el presidente brasileño Luiz Inácio Lula da Silva – él mismo principal aliado estratégico del capital imperialista en Latinoamerica – en su ridículo discurso de apertura de la reciente asamblea general de la ONU.

De lado el carácter casi humorístico de tales interpretaciones – de todo modo llenas de malas intenciones –, queda ya indiscutible la naturaleza estructural de la crisis, que encuentra sus raízes mas profundas en la propria lógica de la reproducción ampliada del capital, exactamente en los términos en que la formulara Marx en “El Capital” como concretización cíclica de la tendencia a caer de la tasa de ganancia y la agudización de la contradición entre el necesariamente creciente nivel de productividad del sistema y la contracción relativa del mercado.

La actual fase de la crisis se caracteriza por la “crisis general de pagos” de que habla Marx como etapa inicial de la crisis cíclica de reproducción del capital – vivimos, pues, todavía el primer momento del desastre del capital. En seguida, recesión y depresión, con todas las consecuencias políticas y ideológicas, tanto en ámbito de las relaciones internacionales quanto en el interior de las formaciones sociales integrantes del sistema, observadas, por supuesto, sus peculiaridades estructurales y coyunturales.

Cerca de cada diez años el capital sufre crisis de reproducción menores, superadas sin grandes traumas históricos – así fueran, en los últimos veinte años, la crisis rusa y la crisis de los llamados “tigres asiáticos”, que comprometió el sistema de financiamiento, por Japón, de los payses emergentes de la región, imponiendo entraves al avance de la economía japonesa hasta hoy no superados. La crisis actual, de tipología también prevista por Marx, y después detallada y esquematizada por el economista soviético Kondratiev, es todavía mucho más profunda y comporta, entre otras, dos peculiaridades importantes: su alcance mundial y la exigencia de una intervención estatal muchíssimo más amplia que meros aciertos puntuales en la superestructura financiera.

La crisis capitalista de características más cercanas de la actual se resolvió solamente por medio de un recurso igualmente previsto por Marx: la destrucción masiva de los bienes de producción (maquinerías, recursos naturales), con el objetivo de reponer en la ecuación productiva la proporcionalidad de trabajo vivo y restablecer, con eso, nos niveles de tasa de ganancia necesarias al proceso de producción de mercancías. Hablo, por supuesto, de la crisis del 29 del siglo pasado, que solamente se resolvió por la guerra mundial de 1939-45. Sin expectativa de ganancia, no hay inversiones, sin inversiones no hay producción. Sin producción, lo que hay es depresión. Es esta la lógica de la reprodutibilidad del capital, que periódicamente sufre graves y profundas crisis. Como la de hoy.

Del punto de vista de la práctica revolucionaria marxista, es imprescindible tener siempre en mente el lugar decisivo de la crisis cíclica del capital en los procesos históricos de transformación social qualitativa, por la qual luchamos, del capitalismo en el socialismo revolucionario – que tiene en la dictadura del proletariado su estructura política – como transición a la sociedad comunista, libre, fraterna y igualitaria. La proposición marxista es clara: del capitalismo al socialismo, revolución. Del socialismo al comunismo, transición. Y es igualmente claro que sin la ocorrencia de las crisis cíclicas del capital no tendría materialidad histórica la hipótesis de la revolución socialista, del socialismo y del proprio comunismo. Lênin: ocurre la revolución proletaria cuando los de abajo no quieren más vivir a la manera antiga, y los de arriba ya no pueden vivir a la manera antiga. O sea: la crisis enfraquece la dominación política y ideológica burguesa, y abre espacios al avance ideológico y político del proletariado.

En otras palabras, la revolución socialista – configurada politicamente en el ato de la tomada del poder por el proletariado – tiene su locus histórico, según Marx, en las crisis cíclicas del capital. Por supuesto, es absolutamente indispensable la acumulación de fuerzas ideológicas, políticas y organizatorias por el proletariado en tiempos de calmaría del capital. Venezuela constituye una clara lección respecto la posibilibidad y necesidad de esta acumulación revolucionaria. Este es, a nuestro juicio, el eje de la Revolución Bolivariana comandada por el presidente Hugo Chávez: la preparación – con todo que eso representa y exige – del proletariado venezuelano hacia el victorioso asalto insurreccional que destronará a la burguesía.

Con el agravamiento de la crisis del capital y, del lado de los trabajadores, com la radicalización e profundización de la lucha proletaria, podemos decir que el momento de decisión se acerca. Pero, más que decir, tenemos que preparar la llegada de este momento a través de una militancia direccionada a la radicalización de su solidez, clareza teórico-política, seriedad y responsabilidad exigidas por la revolución proletaria. En Brasil, principalmente por motivo de la política traidora del presidente Luiz Inácio Lula da Silva, la distancia entre el momento actual y un levante proletario es mucho, mucho, mayor que en los demás payses de Latinoamérica. Sin embargo, tengamos claro: el escenario de las luchas de classes en Brasil no es vacunado contra el agravamiento de la crisis, lo que fatalmente resultará en perda de, a lo menos, parte del grande poder de dominación político-ideológica hoy detenido por la bruguesía, con Lula en su vanguarda política. La conclusión general es que el confronto directo classe x classe despunta en el horizonte de Latinoamérica. Y com más nitidez que en qualquiera parte del mundo. Es aquí, y de modo más preciso en Sudamérica, que el carácter clasista de as luchas sociales se presenta de modo más claro. Será aquí, por eso, que la solución de este conflicto será igualmente clasista.

Todos los marxistas tenemos la conciencia deste cuadro histórico y de las lineas generales de su desarrollo. El diablo es que la burguesía tambén la tiene. Por supuesto, no por los mismo caminos de análisis y militancia embasadas por la arma teórica del materialismo histórico y de la ideología proletaria, pero por la simple – sim embargo igualmente fuerte – razón de que percibe su imperio concretamente amenazado. Nosotros, los revolucinarios, precisamos pensar, los burgueses no: la lógica del capital piensa por ellos, dando a los mismos percepción y vigor a que, como el perro, intentar a mantener con todos los dientes y odios el hueso que tiene en la boca. O sea: la burguesía ya está se preparando, igualmente acumulando fuerzas, para el embate decisivo de la guerra mortal que en futuro cercano definirá el destino de los enemigos en lucha.

Como canta el poeta brasileño Castro Alves: quando la tormenta se presenta al norte, parar es impossible, volver es muerte, nos resta marchar.


leoleal46@uol.com.br


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