Sambil: ¿Piedra angular de la revolución?

No soy otro merideño emocionado con la idea de ver en un par de años un Sambil instalado en el sector zumba de la ciudad. De hecho, la idea me resulta algo perturbadora. Primero la invasión china con su Yuan Lin, ya apropiada del centro y norte de la ciudad; ahora el alcalde Carlos León pretende entregarle el sur de Mérida a los sefardíes representados por la familia Cohen.

Sambil es la moda en Venezuela, su existencia determina el grado de civilización en una población, de manera que si hay Sambil es ciudad si no hay Sambil es pueblo. Reconozco que en Mérida estamos obstinados de Centros Comerciales mediocres, con una arquitectura para reírse y avergonzarnos, con cines de pésima calidad, descuidados y en deterioro, algunos ubicados arriba de una discoteca, otros con más ruido que sonido; Centros Comerciales sin espacios de recreación, lúgubres, desérticos, deprimentes; un Centro Comercial en Mérida se le puede denominar a tres negocios con venta de videos y música pirata encerrados en un pasillo de menos de 100 metros cuadrados. Las ferias de comida han ido mejorando, hasta hace poco drenaron la carga que tenía la del C.C Alto Prado para compartir la mayoría de la clientela con la del C.C Plaza Mayor. Como ciudad universitaria es paradójico que sólo exista una librería en el sentido estricto de la palabra, aun así, la misma es más fiel a los títulos comerciales que al verdadero placer de la lectura.

Ahora bien, ¿qué tiene de bueno construir un Sambil? Ciertamente promoverá la descentralización del centro de la ciudad, lo que se traduce en menos tráfico y caos vehicular, menos estrés para los transeúntes y los conductores; creará miles de empleos directos e indirectos; reforzará el carácter cosmopolita de la ciudad; generará más diversión, entretenimiento; etc.

Otro aspecto positivo de un Sambil Mérida es que Ejido dejará de ser menos ejido y más ciudad. La población ejidense carece de muchos servicios, producto, en gran parte, de una mala política urbanística y de una noción cultural al estilo Valles del Tuy- Caracas; es decir, la población se condiciona culturalmente para concebir a su ciudad como satélite de la metrópolis. De esto resulta que cualquier diligencia o compra prefieran hacerla en Mérida que en Ejido. Activar el sector Zumba, un punto medio entre ambas ciudades, será beneficioso para Ejido en la medida que reduce el traslado de los ejidenses al centro de Mérida concentrando a los consumidores en un lugar más cercano a su respectiva ciudad.

En contra parte, la creación de algo tan atractivo como Sambil hará tambalear los Centros Comerciales en Mérida, ocasionando un vertiginoso decline de los mismos. Hay que tomar en cuenta que la ciudad tiene una gran cantidad de Centros Comerciales, y que muchos tienen locales vacíos; el caso más claro es el del Centro Comercial ubicado en el sector Milla, el cual es prácticamente un edificio medio fantasma.

El consumidor merideño es caprichoso, antojadizo, siempre avocado al lugar in boga para estar a la par con su círculo social. Empíricamente se ha afirmado y reafirmado este caso: el C.C Las Tapias, cada vez más destinado a actividades bancarias y legales que de comercio, fue otrora el descollante edificio centro de atención de muchos consumidores. Con el tiempo le dio el testigo a los Centros Comerciales Canta Claro y Plaza Las Américas cuya popularidad gozaron muy poco. Actualmente el C.C Alto Prado mira con desdén a un incipiente C.C Plaza Mayor que no promete más allá de su feria de comidas, mientras que un C.C Rodeo Plaza, apenas en construcción, ya debe mermar sus ánimos de nacer ante colosal adversario que está por venir. El auge y caída de los Centros Comerciales se han debido fundamentalmente a la infidelidad del consumidor merideño y el caso Sambil promete ser apocalíptico en este sentido.

¿De consumidor a consumista? Si algo caracteriza al Sambil es ese estilo Mall tan estadounidense que induce fuertemente a comprar cualquier pendejada pues la estructura hace que todo se vea deseable y bonito (mercadotecnia); simplemente no se puede entrar a un Sambil, dar un paseo y salir con las manos vacías. Sambil es una extraordinaria empresa para convertir el lujo en necesidad. Actualmente el merideño es más consumidor que consumista, la misma estructura comercial lo obliga a no comprar más allá de lo que considera necesario, careciendo de opciones para gastar dinero en productos innecesarios. Pero este patrón de compras ha de cambiar cuando se entra a un edificio de 5 niveles, con feria de comida, cine, tiendas con todas las categorías... una vaina donde la persona se pierde de lo grande que es.

Esta estandarización del Sambil que prácticamente va a abarcar todo el país, ¿no es una señal inequívoca de capitalismo salvaje; del gran empresario, tragándose al mediano y pequeño empresario? ¿No atenta esto contra la redistribución de la riqueza? ¿No afianza esto la concentración del capital? ¿No hará esto a los merideños más pobres pero más felices y a los capitalistas más ricos y más felices? La actitud complaciente de Carlos León revela que no es ni anarquista, ni marxista ni siquiera socialdemócrata, sino neoliberal; que dentro de la gama chavista, son quizás la masa más fiel del chavismo pero la peor amenaza del verdadero socialismo. Ellos serán los primeros en pisar la tierra del libre mercado contribuyendo con inflar la brecha entre ricos y pobres en un continente que tiene muchísima injusticia social y económica; es más, seguramente instaurarán un nuevo lema: “Dentro del Sambil todo, fuera del Sambil nada”.

La población merideña sigue en pleno auge, de la nada emergen más y más residencias para cubrir la demanda de vivienda. Quizás el Sambil sea el Centro Comercial más adecuado para hacer frente a los retos del futuro merideño en materia de diversión, compra y comida. Quizás esté yo equivocado y en realidad el consumismo no ocasiona daños al socialismo ni mucho menos a la ecología, que Carlos León no es neoliberal sino un verdadero marxista, que el Sambil no es icono del capitalismo sino la piedra angular de la revolución. Así que preparémonos que pronto vendrá Zara, vendrá Burger King, Kentucky Fried Chickens, Pizza Hut, Cines Unidos; lo más seguro es que nos veamos en Hard Rock Café viendo la final de la Copa del Mundo Sudáfrica 2010.



saelig@hotmail.com


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