A Vladimir Acosta de una ama de casa

Hoy 16-6-08, desperté más tarde, 7.30 am, encendí la Radio Nacional como es costumbre, escuché una persona que hablaba sobre el presidente; con atención seguí su discurso, apagué la radio porque consideré que había equivocado la frecuencia, volví a encender, la misma voz hablando con toda la maledicencia posible en su contenido, la mezquindad en el enfoque, las peores comparaciones; entonces percibí que había un odio represado y la oportunidad le permitía abrir la puerta. Todo esto como crítica, casi en su totalidad, suficientemente destructiva dirigida a quienes lo escuchábamos. Al final quedé tan enredada que comencé a dudar de mi pertenencia en el proceso. Me pregunté porqué dudaba, si tenía suficientes razones para incluirme al llamado del Presidente. Revisé cómo había vivido durante los gobiernos anteriores y en qué momento había recuperado la esperanza de vivir en un mundo con justicia y amor. Con dos palabras el 4 de febrero “por ahora”, presentí que había surgido un movimiento de jóvenes patriotas dispuestos a decir basta y poner a funcionar el qué hacer para poner fin al sufrimiento que padecíamos, así les costara la vida.

¿Por qué tanto ensañamiento…? ¿Conservar su carácter de crítico o parecer mercenario de Ledesma? Mire Señor, no me diga borrego tampoco que aplaudo al Presidente porque le rindo culto a su personalidad, le exijo me respete. Confieso que siento compasión cuando la gente no puede amar ni ser amada.

Amo a Chávez cuando salgo del consultorio de Barrio Adentro, con una radiografía un electrocardiograma y medicinas en la mano, todo gratis.

Amo a Chávez cuando recibo mi pensión aumentada que cubre los gastos esénciales

Amo a Chávez cuando salgo de Mercal con la bolsa llena de víveres que me cubren la semana

Amo a Chávez cuando subo al autobús o metro sin tener que pagar nada

Amo a Chávez cuando utilizo el puente sobre el Orinoco

Amo a Chávez cuando tomo la autopista vía aeropuerto y veo las urbanizaciones que se realizan para dar vivienda a los pobres, excluidos de todos sus derechos por los gobiernos anteriores

Amo a Chávez cuando no encuentro grupos de niños vagando por las calles

Amo a Chávez cuando las madres solteras reciben ayuda para salvarlas de la prostitución.

Amo a Chávez por las tres comidas que reciben los niños en sus escuelas.

Sigo amando a Chávez por habernos entregado su vida poniéndola al servicio del pueblo.

Pienso que ese señor hablante debe ser intelectual, no lo dudo, su estilo confirma mi presunción, uno más que se aparta del pueblo. ¿Con este tipo de intelectuales para que Globovisión? Soy ama de casa y no he sido repetidora de lo que dice el presidente, tampoco sapo. ¿ Como me sentiría yo, revolucionaria, aceptando todo cuanto escucho y peor aún, repitiendo lo que Ud. ha dicho?, me negaría mi conciencia ¿ verdad?. No sé de libros, tampoco fui a la universidad, pero eso sí, tengo un corazón grande donde albergo inmensos sentimientos de gratitud y amor para quien nos ofrece un mejor vivir y de hecho nos da las herramientas, así sea cometiendo errores, varias veces por causas perdidas en nombre de la solidaridad. Siento de

Él que me trasmite su humanidad, su amor, su inquebrantable capacidad para resolver los problemas más inmediatos, también ejemplo de voluntad al trabajo, nunca vista en presidente alguno anterior, siempre su férrea decisión de darnos lo mejor en busca de la felicidad para todos quienes vivimos en esta nuestra patria que amamos

Con razón no volverán


lelia_delgado@hotmail.com


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