La Perspectiva Científico-Filosófica del Pico Bolívar

Una Aproximación al posible Hombre Nuevo del Tercer Milenio

Pensar es sobrepasar.
Ernst Bloch.
La verdad es el todo.
Hegel.
La verdad es siempre concreta.
Lenín.
Pensar sanamente es la mayor de las perfecciones;
sabiduría es decir la verdad, actuar según
la naturaleza, escucharla.
Heráclito.

Niveles, Grados y Mensiones del Conocimiento Humano


Observando a través de la ventana, aquí en Mérida, allá afuera, al pie del Pico Bolívar, todo aun es cercano y claro, cálido, esencial e idéntico, simple y sencillo, llano y tangible, tan sólo un limitado panorama que llega a nuestra vista.  


Más arriba, las cosas ya se mueven hacia la distancia, se pueden percibir en otro contexto, más interrelacionadas, contradictorias y complejas; ellas sólo pueden reflejarse como tales en sus diferentes grados de existencia.  Explicarle este tema complejo y complicado a alguien que por siempre ha estado viviendo, actuando y pensando dentro de un mundo lógico-formal, plano, limitado, dentro de un ambiente binario, bicameral, es casi imposible. Para que él y ella entiendan conceptos como el trabajo, la ideología o la revolución, tendrán que hacer algún tipo de esfuerzo intelectual, deben activar capacidades teóricas dormidas, deben ascender al Pico Bolívar, por lo menos a la segunda estación del Teleférico, al vagón que está tendido en su parte media.

Quien alcanza la cima pasa por nuevas mensiones, obtiene una perspectiva trascendental general, observa cosas en la lejana distancia. Todo aparece vago, frío, nublado e intangible, mas uno puede percibir todo tipo de relaciones, contradicciones, conflictos y antagonismos. Uno logra una visión social global, una perspectiva transhistórica postcapitalista.

Debido a que ahora estamos socialmente conscientes de todos los niveles práxicos y grados teóricos, hemos alcanzado los fríos, solitarios, casi inaccesibles rocas trascendentales de la Minerva nevada, esta nueva mensión sublime, libre de todo fango ideológico, que ahora puede ser descubierta por nosotros, estudiantes y profesores conscientes y concienzudos, para una investigación precisa, incisiva y decisiva. Este conocimiento y perspectiva transhistórica recién adquiridos nos hace capaces de remontar otras majestuosas alturas y profundidades andinas emancipatorias, para alcanzar otras esferas micro, meso y macroscópicas desconocidas de la emancipación creativa, galáctica.

De esta forma, el Hombre Nuevo de Ernst Bloch y del Ché Guevara puede recuperar su trinidad humana perdida: el ser, existir y trascender humanos.

Sin una revolución radical, cultural y creativa, sin una "exvolución" transcendente hacia la emancipación humana, sin un éxodo "transvolucionario" (Ernst Bloch) que nos saque de la miseria capitalista imperialista, sin liberarnos de las "cadenas de la ilusión" religiosas e ideológicas (Erich Fromm), no puede ni podrá nacer una posible nueva especie de hombre para llevar a cabo un socialismo verdadero y comunismo real, de hecho, no habrá ni tránsito al purgatorio ni llave para abrir las puertas del paraíso terrenal o del cielo divino.

Esto es lo que debe tenerse en mente, en la educación, en la "exformación", en las escuelas y universidades, donde debería desarrollarse, estudiarse y aplicarse la práxis y teoría revolucionarias. Como explicamos arriba, ignorar los niveles, grados y mensiones de las cosas, de relaciones y procesos, de la realidad del trabajo, nos llevará directamente a la confusión ideológica, al fatalismo reaccionario, al derrotismo y al nihilismo.

En resumen, en nuestras escuelas, misiones, universidades y otras instituciones educacionales y de socialización, las cosas sencillas -como preservar el agua potable evitando goteras y “no cantar más de una canción bajo la ducha” (Chávez)- es decir, las realidades tangibles que son fácilmente comprensibles aún por una mente oprimida, manipulada y adoctrinada, pueden y deben expresarse de manera sencilla y directa, como niveles concretos, en términos simples, científicos y práxicos como actos humanos. Como tal, esto último se entiende y se entenderá con precisión por cualquier mente que todavía piense.

Cosas complejas como la práxis y la teoría -como la producción y la creación, como la ideología y la práctica, como la reforma y la revolución, como las explicaciones científicas y filosóficas de Ernst Bloch de las relaciones entre las corrientes frías y cálidas dentro del marxismo revolucionario- no pueden expresarse con simplicidad, no es su hábitat natural. Ellas presuponen niveles práxicos y grados teóricos y por ende requieren un esfuerzo intelectual, una reflexión social y una creatividad filosófica.

Cosas indefinidas como la emancipación, como la "exformación" (el opuesto de la información engañosa), como la "transvolución" (cruzando el Rubicón entre la producción capitalista y la creación socialista), -como los conceptos de los filósofos árabes Avicenna y Averroes, natura naturata y natura naturans, naturaleza creada y creadora- definitivamente sí incluyen asuntos simples y complejos, pero científica y filosóficamente sólo pueden comprenderse radical y racionalmente con un excelente razonamiento, con una excelencia trascendental, es decir, con sabiduría emancipatoria, creativa; más precisamente, con inmanencia trascendental y transcendencia inmanente (con el principio de esperanza de Ernst Bloch).

Lógicamente, los asuntos académicos e intelectuales y las preguntas que conciernen a la misma existencia y transcendencia, al quo vadis de la especie humana, no pueden enfocarse con tablas políticas de selección múltiple o por medio de colosales manuales, presentaciones audio-visuales y cuestionarios lógico-formales. Debemos aprender a entenderlos y explicarlos de una manera opaca, nubosa, transhistórica. De otro modo, si explicáramos de manera irresponsable la sabiduría transhistórica en términos simples y complejos, en imágenes de comiquitas del Ratón Mickey, en canciones populares de la lista de grandes éxitos, en catecismos obsoletos o con los eternos libros de texto para principiantes como si fuera una cosa sin vida o una verdad absoluta que debe ser aprendida de memoria, simplemente perderíamos nuestro esfuerzo en una labor educacional inútil o una aventura académica peligrosa.  

En el campus universitario la poca claridad teórica está en el orden del día e imposibilita cualquier plan progresista o esperanzador. De todas direcciones y tendencias vienen las ideas pocas veces ponderadas, confundiendo a los estudiantes y provocando desacuerdos entre profesores, desembocando en conspiraciones, intrigas, traiciones y sabotaje. En consecuencia, el alma mater democrática, el sapiente espíritu de Minerva corre el peligro de convertirse en una fábrica ideológica de las ideas dominantes de las clases dominantes, en un callejón-sin-salida reformista o en un abismo reaccionario para todo tipo de serpientes, lleno de vicios, engaños, traición y corrupción social.

En nuestra época actual, en donde la pesadilla orwelliana aplicada por Hitler se está convirtiendo en una realidad fascista a nivel global, donde se controla y manipula a pueblos enteros mediante el control de su educación, más que nunca debemos defender la práxis y teoría académica revolucionaria, debemos crear  la sabiduría humana, trascendental, emancipatoria. Ya que dialécticamente las verdades absolutas no existen en los ámbitos concretos de la ciencia y filosofía humana, porque no existe objetividad práxica sin subjetividad teórica y viceversa, debemos tomar el partido de la verdad, de la humanidad, de los billones de "condenados de la Tierra" para instruirnos a nosotros mismos y a nuestros estudiantes en la verdad fluyente cum ira et studio.

Amamos a nuestros profesores eruditos, amamos a nuestros estudiantes diligentes, pero la verdad la amamos aun más, amamos la verdad conocible y el conocimiento verdadero. Basándose en el conocimiento científico y filosófico del pasado, ¿cómo pueden los académicos e intelectuales a nivel nacional e internacional apoyar la práxis y teoría revolucionarias en el siglo XXI?  Concreticemos entonces la quintaesencia de nuestro quo vadis transhistórico.  ¿Podemos solamente trabajar? ¿Podemos solamente producir? O podemos también ser creativos, ¿podemos crear en vez de creer? ¿Hemos sido reducidos a meros trabajadores? Hemos sido reducidos a meros productores? ¿Hemos sido reducidos a meros seres explotados, dominados, discriminados y alienados? ¿Podemos escapar, podemos crear? ¿Quiénes somos?


Gnothi seauton: El Trabajo creó al Hombre

Para comprender nuestro actual estado de cosas revolucionario y nuestra futura tarea emancipatoria y en función de conocernos a nosotros mismos, tenemos que descifrar un código secreto: el "Código Darwin-Engels-Leakey".

Primero, ¿qué fue lo que reveló Charles Darwin en su "El Origen del Hombre", escrito en 1871? Descubrió, que este ilustre hombre que se llama a sí mismo homo sapiens sapiens o la "corona de la creación", en realidad es un miserable animal brutal, con descendencia directa de los simios, pasando del hombre-mono al mono-hombre. Mucho después, en nuestra época, la ciencia de la genética probaría la notable proximidad genética del hombre a los chimpancés y aun a los cerdos. ¡Qué descubrimiento, mis paisanos simios! ¡Qué caída más estrepitosa del reino de las fantasías religiosas a tierra firme de la realidad! Como dijera William Shakespeare, el hombre simplemente es modelo para los animales, es el hombre- lobo dominante.Thomas Hobbes lo tenía claro con su famosa noción del homo homini lupus. No sorprende el encanto con el que Carlos Marx y Federico Engels apreciaron a los escritos de Charles Darwin. Marx incluso estaba a punto de dedicarle a Darwin su segundo volumen de "El Capital", pero éste se asustó.

Segundo, como sabemos, Federico Engels en su Dialéctica de la Naturaleza de 1882, elevó al hombre a la categoría de "la flor más perfecta de la naturaleza"; dando con ello un paso filosófico-materialista hacia adelante, dejando atrás el ex nihil, nihil fit, la creación divina de todas las cosas desde la nada. Engels declaró categóricamente que el trabajo fue el verdadero creador terrenal del hombre, más ningún no Dios. Sin embargo, lo que nos interesa aquí es la fragmentada obra de Engels anexada a su Dialéctica de la Naturaleza, titulada El papel del Trabajo en la Transformación del Mono en Hombre.

En cuanto al ser humano, en términos simples, veamos qué es lo primero que Engels nos explica:

" El trabajo es la fuente de toda riqueza, afirman los especialistas en economía política. Lo es, en efecto, a la par de la naturaleza, proveedora de los materiales que éste convierte en riqueza. Pero el trabajo es muchísimo más que esto. Es la condición básica y fundamental de toda vida humana. Y lo es en tal grado que, hasta cierto punto, debemos decir que el trabajo ha creado al propio hombre."  

En realidad, Engels confirma que nuestro verdadero creador no es el "Padre Nuestro", no es ningún Dios, ni tampoco la Madre Naturaleza, sino el Trabajo, es decir, la Alienación misma. Según él, somos "hijos del trabajo"; para nuestro beneficio social el trabajo convierte el "material" de la naturaleza en "riqueza" de la clase dominante.

En la cita mencionada hay dos cosas importantes que hay que anotar. Primero, el principio según el cual "el trabajo es muchísimo más que esto", y segundo, que Engels habla de "toda vida humana", esto es, del ser y del existir, de la esencia humana y de la existencia humana. No habla sólo del “ser” humano. Claro está, que Engels escribió su artículo en concordancia con el nivel transhistórico de la ciencia natural de su época, lo que quiere decir que muchos ejemplos que el utilizó en su Dialéctica de la Naturaleza hoy se consideran obsoletos. Sin embargo, no estamos interesados en las simples formas aparentes o niveles originarios, es decir, en los aspectos fenomenológicos de sus teorías sociales. De mayor importancia aquí son los contenidos epistemológicos de largo alcance, los complejos grados filosóficos de sus teorías revolucionarias en relación al trabajo, al hombre, al proceso de producción, a la "historia".

Tercero, veamos entonces cómo el famoso científico burgués del imperio británico, Louis Leakey, quien probablemente nunca leyó el fragmento mencionado, coincide con el socialista y proletario alemán Federico Engels en asuntos humanos, evolucionarios y revolucionarios.

En cuanto al “Adán negro”, Homo Zinyantropus u Homo Habilis

Es de gran interés lo que el famoso antropólogo, arqueólogo y prehistoriador británico Dr. Louis Seymour Bazett Leakey tenía que decirnos acerca de sus descubrimientos en el Olduvai Gorge de la Tanzania de los tiempos actuales en África, especialmente acerca del primer hombre primitivo que utilizó herramientas y que él había identificado en 1959.

Para Leakey, la única forma de hallar al "eslabón perdido" entre el "hombre" y el "mono", entre el "homo kenyapitecus", "homo neanderthal" y el "homo habilis", "homo sapiens" u "homo sapiens sapiens", era descubrir cuál homo estuvo trabajando, estuvo laborando. Resultó ser el homo habilis u homo zinyantropus, que según la determinación de la fecha por medio del método de radio-carbono había evolucionado en África hace como 2 a 3 millones de años. Según descubrimientos de nuevos fósiles más recientes, en Chad y Etiopía, los ancestros africanos del homo habilis nacieron hace ya más de siete millones de años.
 
Si esto es cierto, entonces claro está, que el hombre moderno de nuestra actualidad -bien sea un ejemplar joven, bien sea un ejemplar viejo- ya es muy antiguo, muy viejo en su totalidad como especie y, por ende, “obsoleto”, moribundo. Quizás así nos podemos explicar mejor su actual inclinación fuerte hacia el impulso de la muerte, hacia el Thanatos; así podemos comprender mejor su auto-destrucción, su inexorable transvolución cósmica, óntica y nihilista. Según el filósofo alemán G. W. F. Hegel, “todo lo que nace, merece perecer”; entonces más que nunca en nuestra época debemos hacer un inmenso esfuerzo por estudiar y entender este nuestro actual "trilemma", nuestra despedida inminente, nuestra desaparición física con todo y modo de producción capitalista e imperialista, nuestro posible quo vadis fascista apocalíptico. La alternativa lógico-formal de Hamlet, “Ser o No-Ser”, ya no vale para nosotros. Necesario es trascender hacia otra esfera, hacia la emancipación humana, hacia el "Hombre Nuevo", el homo novus.

Sin embargo y enfrentado a una miríada de posibilidades, ¿cómo hizo Leakey para identificar al hombre original, al “Adán negro”? ¿Cómo Leakey reconoció a su ancestro, como se reconoció a sí mismo?

Junto a los fósiles de estos antiguos hombres-mono o monos-hombres se hallaron herramientas, pero sólo el homo zinyantropus alias sapiens alias lupus había desarrollado, reproducido o mejorado sus herramientas, en otras palabras, sólo él había evolucionado adquiriendo habilidades técnicas y tecnología productiva.  Entonces, el trabajo fue el elemento decisivo para que Leakey determinara cuándo exactamente nuestro "antepasado", el Adán africano, había evolucionado; de esta manera, el ideólogo burgués estuvo de acuerdo con el socialista científico Engels, en que el trabajo había producido al hombre, es decir, que el trabajador mismo se ha producido y reproducido a sí mismo, y que consiguientemente sólo él puede deshacer lo hecho y resolver sus problemas terrenales.

La única manera de que el hombre resuelva sus problemas y trascienda hacia algo verdaderamente nuevo es a través de una nueva lógica, una nueva ciencia, una nueva filosofía y una verdadera sabiduría, para convertirse en un creador, crear y re-crearse a sí mismo, emanciparse. Esto es lo nuevo y real, es lo realmente nuevo.

Naturalmente, para poder desarrollar herramientas no sólo es necesario el trabajo manual-físico; la conditio sine qua non es, más bien, la reflexión intelectual, la contradicción cognoscitiva, es decir, el pensar, el interrelacionar el mundo subjetivo con la realidad externa, y así es como se llega a comprender al pico de piedra, la herramienta, como una creación natural-social-humana. Así, el pensar se aproxima a la realidad objetiva y el mismo mundo exterior empuja hacia el pensar humano; ésta es la esencia revolucionaria de la práxis y de la teoría marxista.  

En su manuscrito, Engels explica los niveles simples del llegar-a-ser como sigue:

"Gracias a la cooperación de la mano, de los órganos de la lengua y del cerebro, no sólo en cada individuo sino también en la sociedad, los hombres aprendieron a ejecutar operaciones cada vez más complicadas, a plantearse y alcanzar objetivos cada vez más elevados. El trabajo mismo se diversificaba y se perfeccionaba de generación en generación, extendiéndose cada vez más hacia nuevas actividades.”   

El origen del proceso de trabajo, esto es, la dialéctica entre la naturaleza y la sociedad, la explicó en estas palabras:

"Así vemos, pues, que la mano no es sólo el órgano del trabajo; es también producto de el. Únicamente por el trabajo, por la adaptación a nuevas funciones, por la transmisión hereditaria del perfeccionamiento especial así adquirido por los músculos, los ligamentos y, en un período más largo, también por los huesos, y por la aplicación siempre renovada de estas habilidades heredadas a funciones nuevas y cada vez más complejas, es que la mano del hombre ha alcanzado ese grado de perfección que la ha hecho capaz de dar vida, como por arte de magia, a los cuadros de Rafael, a las estatuas de Thorwaldsen y a la música de Paganini."  

De una manera compleja, es decir, teóricamente, Engels nos ha explicado los orígenes del trabajo físico e intelectual y el papel central del lenguaje como herramienta para expresar nuestra conciencia, nuestro "poder de abstracción". En resumen: Engels explicó el origen planetario-terrenal de nuestro pensar, de nuestros pensamientos y grados intelectuales de reflexión, de comprensión y de entendimiento de nuestra realidad interior y exterior, de nuestras relaciones objetivas y subjetivas, de la práxis científica y teoría filosófica humanas.

Subrayó la lógica del pensar, la dialéctica entre la "mano" y el "cerebro", entre los dos lados del trabajo. Obviamente, ni Darwin ni Marx ni Engels ni Leakey cuestionaron la quintaesencia del Trabajo, del Hombre: la Alienación per se. Aquí y también en las obras de muchos otros autores, el Trabajo -que en realidad cada día muestra más expresamente su tendencia auto-destructiva, expresada en la brutal e inexorable "lucha por la sobrevivencia del más apto"- se convierte en la cosa más glorificada bajo el sol, en una vaca sagrada, en la cosa más sagrada de todas las cosas. Sin embargo, el trabajo no sólo ha causado la transmutación del mono al hombre, este salto dialéctico revolucionario, sino produce y todavía reproduce la relación social perversa hacia la naturaleza, hacia las demás especies que comparten el planeta con el homo sapiens, que corren, junto a éste, el peligro de la extinción.

El “Experimento Mundo”: A Nuestra Casa

Finalmente, hablando en términos blochianos, utópicos real-objetivos y real-subjetivos, nuestro quo vadis contemporáneo, visto desde la perspectiva científica y filosófica del Pico Bolívar, como hemos indicado al principio, urgentemente debe tomar la dirección hacia la creación de una nueva lógica, una nueva ciencia y una nueva filosofía. Nuestro experimentum mundi necesita un nuevo hombre si no quiere terminar en una conflagración atómica, en la entropía cósmica. Necesita más que un principio de esperanza, necesita un principio de certeza, repleto de polvo de estrellas galáctico, la “materia prima” de la cual se compone el homo emancipatoris.

Las reflexiones que hemos realizado en el transcurso de este breve escrito constituyen algunos de los prerequisitos fundamentales para que podamos dar a luz al homo emancipatoris, a la auténtica trinidad humana -la esencia, la existencia y la trascendencia humana-, que tiene que trascender todos los modos de trabajo y de producción, esto es, la historia misma, con el objetivo de crearse a sí mismo mediante un “acto trialógico”, como una todavía posible especie nueva. Para esta nueva especie, la realidad será totalmente diferente, su multiverso será "triferente"; su génesis no estará ni al principio ni al final, sino en cada momento, en cada espacio, en cada dimensión.

Trascendemos entonces con nuestras facultades creadoras hacia un horizonte desconocido en plena creación, a esta utopía real-emancipatoria que Ernst Bloch llamó “Heimat”.

--- Este escrito es una versión revisada y actualizada de la Introducción a la obra filosófica de Franz J. T. Lee, History of Wisdom (Historia de la Sabiduría), Libro Uno, Filosofía Griega Antigua: Materialismo vs Idealismo, (dedicada al finado filósofo marxista alemán Ernst Bloch, quien fuera su profesor en los años 60)  Publicaciones Electrónicas Pandemónium, Mérida (Venezuela), 2003.
Véase: http://www.franz-lee.org/files/praxistheory00001.html

(Traducción del inglés: Jesús Nery Barrios.
Originalmente publicado en: Revista Venezolana de Ciencia Política, Postgrado de Ciencias Políticas, CEPSAL, ULA, Mérida, número 30, julio a diciembre de 2006, páginas 89 - 100. )
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Franz J. T. Lee


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