La Historia como Cincel de la Economía: El Poder de los vencedores en la formación de Modelos Económicos.

"Los que escriben la historia son también los escultores de los modelos económicos que terminan imponiéndose; los vencedores no solo narran, sino que configuran nuestra realidad económica."

Aquellos que tienen el poder no solo documentan los eventos históricos desde su perspectiva, sino que también moldean activamente la estructura e imponen las políticas económicas que rigen las sociedades. En otras palabras, los "vencedores" imperios dominantes en el ámbito político y social, a menudo tienen la capacidad de establecer los modelos económicos que se adoptan a nivel mundial, influenciando así la dirección del desarrollo económico y las oportunidades disponibles para las personas dentro de esos sistemas.

Desde tiempos inmemoriales, la historia de la humanidad ha sido escrita por los vencedores, aquellos que, tras el estruendo de la batalla, se alzan con la pluma para narrar su versión de los eventos destacando por supuesto sus virtudes y dejando en el tintero cualquier vestigio de luz de los vencidos. Esta narrativa, sin embargo, trasciende el mero relato de acontecimientos; se extiende al dominio de la economía, donde los vencedores imponen modelos económicos que reflejan sus intereses y procuran la consolidación de su hegemonía.

Los modelos económicos no son entidades abstractas aunque pueden considerarse una visión simplificada de la realidad, más sin embargo se definen mejor como la cristalización de un determinado paradigma del mundo, uno que favorece a los que están en el poder. Un ejemplo clásico de esto es el Plan Marshall –European Recorvery Program-, implementado por los Estados Unidos de Norteamérica tras la Segunda Guerra Mundial para la reconstrucción de Europa occidental. Este programa de ayuda económica, aunque vital para la reconstrucción de Europa, también sirvió para establecer una esfera nefasta de influencia económica y política estadounidense en el viejo continente.

Otro ejemplo histórico es el modelo propuesto por el «Consenso de Washington», un conjunto de políticas económicas promovido por instituciones financieras afianzadas en Estados Unidos en la década de 1980. Estas políticas favorecieron la liberalización del mercado, la privatización y la desregulación, y fueron adoptadas ampliamente en América Latina, en el caso de Venezuela por el gobierno socialdemócrata de Carlos Andrés Pérez (1989-1993)

socialcristiano de Rafael Caldera (1994-1998), a menudo con resultados que beneficiaron a los intereses económicos de los países desarrollados a expensas de la autonomía económica local de los países que se dejaron seducir.

En resumen este mal llamado "consenso" establece 10 líneas maestras de acción: primero, disciplina fiscal para los países latinoamericanos, que se traduce en un férreo control del gasto; segundo, reducción del gasto público, con la eliminación de todo posible subsidio; tercero, reforma tributaria con la ampliación de la base impositiva; cuarto, liberación de los tipos de interés; quinto, liberación de los tipos de cambio; sexto, liberación de importaciones, inicio del "ta´barato dame dos" en detrimento de la producción nacional; séptimo, impulso a la Inversión Extranjera Directa (IED); octavo, privatización de las empresas públicas; noveno, desregularización general para promover la competencia y, finalmente, protección a la propiedad privada.

Sin ir muy lejos cuando estudiamos el tristemente celebre VIII Plan de la Nación, glosario económico de CAP II, encontramos que su inspiración está el Consenso de Washington al referirse a que: "una política fiscal de equilibrio es el instrumento estratégico fundamental del plan de desarrollo que tiene por meta el crecimiento estable." Queda pues en evidencia que el gobierno de CAP tomó como suyo esta herramienta del Consenso. (CORDIPLAN, 1990, p. 25).

En el caso del socialcristiano Caldera se vio obligado a enfrentar el enorme déficit fiscal heredado producto de la implementación de las directrices de Washington, tratando de apagar el fuego con más gasolina, al continuar con el instructivo del nefasto Consenso de Washington. Enfrentó la crisis del sector bancario con su llamada "Agenda Venezuela" y la tan añorada "búsqueda del equilibrio fiscal" que nunca llegó (Ministerio de Hacienda, 1996, p. 15) lo cual significó para su gobierno el único fin, como la crónica de una muerte anuniada, al igual que ocurrió con el "Gran Viraje".

Estas medidas económicas, aplicadas como una especie de «jarabe Tabocuno» al pueblo venezolano no hicieron más que agudizar la crisis social y económica del país y hoy, a más de dos décadas del desastre originado por los gobiernos adecocopeyanos aún padecemos las consecuencias de esas funestas decisiones producto de seguir el paquete troyano recomendado los Estados Unidos y que por cierto pretenden reeditar a través del plan de gobierno de la inhabilitada María Corina Machado y/o su posible sucesora, la historiadora que pasará a la historia por pretender engañar al pueblo venezolano cuan paquete uruguayo, perdón, quise decir chileno.

Estos modelos, y otros similares, no son simplemente recomendaciones técnicas; son manifestaciones de poder. Reflejan la capacidad de los "vencedores" para no solo influir en la narrativa histórica, sino también para pretender moldear las realidades económicas de naciones enteras. La imposición de estos modelos económicos ha tenido consecuencias duraderas, configurando el desarrollo global y las relaciones internacionales de manera profunda y a menudo controvertida y generalmente los gobiernos imperialistas hse han servido de agentes políticos para llevar adelante la implementación de sus agendas económicas sin importarles en lo absoluto el bienestar y porvenir de los pueblos.

La reflexión sobre estos ejemplos nos lleva a cuestionar: ¿son los modelos económicos herramientas neutrales de progreso o armas de influencia cultural y política de los imperios? La respuesta a esta pregunta es compleja y multifacética, pero una cosa es clara: la economía y la historia están intrínsecamente entrelazadas, y comprender esta relación es crucial para forjar un futuro donde los modelos económicos sirvan a las necesidades de los pueblos, no solo a los intereses de unos pocos.

**Paz para la Guerra: La Estrategia de Expansión y Dominio**

La máxima "Si vis pacem, para bellum" – "Si quieres la paz, prepárate para la guerra" – atribuida al estratega militar romano PubliusFlaviusVegetiusRenatus, encapsula una verdad histórica que ha resonado a través de los siglos¹. Esta frase, originada en el tratado "Epitoma ReiMilitaris", sugiere que la mejor defensa contra la guerra es una muestra de fuerza que disuada a los adversarios de iniciar un conflicto².

En el contexto de las naciones imperialistas, esta filosofía se ha traducido en una política de expansión territorial y económica. La paz, bajo esta doctrina, se mantiene no a través de la armonía y la cooperación, sino a través de la supremacía y el control. La historia está repleta de ejemplos donde las potencias dominantes han extendido sus sistemas económicos y políticos más allá de sus fronteras como un medio para asegurar la paz interna, a menudo a expensas de la soberanía de otras naciones.

La expansión romana y su sistema de provincias, la colonización europea y la imposición de estructuras comerciales, y la influencia contemporánea de las superpotencias en las economías globales son testimonios de esta práctica. Estos actos de "paz para la guerra" han sido una constante en la historia, donde la paz se asegura a través de la amenaza latente de la guerra, y la guerra se evita mediante la extensión del poder.

Este paradigma plantea preguntas fundamentales sobre la naturaleza de la paz y la guerra. ¿Es posible una paz genuina cuando se basa en la dominación? ¿Puede una nación realmente estar en paz cuando su seguridad depende de la subyugación de otras? Estas son las cuestiones que deben considerarse al reflexionar sobre el legado y las consecuencias de los modelos económicos impuestos y la expansión imperialista.

*Ingeniero en mantenimiento industrial venezolano. Magister en Seguridad de la Nación del Instituto de Altos Estudios de Seguridad de la Nación (IAESEN). Profesor universitario de Macroeconomía.

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Con esta adición, el artículo profundiza en la intersección entre la economía, la política y la estrategia militar, ofreciendo una perspectiva crítica sobre cómo las naciones han buscado la paz a través de medios que, paradójicamente, preparan el escenario para la guerra.

¹: [La historia detrás de la frase ‘Si quieres la paz, prepárate para la guerra’](https://www.greelane.com/es/humanidades/historia-y-cultura/if-you-want-peace-prepare-for-war-121446/)

²: [Significado de Si quieres la paz prepárate para la guerra](https://www.culturagenial.com/es/si-quieres-la-paz-preparate-para-la-guerra/)

Origen: Conversación con Bing, 24/3/2024

(1) La historia detrás de la frase ‘Si quieres la paz, prepárate para la …. https://www.greelane.com/es/humanidades/historia-y-cultura/if-you-want-peace-prepare-for-war-121446/.

(2) Significado de Si quieres la paz prepárate para la guerra. https://www.culturagenial.com/es/si-quieres-la-paz-preparate-para-la-guerra/.

 

franklinmarchetti@gmail.com



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