Caral, modernidad y marxismo

La modernidad es el origen de todo el pensamiento occidental. Incluido el marxismo.

El error de los teóricos de "izquierda" es no darse cuenta que la descolonización del pensamiento implica también un cuestionamiento total a lo que se conoce como "marxismo-leninismo", (y cualquier otra vertiente del marxismo occidental) y por tanto, cuestiona toda la base política de esta "izquierda" latinoamericana y mundial.

Esto se refleja muy bien en el caso del continente americano. Como lo planteo en el libro "Historia Descolonizada de América", la certeza actual de que los seres humanos llegaron a América hace más de 40 mil años, que hace 18 mil años América estaba poblada de norte a sur y de este a oeste, mientras Europa apenas albergaba pequeños grupos humanos debido al glaciar Wurm, y que 30 siglos antes de la Grecia Clásica ya en América existía una gran civilización como Caral, con 25 ciudades enlazadas en la costa, sierra y selva, con un sistema productivo agrícola, y hasta 6 pirámides en la capital Caral, todo esto modifica necesariamente la perspectiva de pensamiento crítico y transformador.

Europa no trajo la civilización a América. Colón y demás invasores trajeron el salvajismo de la edad media europea y arrasaron con grandes civilizaciones que culturalmente eran mucho más avanzadas que el occidente cristiano.

Europa trajo enfermedades (que mataron en un siglo al 90 % de los casi 100 millones de indígenas que vivían en América). Ejecutaron un genocidio y un etnocidio contra las culturas americanas. Impusieron su religión, sus idiomas y su forma de vida (capitalismo mercantilista, que luego derivó en industrial, y más tarde en financiero).

El pensamiento renacentista de la modernidad europea es el fundamento de todas las teorías sociales y científicas occidentales. Incluyendo al marxismo.

En sentido simbólico, Caral cuestiona y derrumba al propio marxismo.

El punto de partida teórico de los revolucionarios debe ubicarse en la comprensión de las múltiples civilizaciones complejas y avanzadas que existieron en otros continentes antes de Grecia y Roma.

El mismo Marx apenas pudo conocer lo que él llamó "modo de producción asiático" en la India y en la China antiguas. Pero la información que tuvo fue muy escasa y no llegó a hacer conciencia que el recorrido civilizatorio de la humanidad era mucho más grande y diverso que la muy particular experiencia de la Grecia y Roma antiguas.

Por cierto, la Academia de Ciencias de la URSS hizo un cónclave en la década de 1930 y concluyó que el modo de producción asiático nunca había existido, y ratificó el error marxista de atribuir a la humanidad una sola línea de desarrollo histórico: esclavismo, feudalismo, capitalismo y socialismo. Que es la misma visión unilineal de la historiografía burguesa europea, pero cambiando los nombres: edad antigua, edad media, edad moderna y edad contemporánea.

La realidad demostrada desde mediados del siglo XX, es que existen múltiples líneas de desarrollo de las civilizaciones, que cada pueblo y cada continente tuvieron sus propias etapas de desarrollo. Que el esclavismo sólo existió como modo de producción en Grecia y Roma, y que, en la India, China, Mesopotamia, Egipto, y también en Caral, Incas, Aztecas y Mayas, predominó el modo de producción tributario. Como lo dijo Samir Amin hace 50 años.

Por estas razones, cuando yo hablo de pensamiento descolonial, de historia descolonizada, no coincido para nada con tipos como Grosfoguel, que son muy buenos hablando generalidades pero que no logra trascender esa modernidad europea que fundamenta a la academia de Occidente, y que para remate respaldan regímenes autoritarios y extractivistas, que nada tienen de socialistas ni progresistas, como los de Venezuela, Cuba y Nicaragua.

Durante los últimos 60 años hemos presenciado en Nuestra América los fracasos de las vías de "desarrollo" impuestas por el capital occidental; pero también han fracasado las propuestas "alternativas" del progresismo extractivista y neoliberal, con ropaje de "izquierda", que terminaron reproduciendo las mismas estructuras del estado liberal burgués y el mismo modelo capitalista dependiente, con expresiones en algunos casos de dictaduras "socialistas", que se prolongan en el poder por medio de las más brutales expresiones de fuerza y represión contra su propio pueblo.

El pensamiento de las transformaciones planteadas para Nuestra América tiene que hundir sus raíces en nuestro propio continente, en la enorme y variada riqueza cultural de sociedades que por más de 40.000 años poblaron estas tierras. Es una tarea para las generaciones actuales y futuras.



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Roberto López Sánchez

Roberto López Sánchez (Caracas, 1958). Profesor Titular de la Universidad del Zulia (LUZ) con ingreso en 1994. Licenciado en Educación (LUZ, 1994). Magister en Historia (LUZ, 2005) y Doctor en Ciencias Políticas (LUZ, 2013). Actualmente dicta 6 materias en la Licenciatura de Antropología en LUZ: Historia de América; Historia de Venezuela; Intercambios Económicos; Poder y Movimientos Sociales; Culturas Afroamericanas; y Modo de Vida e Identidad Nacional. Ha dictado seminarios a nivel doctoral y nivel maestría en universidades venezolanas; y seminarios de Historia de Venezuela en universidades de Chile y España. Actualmente coordina la Unidad Académica de Antropología. Ha dirigido proyectos de investigación a través del CONDES-LUZ, y CLACSO. Línea de investigación: estudio de los movimientos sociales. Ha publicado más de 50 trabajos científicos. @cruzcarrillo09

 @cruzcarrillo09

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