El triunfo de Boric en Chile, le dio pie a muchos analistas para afirmar que está en camino un renacer de la izquierda en Latinoamérica. Lo mismo se dijo cuando ganó Fernández en Argentina y nada pasó; también se dijo del triunfo de Luis Arce en Bolivia, pero aún no vemos el avance.
Una de las cosas que deberíamos aprender, es que el Capitalismo aprende de sus errores. Es extraordinariamente preciso para ubicar las fallas y replantear todo de nuevo, con estrategias más claras y más agresivas. Es la razón de por qué no hubo otra Cuba en el continente, y es la razón del fracaso de los movimientos de izquierda y es la razón de la división de la izquierda; y es la razón de porqué la izquierda desapareció, dejando a los latinoamericanos como preteridos. Hubo, sin duda, un salto, el liderazgo revolucionario en el continente llegó hasta mediados de los 80 y de allí comenzó a desaparecer, sin que todo ese conocimiento, toda esa experiencia y toda esa capacidad de combate, se trasladara a las nuevas generaciones.
Lo mismo ocurrió con el triunfo de Hugo Chávez en Venezuela. Aunque no fuera una sorpresa para el capitalismo, ni para el Big Brother, sí lo fue toda la política que Hugo desplegó en Venezuela y las propuestas sobre la construcción de una región, unida al calor de los acuerdos comunes, con avances que fueran beneficiosos para todo el mundo. De allí surgió ese maravilloso proyecto de construir un ferrocarril de Venezuela hasta la Patagonia, con un pasaporte común. Él mismo lo dijo, si los europeos lo lograron que ninguno habla un idioma en común, y ni siquiera comparten una cultura, cómo no va a ser posible en el continente donde hablamos el mismo idioma y tenemos raíces comunes, la creación del Sucre, la Alba y la Celac. Todos esos avances tan extraordinarios, chocaban con los planes del capitalismo de desmembrar a los Estados, robarse sus materias primas y endeudarlos con los organismos multilaterales. Fue una etapa en la que sí hubo una escalada de la izquierda, porque en los países donde se triunfó, hubo un replanteamiento de la construcción de un proceso revolucionario. Muerto Kirchner, y asesinado Chávez, comenzó la escalada del capitalismo, en complicidad con la burguesía interna, para acabar con los gobiernos de avanzada. Así, se desarrollaron dos estrategias que rindieron muchos frutos: movimientos internos con apariencias de pacifistas, terriblemente agresivos; y una embestida por la vía del ordenamiento jurídico de crear subterfugios para acabar con ese liderazgo y con el que pudiera emerger. Y la estrategia sigue montada, dirigida, por una parte, al control de los órganos legislativos y el poder judicial; y por la otra, la penetración y el bombardeo de posibles formas de organización en el seno del pueblo. Todo ello sumado al abandono del uso de herramientas teóricas, que puedan conducir a reflexiones y análisis más acertados sobre la realidad del continente y hacia dónde encaminarse, con el uso permanente de dos herramientas fundamentales: la dialéctica y el materialismo histórico.
Yo no soy un escéptico, ni un apocalíptico. Todo lo contrario, siempre me he fundamentado en la fe y la fuerza. Y suelo decir, con mucho orgullo, que pocas veces me equivoco en mis análisis, no porque sea bueno, sino porque uso las herramientas adecuadas. Por eso en realidad el triunfo de Boric en Chile, no me dice nada aún. En primer lugar, porque si no tiene formación marxista, simplemente no sabrá para dónde coger. Y, en segundo lugar, porque el marxismo, no es un atraso, sino una teoría para aplicar en la práctica. No importa los años que tenga, siempre será vigente, porque simplemente se adapta a la realidad.
Ahora, cuando revisamos los planteamientos de este nuevo liderazgo en la región, que está llegando al poder, no vemos absolutamente nada que indique, organización de las fuerzas populares, organización de estructuras que puedan convertirse en vanguardias y motoricen las luchas políticas, penetración de las estructuras corruptas de los Estados, reestructuración de los Estados, y una larga cadena de etcéteras. Y, por otra parte, la derecha interna, dirigida por el Big Brother, desata una línea de combate para la que necesariamente se debe generar una dura línea de oposición.
Cuando hacemos un balance del último año, vemos cosas muy preocupantes: Luis Arce no ha podido hacer nada en Bolivia, ni siquiera ha podido recomenzar a construir el carro boliviano, que fue orgullo de Evo Morales, hecho con baterías de litio. Más lastimoso aún es que Arce no pareciera tener mucho interés en la consolidación y el poder de las organizaciones de izquierda en ese país, especialmente el MAS, su partido. Por otra parte, Pedro Castillo en Perú no ha podido hacer absolutamente nada, con dos amenazas en puerta: un golpe de Estado, o una destitución por parte de su congreso. Además, está Xiomara Castro ganó las elecciones en noviembre, pero no ha dicho nada que indique que podrá hacer algo en Honduras para producir cambios, aunque sean superficiales. De paso, en mi opinión está más perdida que su marido Manuel Zelaya, quien estaba bastante perdido. Y Gabriel Boric Font, de apenas 35 años, quien acaba de ganar las elecciones en Chile, hasta hora, tampoco ha expresado nada que se corresponde con la esperanza que tiene el pueblo chileno, y, en todo caso, el pueblo latinoamericano. Al menos en las declaraciones de él y su equipo de trabajo, nada indica que vendrán cambios profundos en Chile.
Con esto estoy diciendo que necesariamente hay que rediseñar estrategias y plantear propuestas de cómo reconstruir el continente, una región en donde todos estemos incluidos, que signifique un avance para los pueblos, antes de que el Metaverso nos alcance.
Y es un debate que debe darse en el seno de la izquierda, o de lo que llamamos izquierda. Se impone una reconceptualización, un debate profundo, que obligatoriamente debe incluir el marxismo dentro de las nuevas tecnologías. Incluso, aventurarse a qué hubiera analizado Lenin o Mao sobre el metaverso. Como hubiera interpretado Marcuse la cuántica, qué diría el Che sobre la tecnología celular. Si la izquierda, o eso que llamamos izquierda no entra en ese debate, el neoliberalismo nos aplastará sin remedio.
Caminito de hormigas…
Brutal el despliegue de dinero en las calles valencianas este fin de año, y todo diciembre en general. La mayor parte en dólares. La venta de licor fue como en los viejos tiempos de la bonanza. El centro, la avenida Cedeño, el mercado de La Candelaria, los supermercados y el mercado de Los Guajiros, tuvieron ríos de gente. En el caso de Los Guajiros, vinieron excursiones en autobus de Yaracuy, Lara, Aragua y el resto de Carabobo. Aunque, en mi opinión, eso no es indicativo de crecimiento económico.