A estas alturas, con la enorme desgracia que ha caído sobre Venezuela, que afecta terriblemente a millones de pobres y miserables, no se entiende la falta de una reacción popular masiva-enérgica contra las élites venezolanas y en general contra el Statu Quo, para cuya protección en medio de la pandemia por COVID-19 y el consecuente confinamiento, se han ejecutado medidas nefastas para la economía de los necesitados, en especial de los asalariados y pequeños empresarios. Es así que en medio de una gigantesca deuda externa, bloqueos y sanciones internacionales, con un sector petrolero prácticamente quebrado, con un extractivismo minero poco rentable para las arcas de Venezuela y con unos ramos agropecuario e industrial internos sin la suficiente productividad, la calidad de vida de un alto porcentaje de la población se deteriora aceleradamente, y es que en el proceso los ingresos son cada vez más bajos, hay una continua elevación de los costos de los alimentos, de las medicinas y de otros rubros esenciales, y hay un total estado de indefensión. Entonces, ¿hay o no hay razones para protestar masivamente en Venezuela en pro de una mejor calidad de vida?, ¿acaso la dirigencia política pasa necesidades en el país caribeño, incluida la dizque revolucionaria, que pide sacrificio y paciencia a los hambrientos y desesperados?
Haciendo referencia a los ingresos, adviértase que los "salarios" de hambre de la mayoría de los venezolanos no son para nada bien compensados por los conocidos bonos, que de igual manera son muy bajos, aunque desde el Gobierno nacional se intente convencer a los asalariados, en especial los del sector público y aquellos de los sectores privados pequeño y mediano, que dichas bonificaciones y otros mecanismos sí compensan lo generado en el paupérrimo ámbito salarial-laboral. De aquí se desprende en parte la necesidad urgente de salir a las calles, en un momento en que la desesperación por el hambre y la incapacidad de satisfacer distintas necesidades básicas, afecta demasiado a millones de seres en lo material y en lo anímico-espiritual. Por desgracia muchos parecen estar esperando que algunos líderes políticos conocidos convoquen a un estallido social contra la administración de Maduro, o creen que llegará una especie de Mesías político a salvar a los ciudadanos comunes de Venezuela. Quienes así piensan no tienen en cuenta que la dirigencia dizque opositora al Gobierno nacional se encuentra en una zona de confort, e incluso en buena parte reside en ciudades tan lejanas de Venezuela como Nueva York y Madrid, y no sufre como sí lo hacemos quienes vivimos el día a día en territorio venezolano, más allá de que esa dirigencia haga continuos llamados para salir de la administración "revolucionaria", todos vía online. Al fin y al cabo son élite y necesitan preservar el Statu Quo capitalista al lado de sus "enemigos" chavistas-maduristas.
Es evidente, por tanto, que los venezolanos de a pie deben reaccionar de forma espontánea, sin esperar ni la intervención de la élite política ni la intervención de la Divina Providencia o algo por el estilo. Ciertamente no se haría esperar la sangrienta represión policial y militar en defensa de la seudodemocracia y del Estado burgués, pero habría que preguntarse, ¿hasta cuándo tolerar la complicada situación?, ¿si hay que dar la vida no sería mejor hacerlo mientras se lucha por una Venezuela y un mundo mejor para los de abajo, que morir de hambre quedándose de brazos cruzados?