Conciencia, Socialismo e integración

Votar es una de arma de lucha de los pueblos según el momento histórico. El pasado 3 de diciembre se evidenció el nivel de conciencia y la madurez política del pueblo venezolano que se pronunció de manera concluyente. Votamos por el proyecto de país, delineado en la Constitución, el cual estamos construyendo con grandes aciertos, enfrentando una clase socialmente depredadora, y aprendiendo de nuestros errores, que si en algunos momentos han retardado la marcha, también nos han ayudado a “templar” -o acerar- las convicciones revolucionarias de siempre.

Tal como lo reiteró nuestro Presidente en su primer encuentro con el pueblo la noche del domingo, ahora nos toca profundizar en los cambios en marcha, corregir las deficiencias, atacar, hasta erradicarlos, los dos grandes flagelos que padece la revolución bolivariana: la corrupción -en sus múltiples expresiones- y el burocratismo, que heredados de épocas anteriores, constituyen, sin duda, un freno para la construcción de nuestro Socialismo, cuyas raíces, como también lo señaló el líder, están en nuestros valores y costumbres ancestrales, en las ideas de Simón Bolívar y en las enseñanzas de Cristo. Junto a compañeros y compañeras de luchas revolucionarias, escribimos hace poco más de un año: El Socialismo es una concepción que pone de relieve al ser humano como sujeto de su propia historia, capaz de impulsar un desarrollo social y político con una explícita dimensión ética, una economía basada en el trabajo cooperado, una organización social con acentuada tendencia a la horizontalidad, participación, creatividad, austeridad y sensibilidad frente a necesidades y problemas colectivos2 Es fundamental entonces continuar avanzando en la formación integral de las generaciones más jóvenes, para sembrar en ellos los principios, la ética y los más preciados valores de la Venezuela socialista. De allí la importancia de las orientaciones impartidas desde el Ministerio de Educación para construir un sistema educativo que, iniciando en el maternal, proporcione las condiciones para que todos accedan y prosigan hasta el nivel más elevado, el posgrado, de tal manera que el aprendizaje finalice con la vida. Una educación que articule perfectamente lo cognitivo con lo ético-político, lo cultural y lo social, para desde ella -y con ella- fortalecer lo público, fortalecer identidad y ciudadanía y profundizar la democracia participativa y protagónica. Son esos cambios profundos en todos los subsistemas educativos los que van a sentar las bases para nuestra total independencia política, económica, social, científica y tecnológica, centrada en el ser venezolano, latinoamericano y caribeño.

De Engels aprendimos, que un pueblo es libre cuando logra satisfacer sus necesidades elementales de trabajo, salud, vivienda y educación; y no dudamos en afirmar que la última es el denominador común de las anteriores. Sin educación no hay libertad.

El acceso de todos a una educación integral, que provea las condiciones para la prosecución, así como a otros bienes sociales como la salud, no sólo elevarán los niveles de vida, sino también repercutirá en la disminución de los índices de delincuencia y criminalidad, otro flagelo que tenemos que combatir y disminuir significativamente. Sólo si se transforman nuestras estructuras sociales y económicas podremos atacar las causas de la pobreza y la violencia. De allí la imperiosa necesidad de abordar desde ya la construcción del Socialismo venezolano

La Patria Grande existe desde el común origen latinoamericano y caribeño, y desde el soñar por la unión de un Bolívar visionariamente colosal, sólo falta que cumplamos con el deber de concretarla. Ahora también nos toca avanzar hacia ella mediante la integración fundada en el ALBA, única vía para que nos convirtamos en un polo desarrollado y una referencia política y ética ante el mundo. Se trata de poner énfasis en los aspectos sociales, educativos, culturales, políticos y científicos, sin abandonar los económicos, pero teniendo claro que son aquéllos los que harán posible que la unión nazca blindada y tenga asideros firmes, porque estará sólidamente arraigada en las conciencias de los pueblos. Esta integración de nuevo tipo que se impulsa a través del ALBA, será el contexto para fortalecer las relaciones solidarias y de complementariedad con otros pueblos del planeta, las cuales no pueden seguir siendo las de dependencia, sino han de fundamentarse en el respeto mutuo, el reconocimiento de la diversidad cultural, el desarrollo de las energías de cada región para su beneficio y el de todos, así como en un verdadero diálogo de saberes y civilizaciones, para ir impulsando un mundo multipolar, pluricultural y multiétnico, es decir, una comunidad internacional sin hegemonías impuestas. En síntesis, Paz.

castellanome@yahoo.com




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