Cuando vemos las barbaridades que ocurren en el país, percibimos con más fuerza lo avizor que era Chávez. Estaba montado en todo y para todo diseñaba una estrategia, una respuesta o una alternativa, razón por la que se notaba que el país iba cambiando y avanzando (perdonen los gerundios).
Y creo que fue el primero que entendió la necesidad de acabar con el analfabetismo tecnológico, porque era un elemento clave en la nueva Venezuela. Por ello, dentro de la Misión Ciencia, creó los Infocentros, herramienta extraordinaria por la que las personas de la tercera edad, descubrieron que era posible tocar una computadora y entender su funcionamiento. Usted encontraba un infocentro de cualquier parte del país, donde jóvenes educados y colaboradores, educaban a sus visitantes en las artes de la nueva tecnología y la posibilidad cierta de entrar en la telaraña. Hoy en día creo que no queda ninguno. Y los que están abiertos, no tienen computadoras y si a alguno le queda alguna en buen estado, entonces no tiene internet. Primera gran tragedia que nos aleja por completo del tan anhelado país potencia.
Ese tema de la tecnología es fundamental en la sociedad moderna. En un mundo donde materiales como el grafeno amenazan con acabar con la mayoría de las materias primas para el desarrollo tecnológico, donde la tecnología celular va por el 5G, los carros eléctricos son cada vez más comunes y se habla de la fusión fría como el nirvana para salvar a la humanidad, no puede ser que la electricidad se vaya cinco veces al día, o que una comunidad entera pase 75 horas sin energía, o que tenga que esperar siete meses para conseguir una bombona de gas de diez kilos.
Creo que el alto gobierno no está consciente de eso, sabiamente ocultado por la tecnocracia enquistada la cual le hace ver a Nicolás que Venezuela es una imagen de Miraflores, donde todos esos problemas están resueltos. Por ello vemos al presidente hablando de aplicaciones en celulares, tabletas y laptops, ignorando que un teléfono hoy día, barato, barato, cuesta diez mil soberanos, 10.000 soberanos, vale decir, mil millones de bolívares fuertes. Eso para no hablar del Iphone X que va por los 100.000 soberanos, o diez mil millones de bolívares. Sin consiguen un famoso "gallito", que es para los pobres, cuesta 4.000 soberanos, o sea, cuatrocientos millones de bolívares; en donde por cierto no se puede bajar la aplicación del sistema Patria.
Es decir, el alto gobierno está convencido de que todos los venezolanos tienen alguna de estas herramientas para acceder a la información, y si no, pueden ver al patético VTV, un canal de televisión según el cual, en el país no ocurre nada malo porque todo es invento del enemigo. Lo que confirma que, desde la directiva de ese canal hacia arriba, ninguno ha caminado un barrio, ninguno ha palpado la vida de una comunidad, ninguno se ha parado a la cinco de la mañana para montarse en un camión y pagar tres soberanos. No hay nada más terrible que estar desconectado de la cotidianidad. El pueblo, que es el soberano, no tiene acceso a nada de eso.
Por eso mueren los medios de comunicación impresos y las noticias no llegan a la ciudadanía, y el ciudadano comienza a perder la cultura de comprar su periódico de todos los días, y de todos los domingos, porque simplemente desaparecieron. Por eso desaparecieron diarios de hasta 70 años de vida, enquistados en la memoria colectiva de los venezolanos, que de la noche a la mañana se fueron a la web. Si usted tiene una computadora, una laptop, tableta o celular Android, podrá leerlos. De lo contrario, jódase, es un eunuco de información. Y los que tienen acceso a estas herramientas, con toda seguridad es menos del 30% de la población. Si consigue una PC barata, usada, cuesta 350 dólares, laptop 400 dólares, Tablet, entre 400 y 600 dólares. Nada de eso existe nuevo en el país y todo debe pagarse en dólares, como los carros usados, los repuestos, la vivienda y cualquier cosa importante que necesite comprar. Nada nuevo, todo usado. Hasta las mafias de Mi casa bien equipada, cobran en dólares lo que antes te daban sin problemas, con solo pagar con la tarjeta de débito. Los que controlan los productos Haier se están haciendo multimillonarios, a costa del Estado y en contra del pueblo.
¿A quién se le ocurrió que el papel no hacía falta y que era un desperdicio la impresión de diarios y revistas? ¿Saben los sesudos del gobierno que acabaron con un poderoso sector dinamizador de la economía y que el cierre de las editoriales y la eliminación de los periódicos impresos elevó la tasa de desempleo?
Pero una cosa aún más importante: Cuando un gobierno deja fenecer por agotamiento y escasez a los medios de comunicación impreso, no se está "autosuicidando", en momentos en que arrecia la guerra mediática, donde ya sin tapujos de ningún tipo piden el asesinato de Maduro.
El triunfo de la revolución china, planteó muchos problemas. Uno de los más importantes fue cómo informar a los ciudadanos sobre los acontecimientos, por un lado, analfabetas; y por el otro ante la falta de imprentas, tinta y papel suficiente para imprimir. Ello presionó la reedición de los famosos Dazibao (periódico de grandes caracteres) que acostumbró a los chinos a detenerse frente a las paredes de los edificios para leer las noticias del día, los debates políticos, incluso las premisas morales. En donde hubiera una pared, allí había un dazibao. La Revolución Cultural remarcó esta costumbre. Mucho después, apareció la poderosa editorial Viento del Este que imprimió ciento de millones de libros en muchos idiomas cuyo objetivo fundamental era expandir las teorías revolucionarias, incluyendo las del Gran Timonel. Los libros eran regalados prácticamente. Recuerdo que compré groseramente caro El Capital de Marx, por los que pagué 20 bolívares de 1978 los tres tomos. Era muy difícil que un libro costara más de dos bolívares de entonces.
Puede que los coreanos del norte se hayan copiado de allí para hacer sus monstruosas impresiones de libros y revistas donde resaltaban sus logros. Revistas con muy buena calidad de impresión tanto del papel como de la tinta.
Este proceso venezolano, que muchos insisten en llamar revolucionario, contradictoriamente acabó con la impresión. Los tecnócratas del gobierno, que no saben nada de la vida cotidiana, le hicieron creer a Nicolás que un periódico no hacía falta porque el papel impreso va a desaparecer. Y en lo personal creo que será así. El problema está en no entender los tiempos y la realidad. ¿Cómo se educa a un país donde el 70% de la población no tiene teléfonos Android ni acceso a las computadoras, de paso con un canal de televisión que escasamente llega al 11% del share? Es en este momento cuando el periódico es más importante que nunca. El país debería estar inundado de ellos. Muchas impresiones incluso deberían gratuitas. Tal como ocurrió en la primera etapa de este proceso donde los libros se mojaron en los depósitos que nadie cuidó. Sería fascinante saber cuántos ejemplares de Los Miserables se imprimieron y cuántos leyeron esa extraordinaria novela. Estoy seguro que la conclusión nos entristecería.
Hay que ser realista. Somos un país del tercer mundo, cada vez más del tercer mundo, rebosado de recursos naturales que todo el mundo desea. Es la razón para querer sacar al chavismo del poder. Y en un país donde la electricidad se va cinco veces al día, y a pesar de tener tres satélites en el espacio, el que no haya internet es una tragedia, el periódico es fundamental, es una herramienta educativa de primera línea, un instrumento clave para la batalla de todos los días, un arma en las manos del pueblo, que sabrá, a partir de él, identificar al enemigo y reconocer la enconada guerra mediática internacional en contra del proceso.
Es necesario rectificar. Se impone, sin duda, "un golpe de timón".