La ideología como paradigma en una revolución socialista

Al adentrarnos en un proceso revolucionario de naturaleza socialista nos encontramos con la importancia de la ideología, campo de las ideas, y su impacto en lo más íntimo del propio proceso revolucionario no solo por su fundamental influencia en el liderazgo responsable de la conducción del propio proceso revolucionario como también al desarrollo de los conflictos intra-liderazgo cuales se van manifestando en los tiempos diferentes de la revolución en estudio. Ejemplos varios y variados nos los encontramos en el proceso en la Rusia Bolchevique, en el proceso durante la revolución china hacia el alcance del Poder como posteriormente en el propio ejercicio del Poder en China, probablemente, en la Cuba de Fidel Castro Ruz como en el actual proceso cubano liderado por Raúl Castro Ruz, durante el gobierno de don Salvador Allende como en Nicaragua y, probablemente, durante los procesos revolucionarios que se fueran desarrollando en Centroamérica cuales, en caso de curiosidad intelectual, probablemente, Roy Chaderton Matos podría exponernos sobre aquellas realidades en una excelente y estimulante conferencia.

Cuando nos adentramos en los procesos políticos venezolanos deberíamos comenzar, en cuanto a la historia reciente del siglo XX, subjetivamente, en el proceso político que motivó, indirectamente, el General Juan Vicente Gómez, en grupos sociales adelantados no solo de una intelectualidad presente como en aquel estudiantado quienes conformaron la denomina como la “generación del 28” como bien lo expone en corto estudio don Germán Carrera Damas en algunos de sus escritos históricos. Para mejor referencia el libro titulado como el “Libro Rojo” nos muestra un conjunto de revolucionarios quienes impulsaron un campo de ideas de corte revolucionario en referencia a los escenarios en actos presentes en Venezuela con fuertes influencias externas aunque con sus necesarios toques criollos y telúricos. Es evidente que las influencias marxistas para la época fueron línea de referencia extremadamente importante que solo fueron incididas por las tesis traídas desde Roma por don Rafael Caldera Rodríguez en aquellas tesis contestatarias contenidas en las normas eclesiales de la Encíclica “Rerum Novarum”, aún en vigencia, y, por cierto y a pesar de Su Santidad, Francisco, pareciera que vienen de regreso en el entorno de ese “sórdido combate vaticanense” que se viene desarrollando en los pasillos del estado religioso como nos lo vienen exponiendo, en toda su intensa importancia, las “nuevas políticas” que se están imponiendo en el segundo gobierno de Mariano Rajoy como lo demuestra la renuncia de José María Aznar y la “contra-reforma franquista” ante movimientos sociales de calle transformados en movimiento político y las políticas reformistas adeco-hispanas.

Pero no solo las derechas vienen desarrollando e imponiendo sus paradigmas e ideologías capitalistas liberales en diferentes países con sólidas y fuertes influencias judeo-cristianas, España, Argentina, Brasil, Uruguay, Paraguay, Chile, Perú, Colombia, Panamá, Costa Rica, México, los EEUU de América, Alemania, los países del Báltico, la República de China en Taiwan, y países donde la influencia de Papa Francisco viene en auge con referencias tempranas; para nada es de dejar en el tintero la educación de la Compañía. También lo estamos percibiendo en países titulados como de centro-izquierda e izquierda y países en procesos de “cambios importantes” en la estructura de los estados nacionales.

En esos escenarios, inmediatamente, saltan a la palestra del corto análisis dos diferencias fundamentales en lo ideológico entre el campo de las derechas y el de las izquierdas; mientras que la unidad de criterios político-ideológicos se han consolidado en el campo de las derechas como se pudiera demostrar cuasi sin “rompernos la cabeza pensando”, en el campo de las izquierdas, aparentemente, no se percibe una claridad ideológica que permita precisar el carácter del “nuevo estado revolucionario” lo cual incide e influye en los paradigmas obligantes de la estructura, fundamentalmente, en los sectores secundarios y terciarios de la Economía, solo por mencionar una de las variables en asimétricas referencias globales.

Permítasenos sustentar nuestros argumentos en ciertas realidades históricas que se expresaron durante los diferentes procesos revolucionarios que se desarrollaron en China desde sus primeras manifestaciones en revolución nacionalista, fundamentalmente. Aquel día 4 de mayo (1919) tuvo su razón de ser por las decisiones aprobadas en Versalles con las aprobaciones y bendiciones gubernamentales de un gobierno chino adicto a las políticas internacionales de las denominadas “grandes potencias”. En nuestros pareceres, aquella decisión gubernamental china de aceptar las humillaciones contenidas en los acuerdos de Versalles tienen una base fundamental en las consecuencias del “Levantamiento de los Bóxers” (1900) y las cargas impuestas consecuencialmente por las “Potencias Extranjeras” que las llevarían, previamente, a bloquear al puerto de la ciudad de Tianjin (mutatis mutandi: el “Bloqueo de La Guaira” apenas algunas años posteriores por las mismas potencias extranjeras, curiosamente). Aquel movimiento se contuvo con dos paradigmas ideológicos tanto en lo inconsciente colectivo histórico como en el consciente sociológico estudiantil y de obreros ante las realidades referentes y en interesantes e importantes influencias sico-sociales-en-China por el triunfo de la Revolución Bolchevique y, su consecuencia, en la constitución oficial del gobierno de obreros y campesinos rusos. Es decir, en nuestro criterio y responsabilidad, la “generación del 28” se expresó tanto en “lo nacional” como en las lógicas directrices de la “Tercera Internacional”. Nos consideramos que mientras no se reflexione sobre esas variables históricas continuaremos en debilidades ideológicas que han perturbado los diferentes procesos revolucionarios que se han expresado en la Historia Contemporánea venezolana.

Permítasenos dar un salto en la Historia para poner en blanco y negro aquellas importantes influencias que la URSS-Stalín le impondría a China con el diseño en su “Plan Nacional de Desarrollo Económico” en lo socio-económico en aquellos primeros años del recién fundado gobierno de Mao Zedong; es decir, en la economía de la recuperación nacional.

La planificación, el desarrollo y la praxis en lo ideológico de aquellas políticas e ideas se expresaban y eran asimétricas con las objetivas realidades nacionales post-revolución-1949 lo cual llevó, consecuencialmente, a un verdadero desastre nacional cual cuasi llevó a un cuasi-inevitable proceso contra-revolucionario contra el propio partido comunista chino lo cual le obligaría a Mao Zedong a tener que reconocer sus propios y personales errores ejecutivos asumiendo las influencias rusas en esas decisiones y, en consecuencia, se vio en la necesidad imperativa de tener que alejarse de las muy interesadas influencias soviético-estalinistas motivadas, fundamentalmente, por las realidades de la “Guerra Fría” y sus impactos sobre las realidades soviéticas a causa de las políticas desarrolladas desde los EEUU de América en aquella confrontación capitalista contra lo denominado como el “comunismo soviético”.

Pero Mao Zedong era un ideólogo consumado no solo en lo referente a sus intensos estudios históricos como en sus versiones personales del pensamiento revolucionario internacional y en sus praxis en conjunción íntima con las realidades socio-histórico-culturales en la sociedad china, lo cual lo obligó a tener que realizar un profundo contraataque político en contra de las desviaciones contra-nacionales para poder imponer y promover paradigmas contentivos y significativos que permitieran objetivar la ecuación entre la realidad china y la planificación de una economía sustentada en realidades nacionales en función de superar la crisis social consecuencial de las influencias externas en el proceso revolucionario chino en lo económico.

Pero Mao Zedong era Mao Zedong y para el “Gran Timonel” el factor ideológico en el marco del desarrollo de la revolución con características china era lo fundamental, por ello suscribió el proceso político de contra-cultura-nacional en el marco de ese inconsciente personal anarquista de su juventud hunanesa permitiendo que se expresaran políticas sustentadas en el ataque a la “doctrina de Kung Fuxi” y, por consecuencia, una permanente persecución personal a miembros fundamentales del partido comunista chino del sector tradicional-cultural-nacionalista en la denominada, histórica y dramática, como la “Revolución Cultural”.

Es decir, en nuestra responsabilidad como sinólogo, el proceso político-ejecutivo que se desarrollara durante el periodo gubernamental regido por Mao Zedong, al calificarlo, suscribimos el análisis realizado por el PCCh, en su decisión aprobada al más alto nivel partidista, sobre su gestión como líder fundamental, en la praxis de esas responsabilidades gubernamentales, como de regular a bien pero no excelente. Pero lo importante es tratar de conocer, analizar y comprender de aquellos errores en el proceso revolucionario durante la ejecución de la Revolución china en el ejercicio del Poder real-nacional y sus influencias sociológicas durante aquel periodo de más de tres décadas.

En nuestros pareceres el primer error fundamental el cual fuera aceptado por el gobierno presidido por Mao Zedong, en el ejercicio de sus responsabilidades de gobierno, sería la aceptación del diseño del plan nacional para la recuperación de la economía centralizada para China propuesto en fundamental influencia por Moscú teniendo el gobierno chino como responsable al ministro Chen Yun (Curiosamente ante las tesis políticas impuestas e impulsadas por Deng Xiaoping de “reforma y apertura”, Chen Yun se opondría vehemente y radicalmente suscribiendo las tesis de un regreso a una economía centralizada en lo que podríamos definir como la “contra-reforma de los maoístas”). Es decir, en última instancia, las confrontaciones estaban y se encuentran circunscritas a la “estructura” como factor económico fundamental de un proceso revolucionario de crecimiento sostenido. Es decir, la planificación centralizada en su aplicación horizontal y no en función de los factores económicos circunscritos a la “seguridad del Estado”, evidentemente, en su praxis, conllevaría a contradicciones y asimetrías ideológicas fundamentales que afectaban y afectan, directamente, a la sociología nacional. Es decir, podríamos definirlo, como una interpretación limitada y sesgada del primer volumen de El Capital.

En ese marco ideológico, en cualquier revolución considerada como tal, el proceso económico no solo está en íntima relación con la propiedad como al tiempo con la producción y la productividad en función de su relación intrínseca con la sociología nacional en consideración obligante de la oferta y la demanda de lo real-fundamental del “ser social” como “ser creado” para poder evitar que las contradicciones producto de ideologías limitantes se transformen en “el paradigma fundamental” de la revolución en nuestro estudio sistemático. Por ejemplo, en constatación a experiencias personales durante nuestra primera permanencia en la ciudad de Beijing, en lo referido a la agricultura y a la propiedad de la tierra. En aquel año de 1981 aún estaba en acto la propiedad comunal en la comuna ubicada en zonas agrícolas muy cercanas a la urbe pequinesa.

La producción agrícola en dicha comuna pequinesa era dramáticamente limitada en coordinación con el diseño obligante y planificado estatal que se mantenía durante los inicios de la implementación de la política económica aprobada por el PCCh en su paulatino proceso de cambios estructurales sustentados en la norma aprobada para la realización de la “reforma concreta” según lo discutido por y en el congreso del partido comunista en diciembre de 1979, en momentos cuando aún el gobierno central no había aún aprobado los permisos correspondientes para la instalación y apertura en Beijing de los denominados como los “mercados populares” sobre la base, al mejor estilo chino, de la “reforma parcial” de la propiedad de la tierra.

Una vez liberada la norma, la comuna pequinesa aumentó su producción exponencialmente, en su primera instancia, permitiendo un proceso de distribución racional que logró no solo confrontar el aumento de la demanda urbana por los diferentes y nuevos productos agrícolas como, al tiempo, obligaría a la dirigencia de la comuna a tener que elevar su producción y productividad como mejorar la distribución de las ganancias alcanzadas por las ventas lo cual incidió tanto en el ahorro como en la acumulación con las lógicas consecuencias económicas; es decir, aquella regla de Deng Xiaoping sobre el color del gato, en su praxis, se expresó en un impacto sustancial e importante en la “estructura económica” y un sensible por fundamental impacto en las relaciones sociales que permitieron disminuir las contradicciones socio-económicas heredadas por políticas erradas previamente ejecutadas además de un importante aumento en el apoyo popular al proceso revolucionario.
Aquel modelo de comuna se iría expandiendo a aquellas zonas agrícolas que podrían elevar su producción por su organización interna con la finalidad de ir, paulatinamente, solventando la grave crisis heredada del errado proceso político-ideológico de la “Revolución Cultural”.

Aquel modelo sustentado en la “reforma y apertura” también se aplicaría a las realidades objetivas en las que se encontraba, por ejemplo, la Siderúrgica de Beijing (Peking, Peiping) con una población laboral de más de 100 mil obreros y obreras y con una expansión de su economía horizontalmente al extremo de tratar de alcanzar el “auto-sostenimiento” lo que la llevó a un proceso continuo y sostenido de pérdida de capital, disminución real en la distribución en los beneficios socio-económicos al personal laboral, baja de la producción y productividad sobre la base del “tazón de hierro de arroz”, y la pérdida de la competitividad a nivel nacional frente a las otras siderúrgicas como, por ejemplo, la Siderúrgica de Shanghai.

Es demostrable que el crecimiento sostenido de la “estructura económica” en China ha permitido superar las crisis que se fueron desarrollando no solo a nivel de la economía como también en las relaciones sociales de producción y en la lucha de clases, con lo cual, a pesar del color del gato, les está permitiendo al gobierno y al pueblo chino bajo las responsabilidades actuales del Presidente Xi Yinping introducir políticas radicales para combatir la corrupción, el burocratismo, el amiguismo y las políticas familiares.

LES DESEAMOS A TODOS Y TODAS NUESTROS MEJORES DESEOS PARA EL NUEVO AÑO 2017 DE FELICIDAD, PROSPERIDAD Y ESPERANZA REVOLUCIONARIA.

UNIDAD, LUCHA, BATALLA, VICTORIA.
delpozo14@gmail.com


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Miguel Ángel Del Pozo


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