En este artículo esbozaré una serie de ideas que formarán cuatro criterios de comprensión-acción sobre una forma particular de entender y hacer política revolucionaria. Sería apropiado decir: "lo que considero que debiera ser una renovación en la práctica-discursiva de la política en el marco de la revolución bolivariana". Acá tocare cuatros criterios que resultan en una aproximación a la construcción de un nuevo entendido político, constituido con principios eminentemente críticos-reflexivos que lograra el desprendimiento de una renovada practica-discursiva en mis contemporáneos. Por ello, asevero que la "política" debe transitar categorías que la hacen decantarse y centrarse en el conocimiento politológico, otorgándole corporeidad, determinado su relación como una ciencia de la abstracción entre las partes y de la concreción hacia su campo de estudio, en Lo Político del Poder o en el Poder de Lo Político. Inicio:

1. En primer lugar, la idea de conocimiento y su sentido técnico: siendo concebido dentro de la política como la intención de organizar las ideas e integrar las relaciones conceptuales y axiológicas al "deber ser", no en el sentido apriorístico y coercitivo de la idea kantiana sino en el sentido dialectico hegeliano de equilibrio y conciliación, desprendiéndose de la relación ideal de la preservación de la vida, más cercano al sentido de la "voluntad de poder", no ya en un sentido individual nietzscheano sino en su sentido dusseliano de "voluntad de vida" para toda una comunidad. Es acá donde el sustento técnico de esta apreciación viene a ser los mecanismos de preservación para la subsistencia de una comunidad, en sí, la búsqueda de la reproducción de la existencia del hombre. Es entonces, la política el ideal de conocimiento para garantizar la preservación de la vida en comunidad.

1. En segundo lugar, el conocimiento ontológico: el ente de la política es el Ser Político. No el ser social sino el ser político. El hombre político, el hombre de comunidad que genera y reproduce relaciones políticas, en una categoría: "el Ciudadano". Este sujeto (ciudadano) que en su interioridad subjetiva proyecta su exterioridad objetivada sobre la comunidad. En un sentido heiddergeriano que su exterioridad es recibida en la totalidad (comunidad). ¿Y que se recibe del sujeto? ¿La voluntad? ¿la voluntad subjetiva del poder? No, se debe recibir la voluntad objetivada de "el querer-vivir" de los seres humanos en comunidad. Esto, que en un sentido antropológico gregario, es el de persistir instintivamente en la vida, tendencia biológica-organicista de todos los seres humanos. Es entonces el ser político una corporalidad de poder, no en el sentido fetichizado de la dominación sino en un sentido positivo de hegemonía de vida en comunidad.

1. En tercer lugar, el conocimiento fenomenológico: el cual abarca el concepto de Poder, éste inmerso en el campo de lo político (acciones, instituciones, sistemas, principios normativos) como el sentido de las relaciones que se derivan del ciudadano con su comunidad y su gobierno, otorgándole sentido a la disputa por el hacer. Determinaciones que se analizan desde las relaciones entre el Poder que constituye (ciudadanos-comunidades) y el Poder Constituido (instituciones y gobierno), todo dentro de sistemas que también son objetos del Poder Político en una comunidad política.

1. En cuarto lugar, el conocimiento objetivo y sistémico: descartando lo subjetivo-objetivo y si aproximándonos a la construcción de lo intersubjetivo y total. Es decir, las sumas de interioridades subjetivas proyectadas en la exterioridad constituirán la totalidad del proyecto político. Es lo consensuado, lo comúnmente aceptado, lo voluntariamente construido y asociado, lo que persistirá en lo político con una constante de adecuación temporal, siempre desde la exterioridad hacia la totalidad, desde el Ser Político (categoría del ciudadano) hacia la Comunidad Política (categoría política de la totalidad, el pueblo).

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