Del rebaño empresarial a la hecatombe fascista

Estamos claros en que la clase asalariada está siendo la más sacrificada en la presente crisis y que la derecha compuesta por factores políticos y empresariales actúa contra el gobierno del pueblo a través de una guerra económica basada en la subproducción y el bombardeo de información Dólar Today, para impulsar la superinflación. Hasta aquí la cartilla, ese es el retrato de hoy, pero ¿y si la clase empresarial está también destinada al matadero?

En efecto, bien podría ser que en el Olimpo fascista venezolano poco importe que una inflación de 900% destruya el tejido empresarial. El objetivo sería una Venezuela futura dominada por la plutocracia “Polar et al”, y protegida desde el todopoderoso estado dirigido por ellos mismos y sus comparsas politiqueros, otrora “carga-maletines” de los chivos adeco – copeyanos históricos. Habría llegado así la hora de acabar con la potencial competencia e intromisión del chiripero burgués nacional, para dar paso a una hegemonía concentradora de grandes negocios, atornillada en los mismísimos cimientos de la nación, la versión posmoderna de lo hecho por los Amos del Valle con Páez, Gomez y Betancourt.

Polar podría ser, salvando las diferencias, el mismo ideal que llevó a los industriales de Krupp o de BMW al apoyo irrestricto del estado hitleriano. De la misma manera, el “estado cuarta república” continuaría aún hoy existiendo en la sombra, con sus jefes locales y sus amos norteamericanos, viéndose a sí mismo como un emirato en guerra desde 1998, fecha de la ascensión al poder del Comandante. Ese estado forajido seguiría vivo, pero debiendo sacrificar parte de sí en aras de lograr su destino estratégico: recuperar el poder omnímodo sobre el pueblo con las mayores reservas de lo único que hace viable al capitalismo imperialista: el petróleo. Para ello pone la cabeza de sus pequeños empresarios y comerciantes, igual que cuando disparó a sus inocentes seguidores en la marcha del 11 de abril y en la Plaza Altamira.

Nada nuevo existe bajo el sol, paradójicamente los capos mayores de ese movimiento son rabiosamente estatistas en lo gubernamental, conservadores, elitéscos y anti liberales en lo empresarial. Su mensaje estructural a la población es el recobrar un pasado grandioso: la cuarta república, perdida accidentalmente por el asalto de un grupo minoritario llamado los chavistas, quienes deben ser exterminados por el bien futuro, todo lo cual en su conjunto no tiene otro nombre que fascismo.

Aquellos que se encuentran sacrificando sus empresas, trabajadas durante años e incluso generaciones, en esta “huelga de hambre corporativa” de la subproducción y auto devastación de sus mercados, tienen el mismo tiempo de maniobra que quien aguanta la respiración en un tanque de agua hasta que se encuentre la manera de abrirlo, mientras los grandes saben que a ese momento solo llegarán los que tienen su buena bombona de oxigeno a las espaldas, los demás perecerán “por la causa”.

El poder adquisitivo de los asalariados ha sido trasladado a los informales: taxistas, manicuristas, mecánicos, lava carros etcétera, quienes reciben ingresos astronómicos en relación con cualquier profesional universitario en nómina.

Pero también, ¡oh paradoja!, por ese sumidero también se está yendo la ganancia que la burguesía recibe del plus trabajo de los asalariados en el “capitalismo normal”. En esa asimetría perversa, la subclase de los informales, incluyendo bachaqueros de todos los tamaños, recibe la riqueza, expandiendo aún más el consumo deflacionario.

En suma, por una pirueta económica que sorprendió al conglomerado trabajador, por su falta de organización, y al empresariado venezolano, por su ignorancia y oportunismo, ahora los “enemigos de clase”: asalariados y burgueses, están ridículamente colocados en la misma fila del matadero por la fascio. Se consumaría así, por estos modernos mussolinis blancos y amarillos, un mayúsculo retroceso histórico, como el que nos llevó al feudalismo hacendado, después de la Independencia.

Los asalariados están atrapados en el día a día de la supervivencia, debido a que la lista de sus consumos vitales, empezando por las arepas, el pan y las caraotas, les han sido brutalmente sustraídos, para que el culpable sea el gobierno. Es la fórmula CIA – Chile Allende: hacer crecer el hambre e incrementar la guerra psicológica. Por su parte, el rebaño empresarial camina con sus propias patas hacia la perdición. Cómplices tempranos del “golpe suave”, ahora murmuran mientras los números les revelan la quiebra inminente. Entusiastas al principio, haciéndole agujeros a sus propios barcos, ahora ven que no estaba programado por sus mandantes el recogerlos del mar una vez hundidos.

La teoría política enseña que la reacción es proporcional a la profundidad alcanzada por la revolución, si al Brasil de Lula y Dilma le tocó un Temer, si a la Argentina de los Kirchner les tocó un Macri, en Venezuela, mínimo debemos tener al Führer listo para salir del closet, un Frankestein mitad plutócrata y mitad demagogo.

Se nos pretende hacer pasar por la monstruosa etapa del “estado corporativo” mandado por “los mejores de la sociedad”, donde los habitantes carecen de protagonismo alguno. La visión mussoliniana del pueblo como una marioneta del estado elitésco, se acuñó en una expresión grotesca del Duce: “el pueblo es el cuerpo del estado y el estado el espíritu del pueblo”, ¡válgame Dios! ¡Cómo podrán los Mendozas, Machados y Capriles, tomados de la mano de los Ramos Allup y los Borges, ser el alma de nada bueno para Venezuela! A esos señores de tan totalitarias ideas, siempre les toca, al encontrarse con el verdadero pueblo, o la suerte de Mussolini, o repetir aquella célebre frase final del dictador Pérez Jimenez: “¡vámonos, que el pescuezo no retoña!”

*Doctor en Economía


miguelvillegasfebres@gmail.com


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