Falacia

Palabra de origen latino, que requiere de actitudes y aptitudes de iniquidad, por lo tanto, alejados de la equidad, la justicia, adversos a la verdad de las cosas, al modo de hacerlas, produciendo daños, perjuicios, aflicción, en menoscabo material y moral, tornándose en calamitosos, azotes, en contra de los intereses colectivos de un país, arrastrando, con engaños, al pueblo que no tiene tiempo de escudriñar en profundidad el accionar filosófico, de lo que significa para el futuro, la expresión: "PATRIA", que no es otra cosa que, la cualidad que hace amar con ardor a su, repito: Patria; País, querer serle útil, fundándose en valores reales, con un sentido de cortesía ciudadana, que une indisolublemente al individuo con la organización estatal y en su permanente desarrollo. No es, como han hecho los politicastros desde siempre, inculcándole a las personas que lo único importante es el bolsillo, pues por allí respiran y hablan por la tapa de la barriga; les hacen cambiar las bases de lo andado, que representan lo inmediato en la consecución de metas hacia un próximo futuro, escondiéndole a la población lo que medio se producía y, que más o menos, cubría las necesidades básicas de la población.

Ya lo dijo, lo machacó y lo practicó, el Comandante Eterno Hugo Chávez: "(…) Ahora tenemos Patria". Es necesario, es directamente proporcional, la Patria con el desarrollo ético-moral, socio-económico, pues, si no existe el amor patrio, el respeto ciudadano, el amor al trabajo, que se entregue con solicitud vehemente y con afán a la brega y unirse a otros con el mismo objetivo, eso es consagrarse a la Patria, haciendo esfuerzos notables, física o moralmente en orden hacia un fin: siempre repitiendo; la Patria y sus intereses colectivos.

Falacia, es esta Asamblea Nacional, que se arroga con altanería, soberbia, con la insolencia del malcriado que se apropia con engreimiento y menosprecio por un pueblo, que en un porcentaje válido, les dio la oportunidad de servir de contralor del Estado y de legislar apuntando al pueblo, un poder legislativo, que debe proponer la superación de lo conseguido y no, desbaratar con las "patas", lo que con la consideración histórica exigente, se propuso la Revolución, con paulatina convicción, construir de manera sustentable y sostenible en el tiempo, sus anhelos de crecimiento, preteridos y omitidos, desde que pisaron con deshonor, los colonialistas españoles.

Falacia, la condición del que dirige esta malhadada asamblea nacional, que se cansó de no sesionar por "falta de quórum", ya que su condición de bellacos, al servicio de los intereses del capital extranjero, que les da más resultados económicos, para ellos, los que se preocupan por: "que les vamos a dejar de herencia a nuestros hijos"; pero, no se detienen en demostrar, que la herencia de la que debemos preocuparnos, es el legado de cultura, condiciones de vida para el trabajo, para ir sumando, asentando, consolidando Patria, para el mañana, en procura de la "máxima felicidad posible", como lo soñara El Libertador Simón Bolívar; y, nos lo restregara a diario y con pasión, el brillante Hugo Chávez.

Falacia, la practicada por muchos hipócritas, que fingen de chavistas, que saltan la talanquera, cuando se ven descubiertos de sus dolos y sus miserables agallas, para esgrimir con estertóreos gritos, "este gobierno dictatorial, me persigue"; y, corren con la chispa del "boquiabierto", a ofrecerse al depredador, explotador, impositor, grosero, inculto, empleado-capataz del súper gobierno. Verbi gratia: "(…) Nixon, Bush, padre-hijo, Clinton, Obama, Trump, la heredera Clinton. Todos ellos, sin una pizca de sensibilidad, de información, solo leen y repiten lo que les ordenan los que verdaderamente dirigen los hilos de lo que debe pasar en el mundo; "burros con dos alforjas de dólares en el lomo". Una condición imprescindible para ser presidente de USA, uno: debe obligatoriamente ser millonario; dos: obedecer y hacer exactamente lo que le ordena su "patrón" o, si no, lo asesinan, o lo desprestigian con cualquier invento; claro: para justificar.

Falacia, fue, es y serán, los serviles adulantes. obsequiosos, que hicieron los sucesivos gobiernos de la cuarta república, a las transnacionales del imperio, con la otrora agricultura, el oro, diamantes, el hierro, aluminio, petróleo, ahora el agua, que la acapararon esas dos nefandas compañías: coca-cola y pepsi-cola; sin que nadie, ni ente gubernamental, dedicara un momento a establecer ciertas normas, condiciones para el usufructo, que se convirtió en desmedido; ellos, que son enemigos acérrimos de los trabajadores y de los países donde se radican y se dedican a la explotación, sin tomar en cuenta a sus esclavos. Falacia, la actitud del venezolano estruendoso, el que se arrastra, ese que no le importa el futuro de la Patria, solo siente, ve, suspira, reitero, se ahoga en sus bolsillos y en el de los demás.

Falacia, es esta cultura y liturgia capitalista, la que nos impusieron a través de los medios de comunicación, todos pillos, que estafaron al Estado y, ahora se visten de "casimir, lino, seda" ¡qué sé yo! Imponiendo sus candidatos a tal o cual función administrativa, que favorezca al grupo económico al cual pertenezco, o al grupo el cual me "picha" los billetes. ¿Y? ¡Usted…cállese!

Falacia, todo aquello, que ha inducido al venezolano ingenuo, por su falta de investigación sin apremio, como si no le importara, lo que se oculta en la mampara política de una oposición, grosera, inculta, mentirosa, floja chucha, galbana, holgazana, "más, mucho más floja que un gato".

Tal vez, pertenezca también, al grupo de falaces, pues no quiero parecer el don o "la flor del trabajo", me preocupa el futuro de mi Patria Venezuela, a la que sí amo; y, a la que me debo, pues con satisfacción, tengo una ciudadanía, le debo el orgullo del legado de nuestros Libertadores, esta tierra en sus límites impuestos, pero que son irremediablemente míos, con el permiso de mis compatriotas que sienten la Patria, como la madre que nos trajo a esta bendición, enmarcada entre Tepuyes, el padre de los ríos, cordilleras altas, cálidas sabanas, golfos de viva sal y un mar ancho como el pecho de nuestros héroes de nuestra América mestiza.

¡Chávez vive! ¡La Revolución sigue! ¡Viva la Patria; pues, sí tenemos!

docekilos@hotmail.com



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