Léxico de izquierdas: URSS, China Comunista, Cuba revolucionaria

Venezuela es un país sui generis como lo demuestra la Historia Patria, como lo demuestran sus intelectualidades pasadas y presentes y, seguramente, mirando hacia su futuro cuando el destino se exprese en inevitabilidad conceptual. En la actual melange ideológica, sí es que existe como tal en la realidad criolla, venimos observando y escuchamos, permanentemente, críticas sobre las debilidades en los pensares de los opinadores públicos incluyéndonos, sin excusas doctrinarias.

Las derechas se auto-califican como derechas porque se asumen como anti-comunistas sin explicar sí tal concepto se encuentra pululando en los pensares públicos del sector auto-calificado como revolucionario. Es decir, no nos explican, esas derechas, sí se encuentra presente “un pensar comunista” en el proceso revolucionario en curso como tampoco se exponen a decir a cual ideología, se supone de derechas, a la cual se adhieren esos sectores políticos que se describen sin describirse ideológicamente más allá de declararse, como lo hemos expuesto más arriba, como anti-comunistas.

Es decir que a la hora imperativa de definir ideológicamente sobre cuales escenarios ideológicos nos encontramos y nos confrontamos, sencillamente, no vamos más allá de los simples esquemas cerrados y frases hechas de corte seudo-ideológico tanto en un lado de la calle como en los que se encuentran en la acera de enfrente. Pero tal situación real no es para nada novedosa, es histórica, no es repetitiva sino justificativa según los intereses de clases a los cuales nos adscribamos en un momento temporal histórico específico.

A título de ejemplo, podemos llamar la atención de aquella famosa frase de Juan Nuño cuando le respondió al autor de “marxistas, marxianos y marxólogos” que el marxismo era como aquel ron que ligaba con cualquier idea. Interesante propuesta en cuanto metodología marxista.

Bien en título de otro ejemplo, los exámenes obligantes en el PCV donde quien no rezara a la perfección el materialismo histórico y el materialismo dialéctico era suspendido, lo mandaban a estudiar y debía presentar reparación como sí estuviera estudiando Análisis I en la Facultad de Ingeniería de la UCV. Pero así somos los venezolanos quienes, ante tales escenarios, nos encontramos con textos como el de Teodoro Petkoff, el de Eleazar Díaz Rangel sobre la división del PCV, como aquellas denuncias parlamentarias de José Vicente Rangel Vale trasladadas en textos, los análisis de Pedro Duno y de Nuñez Tenorio, entre otros no menos importantes.

Pero la realidad actual nos enseña que la ideología tanto de un sector político como en el otro, derechas e izquierdas, que pululan en los medios informativos, reales y/o virtuales, nos llevan, obligantemente, a considerar que aún estamos esperando que nos guíen por los caminos ideológicos que vayan más allá del “pensamiento de don Simón Bolívar” cual todos repiten pero pocos profundizan mucho menos muestran una completa bibliografía que pudiera mostrar los caminos hacia la cultivación ideológica apropiada para los tiempos actuales de revolución nacional, es decir, a la venezolana.

En nuestros primarios estudios sobre el proceso insurreccional que se expresó durante los gobiernos de don Rómulo Betancourt, de Raúl Leoni y del doctor Rafael Caldera Rodríguez, fundamentalmente, sin negar realidades posteriores de insurrección, hemos podido confrontarnos con serias, muy serias, inquietudes referidas a las ideologías que se exponían en las interioridades de la insurrección lo cual no significa que no se dieran y se confrontaran fuertes discusiones ideológicas sobre el carácter de la insurrección según hemos conocido por terceras vías.

Ello no significa que los cuadros militares, tanto en el PCV como en el MIR, los pudiéramos considerar como de debilidades ideológicas sino que consideramos que se expresaba un valiente voluntarismo frente a los análisis realistas en objetividad socio-militar. Ello se capta en las diferencias que se expresaban, según los textos, en las asimetrías existentes entre los diferentes frentes militares y las realidades urbanas con lo cual nos obligamos a preguntarnos sí la ideología académica se impuso sobre el análisis real de teorías obligantes.

Una de las “debilidades ideológicas” ante las cuales nos hemos tropezado es el desconocimiento sobre los desarrollos históricos que se manifestaron inmediatamente posteriores al triunfo de la Revolución Bolchevique en aquel octubre/noviembre de 1917. Vamos un poquito más allá cuando aún no hemos analizado en la profundidad correspondiente del significado del gobierno menchevique sí y solo sí nos atrevemos a mirarnos en el espejo actual criollo. Pero esa no es la discusión propuesta, por ahora.

Nos recordamos en estos momentos cuando el “poetica” Acevedo en algún aquelarre en la Asamblea dirigida por el “guerrillero internacionalista” nos comentara sobre la opinión negativa de alguna amistad extra-territorial que consideraba que acá, en Venezuela, eso de revolución socialista se encontraba más allá de lejos. En fin, hay para todos los gustos personales.

Proponíamos más arriba sobre el objetivo desconocimiento sobre realidades revolucionarias que se expresaron posteriores a aquel proceso revolucionario en Rusia. En primera instancia, es de obligación académica precisar que gracias a la “Revolución Bolchevique” a Rusia se la denominó como la “Rusia Bolchevique”, la “Rusia de los soviets”; es decir, en un principio el título nacional e internacional de Rusia nunca se la calificó como la “Rusia socialista”, lo cual es de alta importancia ideológica. En segunda instancia, la ideología imperante tanto en Rusia como allende sus fronteras sería la del “pensamiento leninista” que marcaría vía en la conformación de, por ejemplo, la constitución fundamental de los pensadores del futuro partido comunista chino en aquellos años primeros de la década de los años 20 del siglo próximo pasado. Abrimos paréntesis para comunicar que un muy importante político de COPEI en alguna ocasión nos comentara que ese partido social-cristiano necesitaba de un poco de leninismo. Curiosidades ideológicas que rompen fronteras mentales.

En este orden de ideas, el proceso histórico que se expresó en China en aquella referida década de los años 20, llevó al “líder global”, Joseph Stalin, a través de la Tercera Internacional, a imponer la tesis del “Frente Unido Nacional” que tuvo una efímera pero un muy importante impacto histórico no solo en lo nacional-revolucionario-chino sino en las tesis revolucionarias internacionales que se impondrían en los cuadros de los partidos comunistas gracias a la Internacional y sería motivo de inducción en aquelarres de juventudes en países socialistas post-Guerra-Mundial.

Ello nos permite introducir, temporalmente, la inquietud sobre el real-impacto que dicha tesis frentista tuviera en los pensadores criollos como también las confrontaciones que se presentaron entre Stalin y Trotsky como, quizás, lo trata de demostrar Germán Carrera Damas en su corto análisis sobre don Rómulo Betancourt.

Preguntamos: ¿podría ser un anhelo fracasado la intención de conformar un frente unido durante la insurrección criolla arriba en mención entre el MIR y el PCV? Y, en las actuales realidades en curso revolucionario, nos inquirimos: ¿es el Gran Polo Patriótico una expresión que va más allá de la política cotidiana pero sin una ideología que nos precise por cuales adoquines están transitando los diferentes componentes partidistas revolucionarios? ¿Es ello la causa y la consecuencia de las asimetrías conceptuales que se exponen tanto en los factores políticos internos del polo como en sus relaciones vis a vis con el partido del gobierno, el PSUV por no mencionar con el gobierno?

Lo expuesto en las líneas anteriores están dirigidas a aquellos que deseen entrar en la polémica ideológica pero siempre adobada de y por la Historia Patria porque no nacimos en 1998 como bien lo demostró, diariamente, Hugo Rafael Chávez Frías, como tampoco somos huérfanos ideológicos históricamente. Han sido y son dos variables que en ocasiones hemos considerado se han quedado en el tintero de la diatriba ideológica justificando un internacionalismo sobre el cual ningún país puede darnos lecciones históricas cuando, en pensamiento en objetividad rigurosa, tenemos frente a nuestras realidades a don Simón Bolívar solo por nombrar a uno de nuestros Libertadores.

En anteriores escritos hemos propuesto de la importancia de la “generación del 28” y lo reiteramos con vehemencia ideológica porque sí no se comprenden las consecuencias de aquella realidad, mal podemos entender los diferentes procesos históricos y revolucionarios que se han venido expresando en nuestra Patria, Venezuela, independientemente de los actores triunfantes en sus momentos precisos.

En ese orden, nos consideramos que lo importante son las conversaciones epistolares que se desarrollaron, posteriormente, a aquel importante suceso estudiantil referido como, rigurosamente, lo expone, con las lógicas limitaciones, Germán Carrera Damas en el texto: “Emergencia de un líder. Rómulo Betancourt y el Plan de Barranquilla”. (Editorial Fundación Rómulo Betancourt. Caracas, 1994, pp. 95). Pero aquella realidad abrió un espacio a la ideología que, en nuestra opinión, marcó la Política venezolana con una importante influencia durante aquel gobierno betancourista cuando, en nuestros entenderes, se conjugaron dos tesis revolucionarias que se confrontaron, particularmente, a lo interno del PCV. Por un lado, la tesis cubana frente a la tesis frentista y ahí queda eso.

Es decir, ante los paradigmas ideológicos frentistas, la praxis revolucionaria se mantuvo dentro de esquemas externos caribeños que se irían expresando en continuos fracasos tácticos que llevaron, inevitablemente, no a una derrota sino a un profundo cambio tanto en lo táctico como en lo estratégico en el proceso revolucionario venezolano. La renovación de cuadros y la dialéctica militar se irían desarrollando en sólidas conversaciones entre líderes fundamentales.

Pero venimos observando deficiencias graves en lo ideológico, en líneas generales, ajenas, en nuestro entender, a lo real-nacional-histórico-revolucionario-venezolano. La realidad revolucionaria venezolana es incomparable con realidades revolucionarias expresadas en otras realidades nacionales ajenas a nuestras propias realidades nacionales. Es cierto que la dualidad revolucionaria necesaria en nuestros escenarios no implican que lo externo se imponga sobre lo interno cuando lo interno se está manifestando en profunda crisis objetiva en lo social que pudiera significar, en el marco de lo estrictamente de participación democrática-electoral, en un escenario muy parecido a aquel cuando el sandinismo fue derrotado electoralmente por paliza. Es decir, la realidad dialéctico-revolucionaria está obligando a objetivar las realidades socio-económicas actuales y, en consecuencia, asumir esas realidades y decidir políticas pragmáticas en considerando que la actual super-estructura así lo permite.

Pero nos hemos desviado del título en propuesta por lo cual nos vamos a permitir, a modo de conclusión, algunas ideas en precisiones en el marco del léxico revolucionario. En primer lugar, cabe preguntarnos cuándo a la “Rusia Soviética” se la denominó como la URSS. En segundo término, aquellos que denominan a la realidad actual de China como la “China comunista” se podrían estar adhiriendo a la tesis de “dos Chinas”: la República Popular China y la República de China en Taiwan con lo cual nos suponemos además de expresarse como un error conceptual, manifiesta un desconocimiento histórico de la “Revolución china” lo cual, a su vez, ha conllevado, conceptualmente, a suposiciones ideológicas erradas cuales, al tiempo, llevan a una incomprensión conceptual de lo denominado como “socialismo con características chinas”. Y, por último, sobre el concepto referido a la “Cuba revolucionaria” cual es de conocimiento y aceptación público cual debe ser adobado con las realidades actuales de pensares revolucionarias que se vienen aplicando por aprobación legislativa en Cuba en los recientes tiempos en revolución cubana, es decir, en el marco real y objetivo del “socialismo a la cubana”.

 

UNIDAD, LUCHA, BATALLA, VICTORIA.



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Miguel Ángel Del Pozo


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