El paisaje político está enrarecido, oscila entre una amenaza imprecisa de invasión, una reunión clandestina en Dominicana (en los feudos de cisnero), y una carta democrática más parecida a las cartas de Linda que otra cosa. Entretanto, la situación real se agrava de la mañana para la tarde, y los signos de desesperación indican pérdida de gobernabilidad. Veamos.
Para entender el cuadro complejo que vivimos debemos remontarnos a la operación que comenzó con el asesinato de Chávez. Luego del magnicidio, el problema que se le plantea al capitalismo es cómo construir una nueva dominación que reúna dos requisitos fundamentales: ser capitalista y borrar de la espiritualidad de los humildes al Socialismo, a Chávez.
La primera intención es reeditar al pacto de punto fijo que sirva de base a la democracia burguesa, que es la forma ideal de dominación capitalista, la más estable. Para esa tarea cuentan con un gobierno sumiso, errático y una oposición ducha en socialdemocracia, experta en pactos. Así comienzan a transitar el camino de la recomposición de la dominación burguesa.
Varios son los intentos de diálogo (requisito indispensable para el pacto) que han fracasado, no han conseguido que las partes asuman su nuevo papel. La oposición ha acumulado fuerza inyectando odio en su base, prometiendo la “cabeza del tirano”, así le es difícil recoger el agua derramada y aceptar una convivencia; su política le ha dado resultado pero, paradójicamente, esos logros le impiden consolidar un pacto, perderían el apoyo labrado en la piedra del odio.
El gobierno ha usado calificativos y el desprestigio como proyectiles contra la oposición; difunde sin ningún control amenazas internacionales, desde uribe, hasta la oea, pasando por el general de la flota gringa. Reparten acusaciones a diestra y siniestra. El mismo gobierno tejió la tela de araña que lo atrapa. Por otro lado, al apoyarse en el capitalismo para resolver los problemas creó una situación económica que lo debilita. En esta situación el gobierno, cada vez más, necesita reprimir, resolver los problemas con represión física, ataques verbales, acusaciones estrafalarias como esa de traidores a la Patria. De esta manera se aparta del papel que se le tenía asignado, el del pacto.
El capitalismo hace esfuerzos, cada vez más inútiles, por construir el pacto, presiona amenaza, compra. Allí se incluye el decreto de obama, la carta de almagro, los “buenos oficios” de los españoles y dominicanos. Los esfuerzos tienen dos funciones, sirven como presión para el pacto y también preparación, debilitamiento del gobierno, estímulo para un golpe.
Todo es una pelea entre capitalistas, pase lo que pase el capitalismo saldrá triunfante. Existe el peligro, propio de estos momentos, de que los revolucionarios se dejen atrapar en un nacionalismo reaccionario y abandonen la visión de clases, de la lucha de Socialismo contra capitalismo y terminen dando las batallas de la burguesía. Por eso la ideología es fundamental en estos momentos, sólo ella nos señalará el camino revolucionario evitando que cambiemos el Socialismo, el legado de Chávez, por atajos que conducen a la restauración definitiva del capitalismo.
Hoy la consigna de los revolucionarios, de los socialistas, de los chavistas sigue siendo ¡Socialismo o Barbarie! ¡Patria Socialista! ¡Chávez vive en el Socialismo!
Es así, sólo con Socialismo habrá Patria y vivirá el legado de Chávez.
