En el contexto de otra “crisis” coyuntural (ganancia para los ricos) del modelo capitalista-rentista en Venezuela, es indudable que el alto costo de la vida golpea con todo al bolsillo de la mayoría, en especial de la clase baja. Factores como la caída en el precio del petróleo, el creciente endeudamiento externo y la devaluación monetaria, atentan una vez más contra los pobres, quienes no pueden satisfacer adecuadamente sus necesidades básicas. Y lo que se viene es más complicado aún, considerando el nuevo endeudamiento con China, el próximo aumento de la gasolina, los recortes sociales y laborales, entre otras medidas obviamente impopulares. Todo un paquetazo neoliberal, que en cierta medida ya viene siendo aplicado por las autoridades “socialistas”.
Ante semejante panorama es posible que ocurran protestas violentas en toda Venezuela, con saqueos incluidos, y en éstas, a diferencia de las guarimbas del año 2014, los pobres serán los protagonistas, hartos de ser humillados por las apetencias de empresarios nacionales y foráneos. El capitalismo más vivo que nunca en Venezuela, pero disfrazado por voceros oficialistas como socialismo del siglo XXI, para que el pueblo asalariado crea que es un sistema económico que le beneficia, y que Maduro y su gabinete los protege del egoísmo y la codicia innatos de los capitalistas, incluida la neoburguesía o burguesía roja.
¿Y qué puede hacer el Gobierno “revolucionario” ante la inminencia de un estallido social?, ¿es posible evadir el aumento de la gasolina y la ejecución de recortes sociales y laborales? En el contexto capitalista global en el que se desenvuelve el Estado venezolano, es imposible aplicar medidas que de una u otra forma no afecten a las masas. Es necesario liquidar al capitalismo mediante la construcción de una nueva cosmovisión, y es más que evidente que la praxis gubernamental no apunta ni remotamente en esa dirección, siendo cada día más pública y notoria la estrecha vinculación del Gobierno con la burguesía local y global (ténganse en cuenta los discursos de Maduro en materia económica).
Entonces, ¿es inevitable la conmoción popular? La respuesta es afirmativa si el Gobierno no aplica medidas que alivien un poco el sufrimiento cotidiano de millones de venezolanos. Pero a largo plazo, si el capitalismo prevalece, nada podrá detener la furia de las masas contra los burgueses y contra los burócratas bien acomodados, salvo el control y la brutal represión policial-militar para impedir la reedición de “El Caracazo”, o minimizar la violencia de las protestas. Mientras las “crisis” periódicas del capitalismo azoten a los pobres del mundo, habrán bombas de tiempo a punto de estallar, y en Venezuela no hay excepción en este sentido.
ruhergeohist@yahoo.com