No somos nada

“Camarada es la llovizna cayendo en la tierra fresca y la canción cuando suena hasta posarse en tu boca... Camarada del amor el... beso". (Alí Primera)

Ustedes y nosotros no somos nada, es la frase que habrá que decir a aquéllos sectores de la oposición que han desarrollado una guerra económica contra nuestro pueblo.

“Ustedes cuando aman / calculan interés/ y cuando se desaman / calculan otra vez.

Nosotros cuando amamos / es como nacer/ y si nos desamamos / no la pasamos bien. (M. B.)

No puede existir ningún tipo de vínculos ni relación alguna entre la canalla que ejerce la violencia, el terror, la angustia, y luego se ríe de los padecimientos de un pueblo, al que le esconden los productos básicos para la sobrevivencia, y nosotros, que luchamos para y con el pueblo.

Ustedes no son venezolanos, son apátridas... Ustedes no merecen bajo ninguna circunstancia el digno calificativo de venezolanos, pues éste es el país donde habitamos los hijos de los libertadores de América.

El miserable proto-hombre que dice hablar por la oposición venezolana, pretende hablarnos a los revolucionarios, y en cuanto a esto, ese humanoide derechista debe escuchar de nosotros los trabajadores, lo siguiente: escuche bien, usted y nosotros “no somos nada”, entre ustedes y nosotros no existe ni un “tantico así” que nos pueda identificar ni vincular. Ustedes son el pasado, nosotros el porvenir, ustedes tienen precio, son una mercancía; nosotros por el contrario, somos el futuro y nuestro valor es la libertad.

¿Cómo entender lo que balbucea? Si usted no es uno de los nuestros. Usted es un burgués hijo del derroche y la petulancia de una clase vividora de la renta petrolera, un inútil parásito que nunca en su vida ha sabido lo que implica ser un trabajador. Por ello, su lenguaje y sus palabras son un eco perdido, un simple susurro que no tiene resonancia en nuestra alma de trabajadores, usted es un patán, un malcriado hijo de papi que representa el más egoísta y triste proyecto personal. Usted es un hombre gris, una tristeza crepuscular.

Para la derecha fascista y en especial para usted, la vida no vale nada, para nosotros, los revolucionarios, la vida tiene sentido siempre al lado de nuestro pueblo. Le damos gracias a la vida cada día cuando ocurre el milagro de abrir los ojos, y estar presentes ante un nuevo día, porque conocemos la bondad que nos ha enseñado nuestro generoso pueblo, ese que usted desprecia porque no se perfuma como usted para ocultar sus malas intenciones.

No me diga camarada porque esa palabra le queda grande, resuena vacía, pobre y huérfana en su balbuceo... Nosotros no somos sus hermanos, eso debe estar bien claro. Me niego a oír esa palabra en los labios de la falange, la que asesina a nuestro pueblo, y junto a otros cipayos, nos ponen a hacer colas para conseguir un mísero papel higiénico, que sólo debe servir para limpiar sus babas de muchachito malcriado. La palabra “camarada” no tiene brillo en los labios de quien se vende por treinta monedas míseras de oropel…

La palabra que usaron los gloriosos soldados soviéticos que liberaron a la tierra del fascismo hitleriano, y la palabra con la cual El Libertador se refirió al Mariscal de Ayacucho. ¡Camarada! es el nombre de una canción del gran Alí Primera. Camaradas son el Ché Guevara y Fidel. Camaradas somos los hermanos de clase, es decir, los trabajadores. Déjeme decirle, usted no lo es ni lo será nunca, por lo tanto, usted y nosotros no somos ni jamás seremos camaradas. ¡Óigalo bien!

Usted es un traidor, un cobarde... Usted es una marioneta de los norteamericanos, usted es un imberbe.

Nosotros, por el contrario, somos el pueblo noble de nuestros libertadores, somos la vida y la alegría en tremenda lucha contra la muerte y la tristeza, creemos en los poderes creadores del pueblo y amamos el porvenir.

Usted es un proyecto personal, se esconde de la luz del día por temor a ver su propia sombra, usted actúa en la oscuridad, usted no ha escrito un libro, no ha tenido un hijo y no ha sembrado un árbol. En síntesis, usted no sabe lo que significa la vida, porque para usted sencillamente la vida no vale nada.

Ustedes y nosotros no somos nada... Eso debe estar claro... ¡No me diga camarada! Y no se lo estoy pidiendo, ¡se lo prohíbo!



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Arnaldo Guédez


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