Un fraternal abrazo revolucionario de Paz

Nuestra humanidad a través de su gran flujo histórico nos ha desplegado en un sin fin de interrelacionados escenarios y procesos geográficos, económicos, sociales, políticos, culturales, y oscurantistas, penosamente religiosos, en los que, tras su rotativa evolutiva nos ha llevado hasta nuestros días de hoy. Desde el siglo XVIII le hemos determinado Edad Contemporánea; se materializa desde 1789 y fue, y aún persiste su materialización vinculada a la cuestionable Revolución Industrial. Sigue siendo su mayor protagonista de la sucesión de guerras de anteriores épocas de muy estériles ambiciones, control, dominio y la exclusividad de preponderar el plenipotenciario poder de una mal llamada clase superior sobre otras sujetas a la tenebrosidad de la ignorancia, programada ésta, como su medio de cruel sujeción, y que no han sido más que nuestras absurdas divisiones y de no reconocernos; dos siglos hemos consumado de esta etapa y lo que nos queda por consumar, que no tan solo nos instigue al fin fatal, es que otra guerra sería el fin de la historia humana, su bélica industrialización mercantilistas, nos quiere acabar por todas.

Pareciere y es vergonzante que nosotros los humanos no seamos capaces del acuerdo de nuestra sobrevivencia y nos mal personifiquemos en vanas, infructuosas e infecundas conflagraciones; la idea, se ve supedita al irraciocinio, se ve enclaustrada y es conculcada de manera soez por el inicuo histórico y desenfrenado modo psíquico imperial de alianza monárquica–religiosa-burgués. Abiertamente anti-social, anti-humana de anti-valor de la existencia, consigua exterminadora y desconsiderada de su propia naturaleza, de verdad, humanamente, muy incompresible, muy doloroso saberle así y admitirle como un hecho.

Entonces, vista esta asechanza histórica que hemos de parar, que hemos de vencer, esta lúgubre de contra-paz y pos guerra, esta tétrica e insólita inhumanidad destructiva; queda el acto reflexivo, queda desmaterializarnos, queda pensar, para y por lo cual, hemos sido medio educados, y lo inevitablemente único que nos queda y nos podrá salvar, será humanizarnos, politizarnos de nuestra esencia misma, de los residuos de humanidad que podamos rescatar y poner en muy sincera praxis, alejarnos de la Revolución Industrial, ¡humanicémosla! con esta única y gran oportunidad que significa nuestra Revolución Bolivariana, estaticemos su objetivo humanista, hagámonos un solo cuerpo combatiente; no de división ni del ultraje al humano, démonos cuenta que somos intrínsecamente parte primordial, que somos herederos de Bolívar y de Chávez. Mi gran abrazo fraternal y revolucionario hermano, hermana, y que estos finales días de un años por consumarse nos conduzca a meditar, sí, cavilemos sobre el horizonte humano que hemos de dejar a nuestras nuevas generaciones, pensemos en darle su espacio futuro, en dejarles vida.-



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Omar Ignacio Pinto


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