Colectivos: ángeles o demonios, un poco de su historia y los retos de hoy

Ni lo uno ni lo otro sino todo lo contrario como decía mi querido presidente CAP. Los colectivos, más que una realidad u otra nos ofrecen una ventana para entender lo que ha sido la evolución del movimiento revolucionario de base desde los años ochenta.

¿Qué pasaba para entonces?. Las estructuras políticas creadas desde los años sesenta que enfrentaron la lucha armada, además de los partidos de izquierda ya pacificados, vivían un verdadero descalabro. La izquierda en armas estaba derrotada, siendo Cantaura el símbolo de su última gran batalla. Los restos ligados a las fracciones del PRV después de su división, la OR-Liga Socialista, Bandera Roja y otras más pequeñas como Venceremos, eran estructuras que ya no contaban con ninguna capacidad político-militar de sobrevivencia, tendiendo todas hacia una pacificación gradual pero sin norte hacia el futuro (Bandera Roja logra un acumulado importante en el movimiento estudiantil pero sus dirigentes ya estaban vendidos). Por su lado la izquierda ya pacificada y con programas reformistas estaba estancada en sus curules parlamentarios cunado los tenían, peleándose direcciones específicas en algunos frentes de masas. Dentro del MAS irrumpían las tendencias socialdemócratas y liberales, hasta llegar a ser hegemónicas a su interno, el PCV ya no sabía que decir frente al desastre de la URSS y las corrientes trostkistas no pasaban de ser núcleos pequeños con alguna presencia en el movimiento obrero. Probablemente solo la Causa R dentro de este espectro reformista tenía un plan y una estrategia de trabajo más clara y acumulativa, como en efecto se prueba cuando ganan la gobernación de Guayana con Andrés Velásquez, aún así se desmorona en el 93.

Sin embargo, si esa era a groso modo la realidad de la izquierda, por otro lado el acrecentamiento de la pobreza, la protesta popular espontánea, y la persistencia de un movimiento estudiantil cada vez más distanciado de estas estructuras de izquierda, ganando autonomía y radicalizando sus posiciones, hacen que más allá de la izquierda la resistencia popular, lo que un compañero llamó la "desobediencia social", tomara cuerpo y se articulara de manera novedosa en espacios horizontales y asamblearios. Se crea entonces un choque de culturas políticas entre esa vieja izquierda derrotada y las resistencias populares que empezaban a buscar otra cosa que no sea "la reconstrucción del partido revolucionario". No era un simple movimientismo a la europea con posiciones democratistas lo que se crea, aunque se hayan intentado. La horizontalidad de estos núcleos de resistencia por el contrario radicalizaba sus posiciones políticas, abordando posiciones insurreccionales y de choque frontal con el Estado pero "desde las masas", poniendo al pueblo organizado como puntal protagónico y no el partido.

Hacia el año 87, año en que se produce una terrible masacre de estudiantes jamás reivindicada y recordada y que quisiera rendirle honor a todos esos muchachos -decenas- que dejaron sus vidas en las calles gritando ¡Fuera Lusinchi-medio pasaje estudiantil!, empieza a generarse el salto cualitativo inicial. Un conjunto de reuniones, entre otros con los compañeros que mueren meses después en Yumare, y por quienes igualmente rindo todo el honor que se merecen, se configuran las bases de lo que termina llamándose "la corriente histórico-social". El marxismo crítico, la teoría de la liberación, el bolivarianismo revolucionario, las resistencia negras e indígenas, serán el punto de partida, de ese encuentro que servirá para romper de plano con toda una historia dogmática de lo que era el "marxismo-leninismo" venezolano, que más allá de Lenin y sus premisas teórico-políticas, que no es el caso discutirlas, pero aquí en esta tierra estaba totalmente derrotado. No solo era un encuentro de discursos teóricos, esa corriente histórica nos hacía reconocer como un pueblo diverso, inspirado con las herramientas teóricas y de prácticas reales de resistencia que para el momento tenía a la mano, pero que en definitiva tenía 500 años luchando por una liberación jamás lograda. Dicha corriente reunió las más variadas tendencias y capacitó al movimiento revolucionario para abrirse a fenómenos de rebelión de masas e insurrecciones militares, sin el complejo de creerse la luz de juicio última sobre dichos hechos, por el contrario fue a los sujetos de los hechos a encontrar su verdad. Nos adentramos en ellos, se escarbó dentro de lo más complejo de la pobredumbre, de los "desclasados", el lumpen sin forma que tanto odia ese marxismo-leninismo, y finalmente dentro de un movimiento militar absolutamente etéreo y vago en su nacionalismo-moralismo inicial, y de esa manera supo hacer el verdadero puente con la historia que pasaba frente a nuestros ojos.

Fue un paso absolutamente crucial para ir armando las bases de lo que luego cobró forma como "revolución bolivariana". Pannekeok, Gramsci, Mariátegui, Trotski, Negri, Kroporkin, el Che, pero también Camilo Torres, el Negro Felipe, Tupac Amaru y Cervantes, los movimientos de liberación paraguayos, mexicanos, la autonomía obrera en Europa, los movimientos insurreccionales colombianos, la gesta nacionalista de Adriani y el Bolívar de Nuñez Tenorio, entre tantas otras inspiraciones, estaban allí presentes. En todo caso irrumpe una nueva cultura política que fue tomando su misma dinámica y forma en la medida en que se enfrentó a una historia ya no de "izquierdas" sino del pueblo insurrecto que nacerá con el 27F.

Es en estos momentos de tránsito, de crisis profunda pero al mismo tiempo de semilleros que daban los primeros saltos cualitativos frente a una historia heroica pero derrotada, que nacen los que hoy llaman los "colectivos". Hay centenares de colectivos, con actividades de lo más variadas, todos con sus virtudes y limitaciones, estrategias y perspectivas distintas. Muchos se reclaman "colectivo" con orgullo, y sin embargo no saben de donde nacieron y me temo que tampoco se lo preguntan, más allá de sí mismos. Por una razón muy sencilla, ha nacido una generación de militantes "chavistas", muchos son "colectivos", y suponen que el movimiento revolucionario nace con ellos, con el chavismo, cuando en realidad lo que pueda llamarse "chavismo" (al menos en su franja más noble, popular y clasista) es en un fruto del movimiento revolucionario, sin él y su presencia dentro del movimiento popular el chavismo no hubiese pasado de ser un etéreo nacionalismo.

Me permito entonces, y a lo mejor soy el menos apropiado ya que según parece no soy más que un burgués anárquico-liberal, fascista, rebelde sin movimiento, irreverente de no sé qué cosa, de acuerdo con los sobrados detractores que no me faltan, que le aterra un negrito y jamás ha tocado un barrio ni sabe lo que es el trabajo comunitario. Muy bien, con todo el perdón entonces de involucrarme en gestas ajenas a mi clase y mi ideología posmoderna-imperialista-divisionista-retórica irreverente de café, solamente quería explicar porqué tantos se hacen llamar a sí mismos "colectivos", incluidos muchos detractores. (Gracias de todas formas a Yuri Valecillo por advertirme de la llegada los nuevos "fiscales de Moscú" entre las filas chavistas, pero tranquilo hermano que la debilidad se delata en la estupidez de los argumentos)

El primer "colectivo" y que me corrija quien tenga datos distintos, nace en el bloque 5 del 23 de Enero. Los "tupamaros" de entonces, como así solía llamar la gente del 23 de Enero a los grupos de resistencia y comunistas, vivían la misma crisis de todo el movimiento revolucionario. Con una realidad propia, atacados por todos los flacos de la represión ya que se trataba de una zona donde el movimiento revolucionario desde los mismos años sesenta había condensado mucha fuerza y capacidad de acción y operatividad militar con una gran base popular ligada a él. Ya debilitado, nuevas generaciones de muchachos inquietos retoman el trabajo revolucionario pero sin norte más allá de los códigos clásicos de una izquierda clandestina pero ligada a su pueblo. Por lo que sea, pero al menos en el marco de esta difícil redefinición de izquierda revolucionaria desde los semilleros de la "corriente histórico-social", se provoca un debate de cuál habrá de ser el espacio orgánico de esa corriente. No es un partido. No es simplemente un movimiento social. No es una guerrilla clásica. ¿qué es entonces?.

La respuesta empieza a darse en ese bloque y que valga la memoria de Sergio Rodríguez quien fue uno de sus creadores. Dentro del espacio de la "Desobediencia Popular" que no era más que una consigna que agrupó muchos núcleos dispersos de esa corriente y empezó a trabajar a fondo lo que suponía esa corriente histórica, se discuten muchos elementos propios a lo que podría ser una izquierda insurreccional ajena a la agenda clásica del marxismo-leninismo y las matrices guerrilleras y o reformistas derrotadas. Entre tantas cosas se habla de impulsar una "línea militar de masas", es decir, una línea de confrontación violenta con el Estado pero fundida en la autorganización popular, que no estuviese centralizada en una estructura de partido, clandestino o no. Un reto descomunal que necesitaba una estructura orgánica. Precisamente, entre tantos núcleos de debate que se abrieron en el país, allí en el bloque 5, escondidos en la sala de máquinas del ascensor, los muchachos hablan de "colectivo". ¿Qué es eso?, el Grupo "Hombre Nuevo" como así se llamaba, sugiere la idea de formar "colectivos autónomos de base" sobre una "línea militar de masas" centralizada a través de una articulación horizontal entre los colectivos. La idea cala dentro de la "desobediencia" y más allá de ella donde rápidamente en los años posteriores nacerán "colectivos".

Estamos pasando de la desobediencia social a la desobediencia política. Sigue la reflexión y finalmente desde el punto de vista conceptual esos "colectivos" terminan definiéndose a sí mismos como "Colectivos de Trabajo Revolucionario". Son colectividad organizada en función de emprender un trabajo revolucionario de base de acuerdo a una línea insurreccional y militar de masas. Nace de esa manera el "Colectivo de Trabajo Revolucionario-Hombre Nuevo". Por la memoria de Sergio Rodríguez, y lo que tuvo que sufrir ese colectivo después de la rebelión del 27F, quisiera hacer honor a su valentía, su creatividad y el bello trabajo de base que hicieron los compañeros en Montepiedad 23 de Enero, ejemplo cuyo pico se consumó con el golpe del 27 de Noviembre del 92 y su participación como milicia armada y "de masas", como en efecto lo llego a ser, y que ninguna memoria militarista de estos eventos recoge. Pero no imposta ya se escribirá la historia tal cual fué.

En todo caso desde ese núcleo original se multiplican los "colectivos" en el país, que luego en un proceso muy controversial, se asimila al movimiento conjunto que llevará a Chávez al poder. Teniendo no solo una presencia práctica sino programática muy importante, ya que desde ellos es que empieza a generarse toda esta idea de un poder popular autogobernante que da pie hasta hoy en día a hablar de consejos obreros, control social, control obrero, consejos comunales, comunas, corredores territoriales, etc. Algo totalmente ajeno a toda izquierda "marxista-leninista", al menos la nuestra, u otra nacionalista o democrática.

Eso solo existe en Venezuela, ya que es desde esta tierra que se crearon las bases a través de un debate muy difícil y confuso de la izquierda revolucionaria y el movimiento popular, de algo que hoy en día, tomando una vaga idea de Kleber Ramírez, participante de esta "corriente histórico-social" hasta su gran reunión en La Vega año 2001, termina de consumarse en el horizonte del "Estado Comunal" (muy contradictorio pero interesante y productivo concepto político) o en términos más amplios de una "República Autogobernante". Es la particularidad que nos pertenece como pueblo y que solo he visto repetirse en otra historia heroica como es el caso de los Kurdos en Siria y Turquía bajo la dirección del PKK. Un ejemplo al mundo de lo que puede hacer un pueblo libre y organizado con armas en mano. Ellos también, rompiendo con el marxismo-leninismo, han creado las bases de una sociedad libertaria y autogobernante muy particular a ellos y su cultura, obligados hoy en día a ejercer una defensa militar milimétrica frente al ataque despiadado de estos bárbaros del Ejército Islámico, sorprendiendo al mundo entero por su capacidad, inteligencia y valentía.

Pero bien, la historia de los colectivos tiene también una enorme debilidad desde su inicio, cosa que cualquier marxista-leninista podría reprocharle. Al ser una estructura sin centralización definida con mandos autónomos, en la medida en que se fueron multiplicando perdieron mucho o demasiado de lo que fue su articulación e identidad inicial, y evidentemente que pierden fuerza cualitativa aunque cuantitativamente se multipliquen.

Ya sabemos cuál ha sido la estrategia de Estado y la burocracia en este período al menos desde el 2004. Valerse de la plusvalía política que genera el trabajo de centenares de miles de hombres y mujeres del pueblo en el seno de comunidades en todo el país, para reproducirse en el poder. Vinieron el MVR, los Círculos Bolivarianos, las Unidades de Batalla Electoral, Polo Patriótico, sus extensiones, y a todas ellas las utilizaron hasta donde podían, y luego terminar de tirarlas a la basura, no existiendo en su seno la capacidad autónoma de clase para sobrevivir ya que no eran sino instrumentos de algo externo a su creación y desarrollo, apegadas además al liderazgo mesiánico de Chávez. El PSUV nace como fórmula de centralización de toda esta fuerza ya utilizada pero que necesita seguir valiéndose de una base fiel. En cualquier momento se divide o lo liquidan porque pasa lo mismo, no son organizaciones creadas al fragor de una lucha real sino decretos políticos que han servido de cohesión de una masa "revolucionaria" pero que no ha encontrado en sus filas formas de crecer cualitativamente, sino de permanecer al uso de una burocracia cada vez más autocrática como lo confirman los hechos, y que tiende a desmembrarse y perder su moral originaria.

La historia de los colectivos en ese sentido corre paralela a todo estos decretos de organización y si han permanecido en el tiempo es porque su naturaleza originaria remite a una verdadera historia de lucha de resistencia de nuestro pueblo, pasando por etapas verdaderamente heroicas, desde cuya épica podremos leer en un futuro los laberintos internos de la revolución bolivariana como proceso de lucha, batalla y autorganización popular, pero también viven otros momentos como el actual que tienden al desgaste y probablemente a poner límite a su vigencia histórica, al menos como fueron concebidos en los años ochenta en tanto "colectivos de trabajo revolucionario" y la autonomía que los caracteriza. Como lo expresa Freddy Bernal en su artículo sobre los colectivos, los colectivos hoy en día son todas esas miles de formas de organización que ha creado nuestro pueblo para enfrentar los retos más variados de la transformación revolucionaria en su verdadero contenido emancipatorio y no burocrático (además Freddy conoce muy bien esa historia de la corriente en los años 90 de donde viene gran parte de su formación). Eso no es gratuito, es un legado creativo del movimiento revolucionario venezolano. Por ese lado, nosotros como corriente histórica, como segmento libertario dentro de la misma, podemos sentirnos felices de la fuerza y hegemonía que tomó una expresión orgánica que nació escondida en el 23 de Enero y que nunca quisimos controlar desde algún mando vertical. Teníamos razón en ese sentido, esa era la única salida que le quedaba a un movimiento popular despedazado en los años 80. En ese sentido, y diciéndoles a muchos que se la pasan hablando pistoladas del anarquismo y son "colectivos", y aunque nunca lo fuimos mas allá de opciones personales -no precisamente la mía-, esta proliferación de colectivos es un verdadero triunfo de la estrategia "anarquista" en nuestra tierra. El único momento en que se intentó centralizar gran parte de ese acumulado de "colectivos" conservando sus autonomías locales fue entre el 2004-2008, con el proceso de creación del Movimiento 13 de Abril-Proyecto Nuestra América. Pero que va, podemos decir que Chávez nos ganó la batalla y hacia el final la mayoría corrió a alistarse en el PSUV mientras que otros prefirieron la conspiración interna. Hoy ya es tiempo de que saquen sus conclusiones, entre ellos Carlos Lanz, uno de los responsables mayores de este remolino histórico, y del que siempre estaré agradecido por su maestría. Pero aún así los colectivos permanecieron.

Qué tenemos hoy finalmente. Un mapa absolutamente diverso de colectivos con identidad propia, que transgredió por completo las fronteras del 23 de Enero y Caracas. Muchos por el contrario han tratado de construir redes propias a nivel nacional, siguiendo la estrategia de construcción de "red de redes" que se estableció desde el inicio, sobre todo en los años noventa. Son colectivos que no le pertenecen a nadie, y a pesar de que muchos son militantes formales del PSUV, su militancia real la hacen desde su colectivo de trabajo revolucionario y nadie les quita su autonomía, ese es su verdadero lugar de lucha y aprendizaje y no la calamidad del PSUV. Sin embargo, en absoluto podemos cantar victoria ya que de lo que se trata no es de construir colectivos en sí sino de garantizar la victoria revolucionaria.

Por ese lado estamos muy lejos de cualquier victoria y más bien cercanos a una trágica derrota. Por razones que no incumben a los colectivos sino estrictamente a la irresponsabilidad inaudita con que la burocracia gobernante, adulante y seductora en las formalidades y usos pero en el fondo siempre enemiga de estos colectivos, han conducido este proceso. Y es una enemistad que en estos días la han probado con sangre, algo que a su vez ha dejado en claro el comienzo de un profundo resquebrajamiento dentro de los mismos colectivos.

Resulta que la historia no pasa en vano, y en efecto la ausencia de niveles mínimos de centralización estratégica, orgánica, formativa, militar, que no pase por la voluntad de cada quien y el éxito político de algún colectivo sobre otro, ha dejado en claro sus límites. Y lo más triste, la manera con que, a pesar de sus principios que se fueron corriendo cual cultura popular de "boca en boca" u otros que tuvieron la suerte de pasar por los talleres y las dinámicas formativas de algunos de los maestros iniciales de la corriente, a la final una inmensa mayoría quedó atrapada dentro de las redes de la burocracia; nuevamente la forma-Estado le gana a la revolución social. Y no solo porque los "compraron", aunque ese sea el caso de muchos, son meros comprados al servicio de algún jefe político, u otros peor que ningún derecho tienen de llamarse "colectivos", son "choros" de la peor especie con nombres revolucionarios rimbombantes y por lo general extensiones "civiles" de la degradación policial que han vivido estos cuerpos internamente, pero con vida en barrios donde hay colectivos y ellos forman el propio. Pero por lo general se trata de "colectivos" hechos desde una base popular muy cándida, inocente, sin mayor formación, y menos de una burocracia que lo menos que ha hecho es eso, pero absolutamente ¡chavistas!, y eso les da unos extraordinarios valores éticos y políticos, y una autoformación muy bonita. A esa base cándida aunque en muchos casos armada es que han atacado y una gran parte del resto se ha quedado vergonzosamente callados o incluso colaborando con el interés político de los asesinos directos como es el caso del Colectivo Alexis Vive.

No quiero entrar en lo que esto supone, simplemente preguntarles a los compañeros mas allá de las soberbias y arrogancias que no los diferencian en nada de algún jefe del PSUV; ustedes aún en barrios y ellos corriendo entre whiskys y hoteles cinco estrellas: ¿es que no cabe de parte de ustedes una declaración autocrítica bien clara en favor de la justicia y no del rastrerismo sumiso al poder? Entiendan hermanos que esto raya en la traición de clase, a quienes asesinaron son sus iguales, tan "pueblecito" como ustedes aunque ustedes se crean por privilegios que han tenido, los jefesotes de su localidad. Pero a la final cuando ya no sirvan o empiecen a ser inconvenientes, se los "echarán al pico" igualito que a Odremán y demás masacrados. En nombre de Sergio Rodríguez, de Cheo Pirela, de Yulimar Reyes y tantos otros: carajo ¡que sabroso es tener una pistola regalada!, un mundo de máquinas y recursos bajaditos directos de los fondos públicos sin necesidad ni de rendir cuentas a nadie, ser los consentidos de la policía y de cualquiera de las oficinas de gobierno. ¡qué falsa sensación de poder que eso da!. No hermanos el poder se crea en la lucha, en la capacidad que tengamos de "pulverizar el Estado burgués" -¿o no?, es su comandante "eterno" quien lo dice- y no reacomodándose en él, como en efecto lo han hecho ustedes en estos días tan terribles. Pero en fin decidan, eso es "peo" de ustedes. Son colectivos, tienen su autonomía, vienen de una larga batalla que espero estén conscientes y no precisamente de niñitos consentidos. Tienen su formación, a su responsabilidad sus respuestas y acciones. Por demás les digo, este burgués, fascista, anarquista, liberal, posmoderno, y ta-ta, con la mínima moral que aún me queda al respecto les digo: ¡EL QUE ACEPTE PUBLICAMENTE LA POLÍTICA DE DESARME NO TIENE DERECHO A LLAMARSE COLECTIVO!, por más que por debajo de mesa el o la "ministro" o quien sea les acepte que se queden con unos "hierros". Sus armas si las tienen, ¡son armamento del pueblo no de ustedes!, si públicamente aceptan la política de desarme, aún no teniéndolas ¡están desarmando al pueblo entero!; a su responsabilidad camaradas.

En fin, toda esta controversia nos da cuenta de una crisis dentro de los colectivos que probablemente suponga el final de su vigencia. Por razones de la complejidad social y política luego de veinte y tanto años de su desarrollo y combate, y de su contradictoria realidad en el presente, es hora de preguntarnos por los saltos cualitativos que han de darse, al menos desde aquellos con más o menor formación, pero que han guardado su esencial moral, política y clasista. El terrible daño que ha hecho la burocracia explotadora. corrupta y utilitaria, pero sobretodo estando dentro de una sociedad con metas y propósitos de liberación muy superiores a los de los años ochenta, nos obliga a preguntarnos si no es hora de la organización conjunta con modos de articulación que habrá que crearlos sin desconectarnos de la raíz libertaria y totalmente fundida en la diversidad tanto de las identidades de nuestro pueblo como en su unidad clasista y comunista. Vienen tormentas, la guerra la tenemos presente y el propósito del enemigo que la tiene muy clara, más allá de escuálidos o chavistas y quién de ellos esté en el poder, su objetivo es que este país entre en caos y solo la combinación de fuerzas internas y externas muy violentas y de enorme capacidad de fuego, acabará con los sueños revolucionarios e impondrán "su paz". Muchos agentes dentro del Estado aún sin saberlo están jugando a esta alternativa por creer que el "centrismo" y el pragmatismo imponiendo la autoridad de instituciones totalmente descompuestas, los salvará de la revuelta o el caos. Por otro lado gran parte de la izquierda sigue recogida a los sueños derrotados de un socialismo corporativo, estatista totalmente inútil en el mundo de hoy, y en ese sentido le hacen todo el juego a la burocracia aunque la cuestionen. La rebelión es realmente por abajo, ¡con pueblo en armas!, construyendo su poder, su capacidad de producción y distribución, sus espacios decisorios colectivos, recreando sus saberes y cultura. Siguiendo uno de los ramales más bellos de la corriente histórico-social en su lenguaje: ¡ES HORA DE LA DEMOCRACIA DE LA CALLE!...estamos a tiempo, el futuro puede ser nuestro, que vivan los Colectivos de Trabajo Revolucionario.

Roland Denis



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Roland Denis

Luchador popular revolucionario de larga trayectoria en la izquierda venezolana. Graduado en Filosofía en la UCV. Fue viceministro de Planificación y Desarrollo entre 2002 y 2003. En lo 80s militó en el movimiento La Desobediencia y luego en el Proyecto Nuestramerica / Movimiento 13 de Abril. Es autor de los libros Los Fabricantes de la Rebelión (2001) y Las Tres Repúblicas (2012).

 jansamcar@gmail.com

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