El secuestro del PSUV en el Zulia

La situación en el Zulia es delicada y estratégica. Delicada pues hay una articulación silenciosa de factores internos en el PSUV, que solapadamente se vienen alejando del proyecto socialista bolivariano. Estratégica pues la configuración geopolítica de la región, los peligros de la vecindad con Colombia, la configuración de los sectores conservadores/propietarios, tradicionalmente ligados a las relaciones de poder económico y social, constituyen una amenaza constante en términos de la unidad territorial con el resto de Venezuela, el papel geoeconómico de la región pero más importante aún, en términos de las estrategias de EEUU y ciertos sectores que se proponen en este siglo XXI generar nuevas “repúblicas” satélites, tal como ocurre en Libia o como se plantea en la península arábiga, pero con epicentro desde el Zulia.

Seamos más específicos. El PSUV en el Zulia, se ha nutrido de diversos sectores – cómo sucede a nivel nacional- unos provenientes de la izquierda histórica, que vienen impulsando una estrategia anti-capitalista desde hace muchos años, otros provenientes de diversas organizaciones políticas y sociales que nada tienen en común con el proyecto del socialismo bolivariano propuesto por Chávez y finalmente, los que provienen de amplios sectores sociales, históricamente excluidos y que se sienten atraídos por las propuesta de construcción de un socialismo como alternativa al rentismo capitalista, que ha caracterizado nuestra historia. Pero hay más sectores, que deben ser considerados. Por supuesto, está un componente militar que se adhirió como una consecuencia del liderazgo carismático de Chávez, pero que hoy en día se comporta pragmáticamente. Este sector, ha sido favorecido en la muy difícil coyuntura de enfrentar a una elite propietaria que ha sido particularmente adverso al proyecto bolivariano. La idea de Chávez en principio, fue recurrir al fortalecimiento de estos sectores, que se asumían “comprometidos” con su Doctrina, pero que en el transcurso del tiempo se fortalecieron económicamente y adquirieron los “malos hábitos” de los sectores propietarios tradicionales. No se puede negar, tal como lo ha demostrado Marea Socialista la enorme cantidad de recursos económicos – dólares preferenciales- que han sido otorgados a particulares (militares o no) para responder al incremento del consumo del venezolano y a las crecientes necesidades de productos importados.

Se debe entender que el PSUV tiene una problemática significativa, desde sus inicios: se conformó como una estructura de masas y no de cuadros. Ello significó, que militan en el partido cantidad de ciudadanos que están ahí, no por convicción sino por conveniencia. Eso ha sido posible, pues el PSUV es una organización fácil de penetrar, pues sólo deben vestirse de rojo, declararse socialistas (sin serlo) y ascender – sobre bases clientelares y burocráticas- en la estructura de poder. En el Zulia, este proceso o dinámica ha sido particularmente fuerte, pero aderezado además por un ingrediente peligroso: la toma del control del partido por parte de esa estructura burocrática, subsidiaria de las instituciones regionales. Hay un progresivo secuestro de la estructura dirigencial del partido, que fue nombrada por cooptación y nunca se ha legitimado, estableciendo no una praxis basada en estrategias anti-capitalistas, sino una pragmática basada en la conveniencia y el lucro.

Es vox populi como dentro del Gobierno Regional hay sectores, con altas responsabilidades que tienen agendas muy diferentes a las planteadas en el Plan de la Patria. Sectores cuya agenda es la del lucro y el beneficio económico y que se plasma en los esfuerzos por redactar un Plan Prospectivo 2040, con asesoría y apoyo del equivalente en la región al IESA.

Las consecuencias de ese Plan, que incorpora a las instituciones universitarias privadas, a sectores ligados a la elite económica y social (tradicionalmente enfrentados con el socialismo bolivariano), así como a viejos actores políticos, ligados a AD y COPEI, serán catastróficas. De ahí surgirá sin duda la reactivación del proyecto del Puerto de Aguas Profundas, cuya utilidad será sólo para los representantes de TransCoal, una trasnacional del carbón. Todo ello con la excusa de la recuperación del Lago. Peor aún, es que ese proyecto de reactivación carbonífera, de puerto de aguas profundas, es esencialmente una traición al 5to Objetivo del Plan de la Patria. Lo más asombroso, es el silencio de la estructura dirigencial del PSUV y ese silencio solo tiene una explicación: relaciones clientelares. Quién se atreva a levantar una voz crítica, será drásticamente apartado de la estructura de poder y con ello, dirá adiós a sus privilegios burocráticos. Nada más alejado de la finalidad de un partido revolucionario. No creo que un Chávez vivo, estaría muy alegre con lo que está sucediendo en el Zulia en este momento y peor aún, es que con ese accionar articulador con las elites propietarias, se pone en peligro (pues se reactiva un proyecto secesionista) la unidad territorial de Venezuela, haciéndole un gran favor a los estrategas que en EEUU juegan a la creación de divisiones, tal como sucedió en Panamá en 1903. Cosas ves Sancho.


*Historiador/politólogo

Juane1208@gmail.com


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Juan Eduardo Romero

Dr. Mgs. DEA. Historiador e Investigador. Universidad del Zulia

 juane1208@gmail.com

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