Me gustaría que fuéramos socialistas

Venezuela se encuentra sumergida en un mar de lucha interna ciudadana, todos en constante tensión, pendientes para la activación del chip de la absurda viveza criolla que nos hace colear en cualquier fila para comprar algún producto, para pagar un servicio, para utilizar el transporte público o incluso para ingresar a una sala de cine o teatro; por eso me atrevo a pensar en las siguientes preguntas: ¿Por qué los venezolanos tenemos que hacer colas de horas de duración para comprar, pagar, sacar una partida de nacimiento y demás cosas que a uno se le pueda ocurrir?; ¿Los venezolanos nos merecemos ser tratados mal y tener tan baja calidad de vida?; ¿Tengo que dar gracias a un funcionario público o empleado privado por ser atendido en algo natural o inherente a su trabajo, incluso con el agravante de que para poder tener clemencia en su atención deba contribuir en algo “pa´ los ´frescos”?; ¿En dónde quedó la mística de la función administrativa?.

La vaga respuesta obtenida es que estamos en el epicentro de una guerra económica del Capitalismo contra el Socialismo, ya que en Venezuela adoptamos a este último como modelo a seguir (a pesar de que en la Constituyente de 1999 votamos por un Estado social de derecho más no socialista, pero mucho menos capitalista). Esta versión oficial hace que mis conexiones neuronales manifiesten 2 interrogantes adicionales: ¿Somos realmente socialistas?; ¿De la cúpula gubernamental se refleja un ejemplo del modelo Socialista?.

El Socialismo, como teoría del pensamiento económico, busca, al igual que sus pares ideológicos, la satisfacción de las necesidades humanas, partiendo de las ideas de Marx y Engels quienes siendo hombres de su época, buscaron humanizar las condiciones de la realidad experimentada, no como proletariados sino como clase media y clase empresarial respectivamente. En esta situación puede radicar parte del problema socialista, porque su interpretación debe ser económica y no netamente política, en el sentido politiquero de la palabra, puede ser que allí haya fallado en su aplicación práctica en el orbe, incluyendo a nuestro empobrecido país. Bien advertían los Clásicos al describir al Hombre como un ser con tendencias egoístas llevando al socialismo al campo de la utopía.

Como ciudadano de esta nación me gustaría ser testigo de una aplicación real del pensamiento socialista, tal cual como lo vi tratar de sobrevivir en el prístino movimiento cooperativista en mi niñez y trate de volver a evidenciar en el desarrollo de mi Tesis de Maestría años atrás, donde recibí un portazo en la cara al tener que presenciar el desplazamiento del trabajo enriquecedor por el alcahuetismo institucional.

Si fuéramos socialistas tendríamos un manejo transparente en los recursos nacionales, la patria gozara de saneamiento presupuestario, ejecución de obras con eficiencia, no estaríamos calificados como una economía de puertos… que tristeza me da ver la infraestructura en nuestro vecino y socio Brasil o el desarrollo de un país árabe que ha sabido aplicar sus ingresos petroleros en obras convertidas en referencias mundiales de calidad, tristeza que surge de la consciencia de poseer recursos infinitamente mayores pero que sufrimos de una superpoblación de burócratas que desangran a Venezuela, aun así conservo la esperanza de que nuestros ingresos puedan elevar nuestra calidad de vida y no continuar enriqueciendo a los mismos capitalistas de siempre a cuyas filas se le han unido un puñado de neoburgueses disfrazados de revolucionarios, quienes tienen la desfachatez de hablar del socialismo como la salvación del mundo pero que son practicantes del mas llano mercantilismo, solo faltándoles nadar en una piscina de monedas de oro, tal cual hace el Tío Rico del pato Donald.

Me gustaría que fuéramos Socialistas, así se podrían constituir empresas productivas y el gobierno no asfixiará el emprendimiento privado, entendiendo que el circuito económico necesita de todos sus componentes y que la legislación debe ser desarrollada para evitar la explotación del hombre por el hombre, pero también para prevenir el libertinaje del aprovechamiento de la minusvalía de los que tienen la fuerza del trabajo para con facilismos hacerse con la tierra y el capital.

Si fuéramos socialistas nuestra educación fuera sólida, con valoración al desarrollo científico y elevación progresiva del intelecto de los conciudadanos y no un sistema de caritas felices donde se criminaliza al “cerebrito” pero se le entrega un honor al mérito a los “vagos”.

Si fuéramos socialistas vería obras de infraestructura en ejecución y no vallas gigantes con los rostros de los gobernantes de turno mostrando montos millonarios en bolívares que adornar terrenos vacíos o llenos de escombros.

Si fuéramos socialistas respetaríamos a nuestra moneda nacional que lleva el apellido de nuestro Libertador, si fuéramos socialistas estaríamos mucho mejor.

El Imperio existe!, el imperio de la ignorancia y el conformismo, de allí el librepensamiento para luchar contra él.

MSc.


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