Venezuela: ¡Quien conoce al capitalismo conoce al socialismo!

En un mundo lleno de perversas campañas internacionales de educación y de socialización, lleno de ‘dominio de pleno espectro’ altamente militarizado que intenta tumbar los pocos gobiernos democráticos restantes en el planeta Tierra, ¿todavía quedan algunas verdaderas oportunidades, algunos chances para la supervivencia?

En una realidad global que desde hace siglos está (y sigue) dejando las sangrientas huellas de su brutal conquista de millones de víctimas inocentes, y pronto de otros millones más; en un mundo que apoya oficialmente las descaradas mentiras ideológicas, que justifica el asesinato moral y político, la tiranía, la dictadura y el genocidio, ¿cómo una Venezuela democrática puede parar una invasión imperialista armada sin perder su dignidad humana, su soberanía, sus recursos y riquezas naturales, su querida independencia revolucionaria?

En un imperio mundial imperialista que lanza despiadadamente sus agresivas guerras de difamación del peor tipo estalinista y hitleriano contra Venezuela a través de voceros tan capitalistas como lo son el The New York Times, el Miami Herald, El Nacional, El Universal, Globovisión, Venevisión, CNN o Fox News, además en un ambiente global tan democrático, civilizado y cristiano, ¿qué es lo que Venezuela puede esperar para el año que viene?

¿Qué nos traerán de regalo para el Año Nuevo Papá Noel, San Nicolás, Coca Cola, el ‘Mesías’ Bush y Big Brother?

A fines del año 1959 trajeron la revolución social, el socialismo y el comunismo a La Habana.

45 años más tarde, en la Universidad de La Habana, Fidel tuvo que decirles a los estudiantes la siguiente verdad cruel pero no obstante bastante clara: “[...] entre los muchos errores que hemos cometido todos, el más importante error era creer que alguien sabía de socialismo, o que alguien sabía de cómo se construye el socialismo”. (Fidel Castro Ruz)
http://www.rebelion.org/noticia.php?id=24027

Hace un tiempo atrás, el mejor estudiante universitario de Venezuela, el Presidente Chávez, quien es mucho más optimista concerniente al socialismo y al cultivo de una conciencia de clase revolucionaria, planteó con urgencia, que todos deberíamos estudiar Historia y Filosofía:

“El Presidente (Chávez) insiste en que Venezuela está iniciando un proceso de programas y ejercicios cívico-militares para los próximos meses [...] ‘en el marco de la guerra asimétrica, la participación del pueblo es indispensable para la defensa nacional de la soberanía, las leyes y los territorios’. El Presidente les recomendó a los cadetes que deberían estudiar Filosofía y Historia para ayudar a crear una estrategia militar única para Venezuela y sus necesidades”.
http://globalresearch.ca.myforums.net/viewtopic.php?p=13047%20

Ahora, hablemos del futuro, de lo nuevo, de lo todavía-no-presente, de lo todavía-no-ahora, que nadie excepto nosotros mismos llevará a Venezuela y a América Latina. Somos los creadores, los pioneros, los guardianes y la vanguardia de nuestro propio futuro.

¡Esto es la verdadera ‘Navidad’, el verdadero júbilo del mundo, el deseo sabio para la Venezuela bolivariana en esta temporada!

¿Qué es el socialismo y qué es el socialismo científico y filosófico?

Ser un estudiante revolucionario, estudiar la ciencia revolucionaria moderna, la filosofía emancipatoria innovadora y la historia creativa transicional, significa en realidad estudiar el capitalismo mundial, el proceso revolucionario de la acumulación del capital a través de los tiempos y la quintaesencia explotadora de la globalización imperialista corporativa; significa cuestionar el capitalismo, conocer su opuesto, su negación; significa captar física y mentalmente de qué se trata el socialismo, significa saber cómo hacer y cómo pensar la revolución social.

Una cosa es la revolución intra sistémica, capitalista, reformista y democrática; completamente otra cosa es la emancipación humana, socialista y extra sistémica.

Tenemos que aclarar los objetivos sociales de la Revolución Bolivariana, como se reflejan en sus raíces históricas, en sus tareas históricas contemporáneas, en su constitución y leyes.

Sin embargo, una cosa es muy clara, sólo después de estudiar científica y filosóficamente el capitalismo podemos alguna vez saber lo qué es la historia moderna y de lo qué se trata con el socialismo esencial y existencialmente. De hecho y porque experimentan a diario el capitalismo, todos los inmigrantes ilegales, los extranjeros trabajando como esclavos, todos los ‘miserables’ (Hugo) y los ‘condenados’ (Fanon), todos los trabajadores a nivel global los cuales el consumismo alienador todavía no ha aniquilado, podrían aprender fácilmente, podrían aprender a pensar, podrían identificar y podrían entender la práxis socialista; podrían aprender sus correspondientes verdades simples fluyentes y sus teorías revolucionarias.

Con la ayuda de su verdadera vanguardia y no de su dictadura autoritaria, ellos mismo, es decir el soberano, el poder ciudadano pueden poner en marcha la ‘revolución socialista desde abajo’ (Hal Draper). Esto es lo que cualquier contrarrevolución dentro de un movimiento revolucionario siempre quiere erradicar y lo que más temen las clases media y alta.

El socialismo es precisamente el opuesto del verdadero capitalismo histórico y es su verdadera negación, su ‘¡No!’. No es la negación del ‘comunismo primitivo’, de la ‘sociedad esclavista’ o del feudalismo, sino la negación del proceso y de la existencia entera del capitalismo.

¡Quien conoce al capitalismo conoce al socialismo!

Repetimos, cualquier estudio serio y análisis consciente del proceso histórico de la producción, o sea del capitalismo o de la historia de la clase dominante revelará la interrelación dialéctica de los cinco elementos principales del capitalismo total y totalitario: la explotación económica de la naturaleza y del hombre; la dominación política global practicada por todas las clases dominantes, incluyendo la democracia misma, es decir, en las palabras de Lenin, por la dictadura dominante de los pocos sobre los muchos, personificada en el Estado global moderno, en los EE.UU.; la discriminación social, un resultado de las relaciones entre amo y esclavo, del racismo arrogante y del Apartheid moderno; la militarización universal, el genocidio de todos los pueblos esclavizados, es decir, la política norteamericana de ‘chocar e intimidar’ y finalmente, la deshumanización global, la alienación y la aniquilación masiva, sinónimos macabros para el mismo proceso productivo y destructivo a nivel global, para el trabajo explotador, trabajo asalariado, la matriz para la plusvalía y el valor de intercambio, para los precios asesinos, para el capital, las ganancias y el poder, en otras palabras, para el capitalismo mismo.

Realizar el socialismo significa decir ‘no’ a lo anterior, al capitalismo; actuar radicalmente contra el capitalismo significa negarlo incondicionalmente a diario, significa superar al capitalismo de manera científica y práxica; sin embargo, esto requiere una nueva lógica, una nueva ciencia, una nueva filosofía, un nuevo ser humano, una nueva existencia y trascendencia humana, algo superior a cualquier cosa que la globalización capitalista y el capitalismo globalizado jamás han visto, algo que jamás pueden captar o destruir.

Con burocratismo, corrupción, clientelismo, fraude, robo y mentiras, todos expresado en la contrarrevolución, nunca podemos aproximarnos al socialismo, que es precisamente la negación de todos esos vicios y crímenes contra la humanidad.

¡No es extraño que tantos de nosotros le tememos al socialismo y tememos ser identificados como socialistas!

Así que vemos en el socialismo una ciencia, una filosofía, un arte humano, la emancipación artística creativa y creadora. Si se pudiese liberar esta energía humana creativa, creadora, popular e innovadora por millones de trabajadores con una conciencia de clase, entonces esa avalancha humana, ese eros dinámico, ese orgón parapsíquico, ese vis vitalis incluso inundarían a HAARP y barrerían al capitalismo para siempre en el olvido.

Concretamente, el socialismo es una declaración de guerra de clase total contra una metodología sistémica, una lógica formal y una dialéctica interna; contra las cosmovisiones limitadas tales como el geocentrismo y el heliocentrismo, contra el idealismo teológico y el materialismo pragmático; es la ardua superación práxico-teórica de todo esto, es la excelencia emancipatoria hacia unos nuevos modos de estética, ética, creación y creatividad. Es un nuevo mundo que crea otros mundos libres de la violación humana de la naturaleza galáctica, libres de trabajo de esclavos explotador, de realpolitik dominante del tipo amo-esclavo, de discriminación racista patriarcal, de doble moral, poder clasista belicoso, miseria humana, ignorancia y pobreza, en pocas palabras, libres de mercados mundiales, productos de consumo, precios capitalistas de todos los calibres y libres de un nexo monetario de las relaciones de intercambio y de las ganancias.

Esto no sólo es palabrería intelectual, al contrario, toca directamente a la supervivencia humana. Esas son las cosas que identifican una verdadera revolución social, una verdadera revolución socialista, una revolución mundial hacia una emancipación y creatividad humana; pero también, que determinan quién es o no un revolucionario.

En defensa de la dignidad global de la especie humana entera que parcialmente ya se encuentra en agonía y está pisoteada por la bota genocida yanqui, que trata desesperadamente de salvarse de la tumba excavada por ella misma durante siglos, tenemos que advertir sobre cualquiera desviaciones reformistas o contrarrevolucionarias dentro de la Revolución Bolivariana. Por lo menos y como mínimo tenemos que identificarlas, discutirlas y rectificarlas.

Hay que evitar a toda costa el regreso de Venezuela a un pasado de arrogancia, vicios, avaricia y hegemonía imperialista, a un pasado de zombis, vampiros, parásitos y fantasmas, a un pasado de amos sagrados, perros de la guerra divinos y déspotas de gracia; a un pasado de cinco siglos de conquista, saqueo, vandalismo, robo y genocidio colonial y neocolonial.

Así que más adelante, durante los siguientes años, el problema no sólo es que nunca jamás regresen los déspotas ‘puntofijistas’ de ayer o los bandidos políticos de Acción Democrática y COPEI, sino más bien, que en primer lugar ningún capitalista, ningún explotador y ningún contrarrevolucionario jamás volverá a suelo venezolano ni latinoamericano ni del mundo entero.

Esto se dice fácil, pero en los años por venir, como ya lo advirtieron hace mucho Michael Ruppert y Thomas Bearden, cuando la crisis energética estará devorando a los EE.UU. de manera progresiva y segundo tras segundo, el camino descrito anteriormente será el único sine qua non que nos quedará para la supervivencia americana.

De todos modos, ni el capitalismo ni los capitalistas pueden salvar a este mundo; ellos no salvarán a la especie humana de la extinción total, cosa que fue su entelequia imperialista; somos únicamente nosotros quienes todavía podemos tratar de alcanzar esta meta histórica que es la emancipación de la humanidad.

Es precisamente dentro de este contexto, que la Revolución Bolivariana actualmente presencia la venida de nuevos serios problemas para Venezuela. El enemigo de clase fracasó en sus ataques desde afuera, ¡ahora ataca desde adentro!

Es claro y absolutamente necesario que deberíamos unirnos y unificarnos contra un enemigo común imperialista y fascista, también, que deberíamos integrarnos y actuar en unísono como una sola fuerza continental poderosa.

Sin embargo, son precisamente los actos abiertos y encubiertos de la conspiración internacional llevados a cabo por los agentes de inteligencia de la administración Bush y sus lacayos locales, que nos dividen, precisamente al estilo viejo colonial del divide et impera, separándonos en ‘oficialistas’ o ‘chavistas’ y en ‘oposición’ o ‘escuálidos’. Por cierto, cada revolución socialista, cada movimiento estudiantil radical o cada internacional de trabajadores genera su propio Stalin, Mussolini o Kautsky, quien por lo general posee excelentes conocimientos en marxismo, suficiente como para tergiversarlo, para convertir el socialismo en religión o en ideología, es decir, cada revolución social dialécticamente produce su propia contrarrevolución interna y confronta al mismo tiempo una contrarrevolución global externa.

Con los antagonismos, las contradicciones y la dialéctica, las verdaderas revoluciones están en su elemento, están en proceso y se profundizan. Esto vale también para la Revolución Bolivariana.

Sin embargo, debido a la ausencia de la formulación de una práxis científica fluyente, la formulación de una brújula precisa de una teoría filosófica, de una vanguardia revolucionaria militante constante, que nosotros mismos, los venezolanos y latinoamericanos tenemos que crear mientras más rápido mejor, la tendencia contrarrevolucionaria interna dentro de la Revolución Bolivariana, representada principalmente por los ‘chavistas sin Chávez’, una nueva clase social emergente, podría poner en peligro el propio quo vadis emancipatorio de todos nuestros esfuerzos revolucionarios.

Una dictadura de diez o veinte años, una masacre á la Indonesia, la carnicería planificada de 15.000 Bolivarianos que la contrarrevolución tiene en mente, retrasaría a la Revolución Bolivariana para muchas décadas y quién sabe, quizás para siempre.

Por otro lado, es precisamente la Revolución Bolivariana que envía a Bush y a los Cisneros directamente al Infierno.

Sí, para todos sus participantes la revolución no es un juego, un bingo o un esfuerzo pacífico; ¡es un asunto de vida o muerte! Es “¡Patria (Matria) o Muerte!”

El peligro mayor y el secreto más guardado es lo qué está pasando dentro de la Revolución Bolivariana misma. ¿Será que existen más Miquilenas y Alfredo Peñas escondidos detrás de sus rangos? Por ser nuestro talón de Aquiles, este asunto de veras es muy serio.

Claro, podríamos argumentar que por medio de la reconciliación, del diálogo y de la transformación pacífica deberíamos lavar nuestras ropas sucias en casa.

La verdad es que la Revolución Bolivariana es internacional, ya es una Internacional; sólo así todavía puede sobrevivir.

No hay nada personal, doméstico o privado en la revolución mundial y en la emancipación global. El magnicidio del Presidente Chávez y una guerra civil sangrienta son los horribles objetivos de la contrarrevolución y tocan realmente a todos aquellos que apoyan a la Revolución Bolivariana tanto a nivel nacional como internacional. También sus vidas están en juego. Muchos de nosotros recibimos a diario perversos insultos e incluso amenazas de muerte.

Bajo tales circunstancias la Revolución Bolivariana urgentemente tiene que poner en marcha oficialmente la ‘Quinta y Última Internacional’ en nombre de todos nuestros revolucionarios marxistas y socialistas, comenzando con Ché Guevara y Fidel Castro, para superar al ‘Cuarto Imperio’, la ‘Cuarta República’ e incluso la ‘Cuarta Internacional’.

Las fuerzas contrarrevolucionarias dentro del movimiento bolivariano ganan impulso cada hora que pasa e infiltran muchos sectores estratégicos importantes en todos los ámbitos de la vida pública; probablemente anidan o tienen su yacija de víboras secreta cerca de Miraflores, incluso en las FAN o en algunos ministerios. Esconden ante nuestros ojos muchas verdades sobre ciertos eventos y realidades venezolanas, incluso tratan de ocultarlos ante el Presidente Chávez mismo. Por cierto, ya no puede estar en contacto con su pueblo, con su base popular tan íntimamente como antes y no puede reunirse con ellos sin precauciones, como resultado de las permanentes amenazas de magnicidio y también por las estrictas medidas de seguridad. No obstante, todo esto no puede parar el avance militante del Presidente venezolano Hugo Chávez Frías.

Por causa de la profundización de la revolución, esas cosas hay que decirlas, hay que revisarlas y rectificarlas por parte de todos los revolucionarios bolivarianos.

Además, hay muchos analistas auténticos en Venezuela que sospechan que pueden haber más ‘contrarrevolucionarios’ en la nueva Asamblea Nacional que seguidores revolucionarios leales a Chávez que favorecen un proceso revolucionario permanente.

Si esto es verdad o no, sólo nos dirá el futuro inmediato; el año próximo, en las elecciones presidenciales los verdaderos actos de algunos miembros individuales de la Asamblea Nacional revelarán la verdad desnuda.

Sabemos que hay que realizar algunos cambios fundamentales en la Constitución y que hay que legislar ciertas leyes importantes para que el proceso social en Venezuela mantenga su estado revolucionario. De lo contrario caerá en las garras imperialistas del reformismo, de la evolución, del ‘desarrollismo democrático’ y de las ‘alianzas entre el trabajo y el capital’. Por eso la nueva Asamblea Nacional jugará un papel central en la defensa de la revolución.

De todos modos, las conspiraciones electorales, los golpes institucionales y la deslegitimación de los órganos democráticos venezolanos continúan y se instalaron aquí para quedarse.

Lo qué es muy obvio es que con alta velocidad está emergiendo en Venezuela una nueva clase social político económica, y no es precisamente una clase revolucionaria, trabajadora o proletaria. Es diferente de aquellas clases obsoletas representadas por Acción Democrática y COPEI en el Estado pasado. Históricamente éstas no pueden ni van a volver más nunca.

Sin embargo, esta nueva clase en Venezuela no se forma de manera tradicional capitalista. En la Europa feudalista e industrial temprana, nacieron las diferentes clases sociales como resultado de la acumulación primitiva del capital. En la Sudáfrica del Apartheid las respectivas clases sociales se generaron por medio de leyes racistas o decretos fascistas.

En la Sudáfrica del post-Apartheid, dentro de pocos años fue creado una clase dominante parásita negra, como resultado de un robo y saqueo económico despiadado, producto de la subasta al imperialismo internacional. Los millones de trabajadores negros siguen viviendo en pobreza y miseria, igual que antes bajo el Apartheid fascista. De la Revolución Sudafricana, de hecho, de toda la Revolución Africana queda muy poco; el gigante africano, el Prometeo negro tiene que romper las cadenas de sus propios traidores negros, romper las rocas del neoliberalismo y en solidaridad con el ‘Tercer Mundo’ entero unirse a las fuerzas globales internacionales emancipatorias de la libertad.

Finalmente, como ya dijimos antes, el socialismo desde arriba (y ‘arriba’ siempre implica relaciones divinas de amo y esclavo) nunca funcionó en ninguna parte, de hecho, tal caricatura ni siquiera merece el nombre ‘socialismo’.

Antes de que Vasco da Gama llegó a África y Asia, antes de que Cristóbal Colón vino a saquear a América y el Caribe, todos sabíamos muy bien de lo qué pudiera haber sido el socialismo, entonces ¿cómo es posible que casi todos nosotros, incluso algunos camaradas cubanos hemos olvidado todo sobre él?

¿Sabemos que los africanos estaban aquí en nuestro continente americano, nos visitaron y discutieron el socialismo siglos antes de la llegada de Colón? Colón conocía este dato, incluso utilizó los mapas africanos para llegar hasta aquí. Si hay alguien que todavía no sabe esto, debe urgentemente consultar el historiador Ivan van Sertima o el The New African de Londres.

Así que ¿qué pasó con nuestra memoria histórica y con nuestras almas? ¿Con quién y con qué firmamos un pacto diabólico ya para medio milenio?

Original en Inglés: “No wonder that so many of us fear socialism, fear to be identified as socialists”
URL: http://www.vheadline.com/readnews.asp?id=47463


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Franz J. T. Lee


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