El artículo escrito por Dieterich, publicado por Aporrea y hasta estos momentos leído por más de 28.000 personas, constituye una pieza bien estudiada. Su autor no dio puntada sin dedal.

El escenario que propone Dieterich a Maduro es: corres o corres. Si Maduro no se apura, su condición de candidato le sería arrebatada por Diosdado o por los militares electos en las gobernaciónes, los cuales abrirían sus ojos a una realidad que Dieterich ilumina con creyones brillantes.

Dieterich tiene una única verdad, su verdad, cual es, la imposibilidad de Chávez de continuar porque para él Chávez ya está muerto. Diosdado al exponer la posibilidad de toma de posesión el 10 de enero, estaría, según Dieterich, dando tiempo para alcanzar proponerse como candidato por “usurpación”.

Así que la perla publicada está llena de aristas y es una matriz de opinión ponzoñosa metida por la puerta grande, que desde ya servirá a unos y otros para profetizar siniestramente.

En dicho artículo:

- Se inocula a los lectores hasta el fondo veneno contra Diosdado, con el propósito de poder montar los escenarios que se sugieren.

-Se espolea a Maduro, con la esperanza de ocasionar alguna reacción.

-Se alerta a los militares electos como gobernadores, para buscar se sientan fuertes como grupos en escenarios futuros.

-Se ataca nuevamente al socialismo del proceso, como paradigma inviable.

-Se indica que hay escritores a sueldo en Miraflores, y otras perlas menos importantes para este análisis.

Dieterich, nos lanza esta bofetada, pero se expresa de Chávez como el “amigo camarada y revolucionario”, le llama “gran prócer de la Patria Grande”. Una idea acá otra allá, que nos hace reflexionar profundamente sobre los elementos que se irán haciendo visibles con el pasar del tiempo. Qué le preocupa tanto de Diosdado, que no expone directamente, nadie va a creer eso de la similitud con el candidato de la derecha. Qué le afectó tanto de la actuación de Diosdado ante Henry Falcón, ahora sabemos con claridad quién es éste y cómo estaba agazapado en nuestras filas, Diosdado lo vio clarito, explotó lo que no podía seguir escondiéndose. Dudas y preguntas.

Chávez no está muerto, ni física ni políticamente como lo ve Dieterich. Diosdado lo ve y lo quiere vivo, igual lo siente y expresa Maduro; ambos tienen y deben esperar la toma de posesión ahora o más tarde, no están desconociendo a Chávez, deben esperar por Chávez o que se defina la situación.

Para Dieterich es fácil ver a Chávez muerto o decretarlo incapacitado y hacer ejecutar ya, lo que él llama con sarcasmo el testamento. No explica cómo se haría esto, con Chávez consciente y en recuperación eso sí que sería una usurpación flagrante, así que en este caso, es el mismísimo Chávez quien puede decidir salir del escenario. Nadie está en su cabeza, no sabemos sus pensamientos.

Para Maduro y Diosdado el asunto no puede ser visto como lo ve Dieterich, ejecutar un acto como el que este señor aconseja sería deslealtad, asalto, incumplimiento del marco legal y actuar con simplismo. Este escenario que hoy vive la patria es casi el de una gran tragedia en la cual los personajes son colocados en situaciones humanas complejas y en ambientes llenos de incertidumbre y fragilidad. Dios ilumine a Diosdado y a Maduro y les mantenga fuertes y sólidos en sus principios y en su gallardía.

Dieterich logra su objetivo con este artículo: acusar a Diosdado, y ponerlo como lo peor. Intenta eliminarlo del escenario, levanta un muñeco de paja y lo tira al ruedo mediático: más elementos para la confrontación y el resquemor. A este individuo le importa un bledo el proceso y la revolución de los cuales ha hablado y habla horrores. Tampoco le interesa Maduro ni sus posibilidades, ni le preocupa que Diosdado desconozca nada, simplemente opina y quisiera que sus profecías se cumplieran, prefiere otra salida política distinta a la que se vive, que según expresó hace algún tiempo es una humilde choza, una caricatura de las ideas marxistas.

Qué le podrían interesar a esta persona hechos y detalles como los que se viven en el país. Por qué expone, en este momento tan sensible, este conjunto de acusaciones contra el proceso y sus autores. Un artículo escrito con profunda mala fe: el autor pretende, en este artículo ser un gran analista, no lo refleja; a la vez quiere dejar de ser un charlatán que si lo refleja. Estas son las dos condiciones que hacen posible esa mala fe, no es mentira lo que dice, es Mala Fe.

Dieterich debe tener una finalidad muy bien calculada. El tiempo la develará y no seguirá escudado en una pretendida fachada objetiva científica y una autoridad con toga y birrete.