Marx, el socialismo y la opinión pública (III)

En el caso de Marx, en lo relativo a la opinión pública, él estableció una visión original de la realidad socioeconómica y estudió sus características históricas desde la perspectiva del proletariado.

El término actualizado de proletario, contrario a privado de propiedades, corresponde al obrero o trabajador asalariado, mujer y hombre, sea manual o intelectual o de ambas cualidades (que los hay, y buenos, dispersos en las empresas, industrias y fábricas nacionales y trasnacionales que hay en el país); el trabajador del campo, el marino y el urbano; obrero, empleado, desempleado, estudiante, docente, profesional, artista, artesano. Entre el abanico social de los desposeídos, los oprimidos, los explotados, los pobres o trabajadores con conciencia de clase dentro de la dinámica histórica.

Para Marx sólo los estamentos sociales en ascenso adquieren la auténtica visión objetiva de la realidad histórico-social y las clases en descenso poseen alguna percepción ideológica y una falsa conciencia conveniente a su declinación. De tal manera, para Marx, cuando la burguesía se ubica en el poder, pierde su conciencia acerca de la interpretación de la realidad que posee la clase en progreso, el proletariado.

En esta posición la opinión pública se divide en dos fracciones antagónicas: la opinión pública ideal (Idealismo) propia de la burguesía y la opinión pública del proletariado, la clase trabajadora, que es objetiva, práctica y dialéctica (Materialismo histórico). Por ende la opinión pública es uno de los espacios ideológicos y culturales donde se desencadena la confrontación de clases. 

De hecho la condición objetiva y de verdad constituye un producto de clase. Porque la propiedad de los medios de producción, así, como de los medios masivos de comunicación, pone en manos del grupo dominante –la burguesía- la elaboración de ideas y la facultad de oprimir a quienes no pueden acceder al usufructo de los medios de producción.

Para Marx (1) la clase opresora conduce a la opinión pública para que parezca, y la hace ver, como la creencia de los oprimidos y hacia donde ellos se inclinan.  Este manejo se ejecuta mediante los medios masivos de comunicación, con el objeto de crear el espejismo siguiente: que los argumentos de los desposeídos o pobres, son los mismos que los de sus opresores o la alta burguesía imperialista.

En el proyecto de Marx la opinión pública del Socialismo es un elemento útil para el crecimiento, la formación, la internalización de los valores de la conciencia socialista y por supuesto elemento sensibilizador del proletariado. Es decir que los trabajadores, o el poder popular, al tomar posesión de los instrumentos de producción empiezan a empoderarse, conquistan el control del Estado y crean a su voluntad la superestructura conveniente al interés progresista del pueblo.

Pero, ¿qué es la superestructura? Marx indica que es el conglomerado de instituciones jurídicas y políticas, junto a las diversas configuraciones de la conciencia: sean religiosas, artísticas y filosóficas (factores culturales), que pertenecen a cada modo de producción (socialista o capitalista) y están determinadas por estos modelos.

Lo cual advierte que sin revolución cultural, de la conciencia y de la concepción de la realidad, no habrá revolución posible. Empero, la cultura hecha y gestionada por las personas creadoras y los intelectuales orgánicos pertenecientes a la clase trabajadora; el pueblo consciente de su rol socializante.  

En seguida, de forma transparente lo describió Marx (2): “Entonces se abre una era de revolución social. El cambio que se ha producido en la base económica trastorna más o menos lenta o rápidamente toda la colosal superestructura. Al considerar tales trastornos importa siempre distinguir entre el trastorno material de las condiciones económicas de producción -que se debe comprobar fielmente con ayuda de las ciencias físicas y naturales- y las formas jurídicas, políticas, religiosas, artísticas o filosóficas; en una palabra, las formas ideológicas, bajo las cuales los hombres adquieren conciencia de este conflicto y lo resuelven”.

No obstante, el marxismo no es el programa de un partido político, como lo quieren presentar los guardianes burgueses, los intelectuales y académicos del neoliberalismo, para neutralizar la liberación de la conciencia de las trabajadoras y de los trabajadores. En sí se trata del método científico de los oprimidos, del pueblo (Marx era un filósofo del pueblo) y para el pueblo, crítico, objetivo y dialéctico, para construir el Socialismo en la primera fase. Marx lo diseñó, desde la experiencia de la espoliación del proletariado, para el análisis económico, social, cultural, político y de los demás ingredientes que involucra la cruda realidad del Capitalismo en el estamento explotado.

   (1) Marx, Karl. Prefacio. En: Contribución a la crítica de la economía política, Alberto Corazón, Madrid  1970, p. 37-38.

 (2) …………… On the freedom of the press. En: Letters of Engels and Marx, Mayo 5 de 1841.


vazquez_chavez@hotmail.com



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