Cuando quiero llorar no lloro

Tomo prestado el nombre de una novela de nuestro gran escritor: Miguel Otero Silva, para poder expresar lo que ha continuación quiero decir. Cuando veo al presidente Chávez muy feliz al lado de uno de los principales enemigos de nuestra revolución como lo es el presidente colombiano: siento ganas de llorar, pero no lloro. Cuando lo veo estrechándole las manos a unos de los principales golpistas que tumbaron a Zelaya y actual presidente de Honduras: Porfirio Lobo, de quién había dicho antes que Venezuela jamás volvería a tener relaciones con ese pais, mientras el (Lobo) fuése su presidente. Ahora, lo escucho anunciando que Venezuela (O sea él) está haciendo todo lo posible para que Honduras pase de nuevo a formar parte de la inefable O.E.A. Repito: cuando veo a un Chávez que habla pá lante y patras, siento ganas de llorar, pero no lloro. Igualmente: cuando vi, el descomunal piquete de policías y guardias nacionales que pusieron para impedir la llegada de los trabajadores a la AN, de nuevo sentí ganas de llorar, pero no llore.

Cuando escucho que el presidente no va a tomar en cuenta para nada la tabla salarial propuesta por el partido comunista y UNETE y que solo va a aumentar el salario mínimo (el cual ya se lo tragó la inflación del 2010) siento ganas de llorar, pero no lloro. Cuando veo a ministros y ministras aceptando chantajes de los estudiantes ultraderechistas y de rectores y rectoras de universidades golpistas además de enfermeras (os) asesorados por los dos anteriores: de nuevo me dan ganas llorar, pero no lloro. Cuando noto que todas las demandas de las clases trabajadoras estan siendo bloqueadas tanto por la escurridiza ministra del trabajo como por Giordani y Menéndez, las inmensas ganas que siento por llorar, las aguanto y no lloro. Cuando veo el miserable sueldo que ganan los docentes (quienes debieran de ser los preferidos del estado) y digo miserable (si no pregúntenles a cualquier maestro) es por que un docente no merece ser tratado así. En gran parte la baja calidad de educación que observamos en nuestras escuelas y liceos, se debe a esa situación, que hace que los maestros se sientan desmotivados y olvidados. Por eso siento ganas de llorar por los docentes, pero no lloro.

Si usted mira, escucha o lee la postura laigth reformista de los que manejan los medios de comunicación (VTV. TVES, Correo del Orinoco, diario Ciudad Caracas, todos en manos de la pequeña burguesía) encargados de defender al gobierno y a la revolución y siente ganas de llorar, haga como yo: no llore, ya vendrán tiempos mejores. Si usted, sabe, conoce o se entera de que los quinta columnas y reformistas, controlan gran parte de los poderes del estado, me imagino que si no llora es de vaina, le aconsejo que no lo haga: aguante y piénse en el mañana. Si los especuladores, acaparadores y saboteadores siguen haciendo de las suyas. Si usted al fin se dió cuenta de que nuestro salario mínimo es el más bajo de latino américa. Si usted es uno de los afectados de los estafadores inmobiliarios (como un hijo mío). Si usted al fín comprendió que la impunidad es la causa principal de la inseguridad y la corrupción. Si usted que es revolucionario (después de un sencillo analisis) notó que el gobierno está tratando de hacer una revolución sin tomar en cuenta a la clase trabajadora para nada y que trata de llegar al socialismo con más capitalismo, entonces amigo mío, si siente ganas de llorar de verdad, no llore. ¡Aguántese!, ya que no nos queda otra que ayudar a Chávez ( a pesar de sus errores y titubeos) a empujar este carro tan pesado que es la revolución, para ver si el imperio, los escualidos y los cañoneros de adentro, la dejan llegar a su destino.


aponwuao@hotmail.com


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Nelson Jesús Lanz Fuentes


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